La noche del 10: los secretos de un mega show a la medida de Diego Maradona
Cuando el 17 de octubre de 2021 se festejen los 70 años del nacimiento de la televisión argentina y la celebración se convierta en excusa para recordar algunos hitos fundamentales, seguramente La Noche del 10 conformará uno de los capítulos ineludibles de esa historia. Es que también como host televisivo, Diego Armando Maradona escribió páginas estelares a lo largo de tan solo trece semanas, las suficientes para dejar una huella imborrable, como en todo lo que él emprendía. El programa aún es recordado, desde ya por la figura del astro mundial fallecido el miércoles pasado, pero también por su nivel de producción, a la altura de las más importantes galas de la televisión europea.
El programa, que se estrenó el lunes 15 de agosto de 2005 por eltrece, mostró a un Maradona espléndido, lúcido, con buena salud. Era un Diego atravesando uno de sus mejores momentos de su vida, luego de la sonada intervención quirúrgica en la que, meses antes, le habían colocado un bypass gástrico en un prestigioso centro de salud de Colombia.
"Nunca un ciclo de la televisión argentina tuvo tanta repercusión en el mundo. A quince años de su estreno no ha sido olvidado, dejó huella y le aportó historia al medio. Es que lo que él tocaba, brillaba y cambiaba", reflexiona Coco Fernández, quien fue uno de los productores generales del programa y es, desde hace años, el gerente de Producción de Artear y eltrece y director Artístico de las señales de entretenimientos de Artear.
"Todo lo que pasaba era una anécdota. Cada lunes nos preguntábamos si Diego estaría bien, con ánimo, y si el programa podría salir al aire normalmente", recuerda Vanesa Bafaro, jefa de Prensa y Comunicación de eltrece y quien manejaba la comunicación del programa a nivel internacional. Nunca tuvieron que suspender: Diego estaba enamorado de su propio programa. En algunas emisiones, la audiencia fue tal que el termómetro del rating llegó a superar los 40 puntos.
El debut
El lunes 15 de agosto, en el prime time, Maradona apareció en escena para jugar un nuevo campeonato. Se cumplía así, un objetivo trazado no mucho tiempo atrás por Adrián Suar, máximo responsable de los destinos del canal. El estreno fue la coronación a semanas ilusionadas y a momentos ríspidos que presagiaban el naufragio del posible nuevo tanque de las pantallas argentinas y de buena parte del mundo.
"El primer paso fue el trabajo de Adrián buscando convencer a Diego. Habíamos tenido un mal año y necesitábamos poner en el aire algo fuerte para revertir la tendencia. Diego estaba muy bien, así que Adrián, acompañado por Pablo Codevilla, fue a encontrarse con él para seducirlo con la idea", recuerda Coco Fernández. Las autoridades de eltrece y el futbolista se pusieron de acuerdo con menos vueltas de las esperadas. A Diego lo entusiasmaba la idea y también a Claudia Villafañe, de quien ya estaba separado, y a sus hijas Dalma y Gianinna. El programa se comenzó a armar solo un mes antes de la salida al aire. Trabajó todo el canal a destajo para poder llegar a tiempo con las necesidades de semejante estreno.
Sin embargo, el diablo casi mete la cola y hace naufragar el proyecto. El domingo 14 de agosto de 2005, Villafañe le anunció a Suar que Maradona no haría el programa. Diego en estado puro con sus famosas idas y vueltas. El ídolo, asustado ante el nuevo desafío, había dado marcha atrás faltando solo 24 horas para el estreno del programa.
Desesperados, Suar y Codevilla se dirigieron a la casa de los padres del ídolo en Villa Devoto, donde sabían que estaba hospedado el "arrepentido". Tocaron timbre, pero nadie salió, y hasta les cerraron las persianas de las ventanas en las narices. Al mejor estilo guardia periodística, se quedaron apostados dentro del automóvil hasta que, horas después, salió Diego por una puerta lateral y a paso vivo para no ser interceptado. Finalmente, todo volvió a su cauce y la sangre no llegó al río. Al día siguiente fue el primero en arribar a los estudios desde donde saldría su programa. "Claudia estaba pegada a él, era Diego en otro cuerpo. También estaban cerca Dalma y Gianinna", recuerda Bafaro. "Claudia era parte de la producción", agrega Fernández.
En los primeros minutos del primer episodio, Luciano Pereyra, Los Nocheros, Alejandro Lerner, Vicentico, Bahiano, Fabiana Cantilo y Airbag cantaron "La mano de Dios", aquel himno, popularizado por Rodrigo Bueno, que tan bien refleja la esencia del ídolo y el amor que todo un pueblo sentía, siente, por él. Inmediatamente apareció el astro ocupando su lugar en el show.
En La noche del 10 todos los invitados fueron de renombre, pero la primera visita debía ser realmente impactante. En las reuniones de producción se barajaban los más diversos candidatos, siempre buscando el impacto y poder sacar partido de la charla con el conductor. Desde ya, Diego daba el visto bueno y sugería personajes con los que tenía buen feeling. Cuando alguien propuesto no era de su agrado, no dudaba en vetar la sugerencia. El programa solo fue visitado por celebridades con las que Diego se sintió a gusto.
Qué invitado puede estar a la altura del mejor jugador del mundo. Indudablemente, Edson Arantes do Nascimento, Pelé, era uno de los pocos que cumplía los requisitos. Se disputaba la perfección futbolística con Maradona y cada tanto se enmarañaban en alguna polémica al mejor estilo farandulesco. "¿Cómo llego a Pelé?, me preguntaba. Finalmente, me contacté con Guillermo Bassignani, quien había sido manager de él", explica Fernández. Bassignani sospechaba que la idea no era buena, dado que el vínculo entre los divos del fútbol no era el mejor, así que le propuso al productor viajar a Brasil para acercarle la propuesta a Pelé de manera personal.
Fernández recuerda que "era complejo porque el programa aún no había salido al aire y había que explicarle lo que queríamos de manera abstracta. Nos jugamos todo. Cuando nos reunimos, Pelé dudaba, no sabía en qué estado estaba Diego. Así que le propuse llamarlo por teléfono para que él mismo constatara la lucidez de su viejo contrincante. Lo llamo, pongo el altavoz, y le digo: 'Hola Diego, al lado mío está Pelé, te está escuchando'. Y Diego, que compraba a cualquiera, le dijo: 'Hola, Negro querido, ¿cómo estás? Te espero en el programa, ¿vas a venir?'. Ahí mismo cerramos la entrevista con Pelé".
Pelé no cobró honorarios por participar del show, solo se le cubrieron los gastos que le ocasionó el traslado al país. Pero sí se firmó un contrato para que la visita a Buenos Aires y su participación en televisión no interfirieran con las marcas que él representaba, ni en los negocios en los que estaba contratado; su presencia en eltrece no podía entorpecer ningún acuerdo que él ya tuviese arreglado.
Aquella charla fue un duelo de titanes. Pelé recordó cuando los jugadores de Brasil, antes de Argentina-Brasil en Italia ´90, habían bebido un bidón con aguas contaminadas. Diego, pícaro, eludió el tema.
Anfitrión
Así como sucedió con Pelé en el estreno, cada programa contaba con invitados de lujo que podían participar en conversaciones corales o, si la estelaridad era máxima, en la entrevista one on one. Charly García, Marcelo Tinelli, Mercedes Sosa, José Meolans, Gabriela Sabatini y Susana Giménez fueron algunas de las personalidades argentinas que pisaron el set.
Mirtha Legrand, fiel a su dominio de los tiempos televisivos, se "adueñó" del programa. Ingresó con la famosa música de sus almuerzos sonando, recorrió el estudio tomada del brazo de Diego, sonrió al público y hasta se detuvo a saludar a Don Diego y Doña Tota, los padres del futbolista.
La noche del 10 se emitía en vivo desde los estudios Central Park, que el productor Raúl Lecouna tenía en la localidad de Martínez, hoy propiedad de Fox. Hasta allí llegaba, cada lunes, un verdadero seleccionado, con Diego nunca mejor utilizado el término, de figuras invitadas de primerísima línea.
Raffaella Carrá fue una de las estrellas internacionales que, gracias al programa, el público pudo volver a disfrutar de manera cercana. Cuando la estrella italiana cantó "Fiesta", el estudio explotó y Diego se lució bailando con la inspiradora del vernáculo Hola Susana. O Raffaella no tenía buen retorno o había olvidado el timing del playback porque, por momentos, el syncro no era el mejor. No importaba.
"Fue un desafío pensar en las figuras que iban a ser entrevistadas en el mano a mano con Diego", explica Coco Fernández. Algunas de esas estrellas se atrevían al famoso "fútbol-tenis", uno de los pasatiempos del show. Uno de los invitados que Diego había pedido especialmente fue Roberto Gómez Bolaños. Maradona era fanático de Chespirito y ordenó taxativamente a la producción que cumpliese con su deseo. "Diego era más fan de Chespirito que el propio Chespirito", sostiene con humor Fernández.
"Los famosos invitados hacían cola para visitarlo en el camarín y él cumplía con todos, a pesar de haber terminado un programa en vivo. Se sacaba fotos y no dejaba a nadie sin dedicarle un momento", recuerda Bafaro.
Era conocida su costumbre de utilizar dos relojes: uno de ellos marcaba la hora del lugar del mundo en el que estuviese y el otro, la de Argentina. Esto le permitía no molestar a su familia en horarios insólitos y perturbarles el descanso. La noche en la que un jovencito Lionel Messi visitó el programa, aunque aún no tenía el rango para participar de la entrevista individual con el conductor, Diego tuvo un gesto especial con él: "Cuando terminó el vivo, Diego lo llamó para conversar a solas en el camarín. Allí le enumeró algunos de los errores que había cometido en su propia carrera, de alguna forma para alertarlo a Lionel sobre los deslices o pasos en falsos que se pueden dar. Ellos sabrán sobre qué hablaron exactamente. Cuando Messi estaba por despedirse, Diego le regaló los dos relojes blancos que llevaba puestos", recuerda Fernández. Esos relojes que el astro ofreció al joven sucesor eran nada menos que marca Cartier.
"La Claudia"
Sin dudas, Claudia Villafañe fue una mujer leal que apuntaló siempre a Diego desde lo humano y, además, desde los aspectos laborales. A pesar de estar ya separados, ella integró el equipo de producción del programa convirtiéndose en una gran interlocutora que sabía qué pretendía lograr Diego con su nueva aventura.
"Su recuperación física y mental hizo que se diera cuenta todo lo que Claudia y las hijas habían dado por él. Como Diego ya no estaba con Claudia, durante todos los programas intentó recuperarla. Diego se daba cuenta de lo que había hecho mal, por eso se encargó de seducirla nuevamente. Durante el ciclo le hizo una canción, le escribió una carta, le grabó un tema, quería volver", rememora Fernández. Ese deseo de reconstruir su hogar hizo que se mantuviera cauto ante la presencia de mujeres hermosas que visitaban el set ya sea como invitadas -como en el caso de María Grazia Cuccinota-, o como público para ocupar alguna de las tribunas.
La casa de Dios
Diseñada por Edgardo Bonelli, la escenografía recreaba la atmósfera de un estadio de fútbol mixturada con las posibilidades del show. En tres espacios diferentes se ubicaba el público que podía disfrutar el espectáculo de manera privilegiada. Los Maradona tenían un lugar reservado en la platea ocupado por los padres, hermanos y familiares más cercanos. "Cada semana, tenía una lista de 500 personas que querían ver el programa, pero al estudio solo podían entrar 50", recuerda Bafaro, aún hoy asombrada por su propia proeza de contener fanatismos y aguantarse los enojos de los que no eran convidados a atravesar la puerta del estudio.
Bafaro, quien también es la responsable de la oficina de prensa de Polka desde hace años, fue la encargada de organizar la rueda de prensa con la que se presentó el programa: "Aquella conferencia se hizo en una carpa que se montó en el estacionamiento de los estudios. Acreditamos a 450 periodistas de todo el mundo, había hasta representantes de los medios de China y Japón. A cada uno se les regaló una caja con una pelota de fútbol con la firma de Diego".
Además de Suar, Codevilla y Fernández, responsables de la producción general, el experimentado Gonzalo Mozes tuvo a su cargo la producción ejecutiva. "Los cuatro estábamos detrás de Diego", reconoce Fernández. Luego de cada emisión, todo el equipo organizaba una salida para aliviar las lógicas tensiones de semejante show en vivo: "Diego estaba feliz. Nos íbamos a comer y nos fascinaba con las anécdotas que contaba. Nos reíamos mucho, la pasamos muy bien". Aquella fue una gran etapa de Maradona, estable, sana y exitosa.
"Trabajar con Diego implicaba una adrenalina enorme, pero él sabía qué quería y qué no, y te lo hacía saber a su manera. Así que, en un punto, hasta era fácil. Si se enojaba por algo se le pasaba en dos minutos", reconoce Bafaro. Solo algo podría desvelar a Diego y hacerlo perder la serenidad: la falta de habanos que había pedido tener a mano cada vez que llegaba a su camarín. "A veces, la casa que nos traía los habanos se demoraba. Así que Diego se enojaba y decía que no iba a hacer la reunión de producción. Se sentía cómodo con los habanos, era como un fetiche. Más allá de eso, enojos hubo muy pocos", rememora Fernández.
Cuando el programa estaba en el aire, Pablo Codevilla no se despegaba del conductor, era uno de los encargados de indicarle el paso a paso cuando el tally de la cámara se encendía. Además, Sergio Goycochea, que lo secundaba en la conducción, se había convertido en un sostén para sobrellevar cualquier imprevisto. "Habla muy bien de Maradona que, en un rubro donde era un debutante, se entregase a los que tenían experiencia. No se la creía. Era el uno en el fútbol, pero se entregó a los que sabían de televisión", elogia Bafaro. El esfuerzo fue reconocido por Aptra otorgándole un premio Martín Fierro al programa.
Telón
La noche del 10 tuvo una última emisión imponente. Esta vez, el espacio escogido fue el estadio Luna Park de Buenos Aires. Era el momento de despedir a lo grande un ciclo que había significado el debut como conductor de Diego Armando Maradona. Un programa que se había desafiado a sí mismo sin ponerse techo creativo alguno.
Aquel lunes 7 de noviembre de 2005, el marco monumental del Luna Park y la visita de Mike Tyson prometían una gala inolvidable. Así fue. Habían pasado los mejores invitados que un ciclo de entrevistas podía tener. "Pensábamos delirios y los cumplíamos: festejarle el cumpleaños en la cancha de Boca o subirlo a un helicóptero. Podíamos concretar casi todo lo que soñábamos", reconoce Fernández. Tal había sido el despliegue de producción que hasta el propio Maradona ya se había entrevistado a sí mismo, en un montaje de varias horas en el que el ídolo hasta reflexionó sobre el consumo de drogas.
Y así como 24 horas antes del debut, 13 semanas atrás, Diego amagó con no estrenar su rol de animador, antes de la última emisión fue el invitado el que mantuvo en zozobra a la producción. "En realidad, me imaginaba un cuadrilátero con Diego, Pelé, Cassius Clay y Tyson, pero no pudo ser. Pelé no podía volver al país por temas de agenda y Cassius no estaba bien de salud", recuerda Fernández, quien fue el responsable de vincularse con Tyson. "Terminé hablando con la exmujer, a la que Mike le debía dinero y por eso mantenía un vínculo algo fluido, y también ubiqué al manager. El acuerdo se cerró la semana anterior a la transmisión desde el Luna Park".
"Todo estaba organizado para que Tyson viajase un viernes, pudiese llegar el sábado a Buenos Aires y tuviese tiempo de descanso para presentarse el lunes en el programa. Pero, en la escala en Nueva York, en lugar de encontrarse con su manager que llegaba de Las Vegas y subir al vuelo con él, Mike prefirió visitar a un amigo. Cuando el propio manager me cuenta la situación, tuve que, rápidamente, conseguir pasajes para el día siguiente. Finalmente, llegó a Ezeiza el mismo día del programa. Fue un susto porque nosotros ya teníamos la promoción al aire y avisos de dos páginas en los diarios que decían: 'Maradona - Tyson en el Luna Park'", dice Fernández. Cuando el boxeador le dio la mano a Maradona, Diego lo atajó: "Tranquilo Mike", haciendo referencia al poder físico del invitado. Cuando la charla terminó, Tyson se llevó a upa al diminuto Maradona. Antes habían compartido lecciones de box y jugado un breve "cabeza".
Aquella emisión fue despampanante. Estuvieron La Bersuit, Los Ratones Paranoicos y Los Piojos ubicados en tres escenarios diferentes. Diego aprovechó el gran final para presentar la segunda parte de su entrevista con Fidel Castro.
"Adrián Suar decía que cada programa era una película. Era cierto, generaba la atención de un estreno semanal. Los periodistas del mundo esperaban el material que les enviábamos ni bien terminaba cada vivo. Me llegaban 1500 fotos que, junto con mi equipo, debíamos organizar para separar las que nos interesaban difundir. Terminábamos a las cinco o seis de la mañana del día siguiente. El último día en el Luna, estaba en el camarín con Diego y, en determinado momento, me mira y me dice: 'Sos la única que no me pidió una foto'. Así que aprovechamos y posamos juntos", recuerda emocionada Bafaro. Su anécdota no solo habla de su bajo perfil sino también de la capacidad de observación del ídolo.
"Como sabíamos que lo iban a ver en el mundo entero, nuestro desafío era lograr que el programa estuviese siempre a la altura del conductor. Diego sacaba la mejor parte de cada uno, como cuando era capitán de un equipo. Un líder, con él se alineaban los planetas. Antes del aire chocábamos las manos atrás de la escenografía y yo notaba que él salía como a ganar el Mundial. El programa significó la vuelta de todo lo bueno en la vida de Diego", concluye Fernández, con la voz entrecortada por la añoranza y el dolor del reciente fallecimiento del ídolo.
eltrece emitirá "Diego eterno", un especial con los mejores momentos de La noche del 10 este sábado, a las 19.30
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