La historia de V: Invasión extraterrestre, contada por su creador: el mensaje antifascista oculto, la tragedia que golpeó al set y el abrupto final
Escrita, producida y dirigida por Kenneth Johnson, esta serie de culto cambió la historia de la televisión estadounidense
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Pocas series tuvieron el impacto de V: Invasión extraterrestre, que desde este miércoles 5 está disponible en HBO Max. Incluso 40 años después, esta historia sigue viva en el recuerdo de muchos fanáticos, incluso en esas nuevas generaciones que la descubrieron a través del tiempo. Escrita, producida y dirigida por Kenneth Johnson, esta trama de ciencia ficción (emitida de 1983 a 1985) se vio en más de 33 millones de hogares y se ha convertido en una verdadera serie de culto que cambió la televisión a nivel mundial.
Su popularidad dio vida a una segunda miniserie, a un programa semanal y, décadas más tarde, a una remake, en 2009. Es que la propuesta era sumamente atractiva: invasores en monos rojos, gafas oscuras y gorras de béisbol que se escondían detrás de un discurso de paz y un rostro humano pero que, en realidad, eran extraterrestres que buscaban la supremacía total. Como parte de la resistencia estaban el periodista Michael Donovan y Julie, una bióloga molecular, quiénes se enfrentaban a la villana Diana; comandante suprema de los visitantes que, a pesar de esto, supo ganarse la admiración de los espectadores. Sin embargo, su creador pretendía que el drama de ciencia ficción fuera más que un mero escapismo. Para él, era una advertencia.
“Me puse a pensar, Dios, ¿cómo se sentiría la gente común si de repente hubiera un cambio radical en nuestra vida que cambiara todo, si de repente un híperpoder nos invadiera, al igual que los nazis invadieron Europa?”, reflexiona Johnson mientras da cuenta del verdadero mensaje oculto que quería transmitir a través de esta trama y de sus personajes, “reptilianos disfrazados de humanos para engañarnos”. “He recibido correos electrónicos a lo largo de los años y cartas de personas que dicen: ‘¡Oh, lo entendiste! Vos sabés que hay lagartijas entre nosotros’”, cuenta el director sobre aquellos que tienen la creencia de que una alegoría política inquietantemente profética realmente controla el mundo.
El título guardaba dos significados: V representaba a los Visitantes, esos que aparecen prometiendo avances médicos, nuevas tecnologías asombrosas y paz para nuestro tiempo. También significaba “victoria”, el grito de batalla de la rebelión que se forma cuando los recién llegados se revelan como depredadores. A medida que crece su poder, los alienígenas reúnen a los resistentes, que se convierten en su nueva fuente de alimento favorita.
La serie causó tanta repercusión que hoy en día aún se pueden ver algunos invasores de traje rojo entre los cosplayers de las distintas convenciones. Sin embargo, es probable que pocos sepan el verdadero trasfondo de V y su origen. Es que su creador la pensó como una parábola antifascista pura, un relato sobre el nazismo ascendiendo al poder en los Estados Unidos y una resistencia que lo combatía.
El principio de todo
A principios de la década del 80, Kenneth Johnson era uno de los principales productores de televisión en Hollywood. En su haber se encontraban títulos como El hombre nuclear, La mujer biónica y la serie de Marvel El increíble Hulk. Su legado y la novela distópica de 1935 de Sinclair Lewis It Can’t Happen Here fueron suficientes para dar el siguiente paso y crear V: Invasión Extraterrestre. En el libro de Lewis, Estados Unidos es destrozado por un extravagante político fanfarrón que utiliza el miedo y las promesas vacías a la clase trabajadora para ganar las elecciones antes de consolidar su poder, destrozando las tradiciones de gobierno, violando las leyes que lo limitan y avivando la paranoia y la división. Johnson se inspiró en esta idea aunque con un pequeño camuflaje: ese político corrupto estaba escondido en estos seres de otro planeta que buscaban conquistar el mundo.
Una NBC perdiendo audiencia fue la situación perfecta para que el productor vea plasmada su idea en un formato audiovisual. “No sé si los norteamericanos tendrán fascismo”, habría dicho Brandon Tartikoff, el presidente de esta cadena de entretenimiento ni bien leyó el proyecto. A lo que Johnson inmediatamente respondió: “Bueno, no es un concepto complicado. Te ponés una camisa marrón, te afeitás la cabeza y le das una paliza a alguien”. Sin embargo, poco convencido, el empresario pidió hacer algunos cambios: “¿No podría ser una fuerza externa? ¿Como los soviéticos o los chinos?”, recuerda el director que le dijo.
Un ejecutivo de programación también presente en dicha reunión fue el que finalmente tuvo la gran idea: “Un joven llamado Jeff Sagansky estaba sentado en la esquina y dijo: ‘¿Qué hay de los extraterrestres, Kenny?’”, recuerda Johnson que en un principio se negaba a ir en esa dirección.
“Me levanté, me acerqué a la ventana y dije: ‘Imagínense pequeñas naves espaciales zumbando arriba y abajo de Burbank Boulevard. Extraterrestres que dicen que vienen en son de paz’”, explicó el ejecutivo Tartikoff intentando convencer a su creador.
“Me asusté. No quería que me encasillaran tanto como el chico de la ciencia ficción”, recuerda Johnson quién salió de esa reunión sin dar una respuesta. “Fui a casa esa noche y me di cuenta de que Jeff tenía una idea realmente brillante. V siempre trató sobre cómo las personas individuales reaccionan ante el poder. Algunos adularán, como hicieron los franceses de Vichy con los nazis, y otros tratarán de mantener la cabeza gacha. Los héroes dicen: ‘Se está abusando de este poder y tenemos que contraatacar’”, revela quién finalmente triunfó con la idea de este ejecutivo que con el tiempo se convirtió en presidente de CBS Entertainment y luego en copresidente de Sony Pictures.
Así fue como Johnson reescribió su guión centrándose en una invasión extraterrestre y V obtuvo luz verde. Mientras la cadena NBC se comprometió a transmitirla, Warner Bros. fue la encargada de producirla. “Desde el día en que Brandon leyó el guion hasta el día en que dije: ‘¡Acción!’, pasaron dos semanas y media”, dice Johnson sobre esta serie que contó con un gran elenco y un gran presupuesto.
Una trama con un mensaje oculto
Una joven estudiante de medicina llamada Juliet Parrish (que pasa de trabajar en un laboratorio a liderar una revolución), un camarógrafo de televisión llamado Mike Donovan (cuya cámara captura la verdadera naturaleza de los Visitantes) y una villana despiadada conocida como Diana (que tiene la tarea de aplastar silenciosamente a la resistencia) son los protagonistas de esta historia que en cuestión de semanas supo ganarse el corazón de los espectadores.
Mientras que los rebeldes se fortalecen de las personas marginadas de la sociedad como inmigrantes, ancianos y forajidos, aquellos con un estatus más establecido aceptan a regañadientes los cambios graduales de los Visitantes. Así como hubo algunos humanos que colaboraron con los extraterrestres, también hubo algunos extraterrestres “buenos” que se volvieron contra la invasión, como fue el caso de Willie, el Visitante cómico de buen corazón que no quería lastimar a nadie interpretado por Robert Englund.
El papel de Juliet Parrish fue interpretado por Faye Grant. Su personaje trabajó en un laboratorio de investigación bioquímica antes de convertirse en el líder ad hoc de una rebelión. Dado que los científicos pueden exponer la verdadera naturaleza de los extraterrestres de aspecto humano, son el primer grupo vilipendiado por los Visitantes. En busca de inspiración, la actriz de 25 años se acercó a Marie-Madeleine Fourcade, que tenía 30 años cuando dirigió una red de espionaje durante la ocupación nazi de Francia, canalizando información sobre las actividades alemanas a las fuerzas aliadas. “Ella vivía en París en ese momento. Era anciana y le costó un esfuerzo hablar”, recuerda Grant que finalmente terminó comunicándose por carta. “Quería saber qué mueve a una persona a hacer algo así. Estaba casada y tenía hijos y era la persona con menos probabilidades de unirse a la clandestinidad y convertirse en líder”, confiesa.
El otro protagonista de V, el periodista televisivo, se inspiró en el editor de periódico convertido en revolucionario en No puede suceder aquí. Johnson contrató a Marc Singer, de 34 años, estrella de la película de espada y brujería Beastmaster, para interpretar a Donovan, quien es atacado y obligado a esconderse después de capturar imágenes del verdadero plan de los extraterrestres. “Creo que esa es la cualidad del heroísmo que más le interesaba a Kenny: el ciudadano común que de repente descubrió que su moralidad y su ética estaban tensas”, dice Singer.
El papel extraterrestre clave fue el de la seductora y letal Diana, y Jane Badler, una joven de 28 años fue elegida para interpretarla. “Yo no tenía nada de humanidad. La mayoría de las personas en algún lugar tienen una chispa de bondad, una chispa de compasión, pero con Diana, no importa qué tan profundo llegaste, no estaba allí”, revela quien a pesar de su maldad logró ganarse el cariño del público.
Una sola audición fue suficiente para que Badler se quedara con el papel. “Recibí una nota que decía: ‘No te vayas de la ciudad’. Lo siguiente que supe fue que me estaban colocando una prótesis grande”, recuerda sobre esta cabeza que se construyó alrededor de una mandíbula mecánica para que Diana pudiera devorar a un gran roedor vivo. El equipo de efectos especiales también utilizó un dispositivo inflable alrededor del cuello de la actriz para crear una serie de protuberancias, simulando el viaje de la criatura peluda por la garganta de Diana. “Ahora, por supuesto, lo miramos y decimos: ‘Oh, dame un respiro’. Pero en ese momento, la gente estaba tan asustada de eso. Vieron esa gran cabeza falsa comiéndose esa rata y realmente pensaron que era yo”, dice, entre risas.
La tragedia que golpeó al set
Todo marchaba sobre ruedas cuando una tragedia golpeó al set. “Cuatro semanas después de empezar a rodar, una de mis protagonistas femeninas fue asesinada”, dice Johnson en referencia a la actriz Dominique Dunne que, según las noticias de la época, había muerto luego de permanecer durante cinco días en coma. Su exnovio era el principal sospechoso.
La joven, que apenas tenía 22 años, fue estrangulada en la puerta de su casa en West Hollywood el 30 de octubre de 1982, durante una discusión con su exnovio, John Thomas Sweeney, un chef que en ese momento trabajaba en uno de los restaurantes de moda de la zona. Después de un largo juicio, el acusado fue condenado por homicidio voluntario y agresión menor y después de tres años y siete meses fue puesto en libertad condicional.
El elenco, que se había vuelto muy cercano a la víctima, se mostró muy conmocionado ante semejante pérdida. “Ella era mi amiga. Le dije: ‘Vas a ser una gran estrella de cine’. Ella estaba profundamente dotada. Quiero decir, puedes verlo ahí en la pantalla. Sabes instantáneamente cuándo alguien lo tiene”, dijo Grant, que visitó a su amiga y colega en el hospital. Por su parte, el creador y director de la serie optó por colgar una foto de la estrella en su oficina para recordarla todas las mañanas. “Había mucha gente llorando y apoyándose unos a otros. Fue como perder a uno de tus hijos, sin previo aviso. Y todos fuimos golpeados por eso”, confiesa Johnson sobre cómo fue tener que dar la noticia de su muerte en medio de un rodaje.
David Packer (quien en la serie interpretaba a Daniel, un chico problemático que idolatra a los Visitantes) se vio envuelto en la tragedia como testigo. Ese día, el actor había estado en la casa de Dunne luego de ir a comer con ella, motivo por el cual se convirtió en un testigo clave en el juicio por asesinato. Tras testificar que Sweeney llegó a los gritos esa noche, el actor quiso irse para que la expareja pueda hablar a solas, pero Dunne se negó así que permaneció en la casa mientras afuera sucedía lo peor. “Quiero señalar que era un niño, era una persona muy joven cuando eso sucedió. Y estaba asustado. Y eso es realmente todo lo que puedo decir al respecto”, dijo el joven que por aquel entonces tenía apenas 19 años.
Tras contar que ni bien escuchó gritos y ruido de “golpes o caídas” llamó a la policía. El actor relató (durante su paso por la corte) que al salir de la casa en ayuda de su amiga encontró a Sweeney arrodillado sobre Dunne, quien yacía inconsciente en la entrada de la casa de un vecino. Si bien Packer no fue acusado de ningún delito, enfrentó el desprecio público de quienes sentían que debería haber hecho más.
Blair Tefkin fue la encargada de ocupar el papel que dejó vacante la muerte de Dunne. “Alguien tenía que hacerlo. Pero definitivamente fue difícil. Normalmente estarías muy emocionado y feliz de tener un papel, pero fue una experiencia diferente”, recuerda la actriz que en ese momento tenía 22 años sobre cómo fue sumarse a la serie. “Tuvimos el problema físico de tener que regresar y volver a filmar escenas con una actriz nueva, que tuvo que asumir el papel que había estado interpretando una persona querida”, explica Johnson sobre por qué se alargó el rodaje.
Paradójicamente, su Robin es uno de los personajes más brillantes de V, una chica efervescente que solo anhela que las cosas vuelvan a la normalidad cuando su vida da un vuelco. “Realmente no pensé lo que ella simbolizaba. Estaba pensando más en ello desde el punto de vista de una especie de adolescente egoísta. Su vida y el mundo se están desmoronando. Le interesan los chicos y los que le gustan y tiene una visión de túnel”, dice Tefkin.
Cambio de director y abrupto final
A pesar del éxito de la serie, el elevado presupuesto que Johnson utilizó incomodó a los ejecutivos de Warner Bros. La secuela que era un hecho y que ya tenía nombre (V: The Final Battle) no contó con su dirección ni aporte creativo. “‘Kenny, no queremos que dirijas nada de la secuela. Tememos que no dirijas la secuela tan rápido y barato como queremos que se haga’”, fue el llamado que recibió y que lo dejó afuera de su propio proyecto.
Sus súplicas a NBC para que interviniera no llegaron a ninguna parte. “Llamé a Brandon, por supuesto y me dijo: ‘Quiero hacerlo, pero la cadena no me deja entrometerme en los asuntos internos de Warner’”. Sin él, los actores tampoco querían hacerlo pero por contrato estaban obligados a continuar. “Creo que cambió fundamentalmente la naturaleza del programa. Se subestimó la política general en comparación con los elementos más aventureros y de acción de la historia. Lo sentimos de inmediato”, dice Singer.
Johnson tampoco participó en la remake de ABC de 2009 que tuvo una duración un poco más larga que su predecesora de los años 80, con 22 episodios en dos temporadas. Badler y Singer fueron los únicos que quedaron de la versión original, aunque interpretaron personajes diferentes. Sin embargo, el impacto no fue el mismo. Hoy, con 80 años, su creador espera recuperar la esencia de la historia con una serie de películas, convencido de que los temas que aborda son más relevantes que nunca.
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