Desde hace 55 años, Mirtha Legrand usa el mobiliario como centro de la escena, pero ahora todos los sábados el leit motiv aparece en los programas de Andy Kusnetzoff y Alejandro Fantino
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La mesa de los argentinos ha sido por décadas el lugar ideal para el encuentro familiar. En tiempos de grieta, es éste el ámbito elegido para los debates, y más en momentos de elecciones. La televisión no es la excepción; grandes formatos se desarrollaron y fueron muy exitosos alrededor de una mesa.
Como ejemplo, basta ver la vuelta de Mirtha Legrand a la TV en su temporada número 55. De aquel Almorzando con las estrellas, idea de Alejandro Romay, allá por junio de 1968, donde los invitados fueron Duilio Marzio, Alberto Migré, Leopoldo Torre Nilsson y Beatriz Guido, a la mesa actual con los candidatos presidenciales, la Chiqui es la reina madre de este género. Por aquel entonces, la conductora dudaba si el público iba a ver a un grupo de gente comer en televisión, cinco décadas después por la mesa de Mirtha pasaron presidentes, artistas, periodistas, figuras internacionales y cuanto personaje fuera de interés.
Quien supo aprovechar como pocos la mesa fue Gerardo Sofovich, que con Polémica en el bar plasmó en la pantalla chica dos pasiones de los argentinos: el debate con amigos y el café. Este formato que nació como un segmento de Operación Ja Ja en 1963, se convirtió en programa propio en 1972 y hasta el día de hoy sigue al aire, ahora conducido por Marcela Tinayre en la pantalla de América. Con 60 puntos de rating y un elenco de grandes figuras, como Juan Carlos Altavista, Adolfo García Grau, Javier Portales, Fidel Pintos, Rolo Puente, Mario Sánchez y Jorge Porcel, con Alberto Irízar y Vicente La Russa detrás de la barra, cada uno de sus integrantes personificaba algo del ser argentino.
Allá por los años 60, todos los domingos, los Campanelli se sentaban a la mesa para decir que no había nada más lindo que la familia unida: formato ideal donde la ficción se cruzaba con la realidad. Con ratings altísimos, el programa se convirtió en un ícono de la tele de aquel tiempo al punto que los actores tardaron años en despegarse de los personajes, ya que la gente en la calle los identificaba como tales. Comenzó como un sketch dentro de La Feria de la Alegría y a los pocos meses se convirtió en un unitario que se extendió entre 1969 y 1972. El libreto siempre incluía situaciones comunes de la vida de los argentinos de clase media de aquellos tiempos.
En 1969 comenzó en Canal 11, el programa periodístico de más rating en la historia de la TV: Tiempo nuevo. Todos los martes a las 22hs Bernardo Neustadt le hablaba a “Doña Rosa” sobre el acontecer del país. Todo dirigente popular que se preciara de tal, pasaba por la mesa del periodista que le pedía a su público, para evitar el zapping, que no lo dejaran solo. Con picos de 30 puntos de rating Neustadt, durante décadas, realizó todos los debates y fue muy cuestionado por su estilo. El ciclo, que concluyó en 1997, se dio el lujo de celebrar la reelección con Carlos Menem en vivo desde los estudios de la calle Pavón. En su último programa en América, en el que midió 3.1 puntos, el periodista se despidió argumentando que no se sentía cómodo en una televisión en la que “para hacer rating, hay que bajarse los pantalones”. Más tarde llegó Hora clave con Mariano Grondona, otro ciclo que supo tener sus mesas polémicas en canal 9.
El domingo 8 de mayo de 1991 a las 13hs debutó La familia Benvenuto, en el Telefe de Gustavo Yankelevich. El programa encabezado por Guillermo Francella supo marcar altos niveles de audiencia en un tiempo donde no había programas en vivo a esa hora. Con Los Campanelli como formato inspirador, en esta versión, también se incluían temas de actualidad y se sumaban figuras invitadas. El ciclo llegó a su fin en 1995, siempre con muy buenos números.
Bajo presupuesto
En la actualidad, la mesa gira alrededor de los paneles. En una televisión de bajo presupuesto, la fórmula que funciona es la de un grupo de personas, con suerte entre ellos algunos periodistas, que debaten con “autoridad” temas tan disimiles como la marcha de la economía, la salud de Wanda Nara, o el “YateGate” por el que Martín Insaurralde está en el ojo de la tormenta.
Pero la verdadera batalla por seducir a la audiencia se da los sábados. La semana pasada, cuando volvió a la televisión, reafirmando que la leyenda continúa, Mirtha Legrand fue clara y le habló a sus competidores. Con una fuerte indirecta a Andy Kusnetzoff y a Alejandro Fantino, la diva de los almuerzos plantó bandera: “¡No copien más mi programa, por favor! ¡No lo copien! ¡Bah! ¡Cópienlo si quieren! Pero ella es la única… y modesta también”, dijo, en el inicio de la temporada 55.
Y es que los sábados por la noche, las mesas de la TV se sacan chispas. Desde hace siete temporadas, Andy Kusnetzoff lleva adelante con mucho éxito PH, Podemos hablar, un ciclo en el que cinco invitados realizan confesiones en el punto de encuentro pero que después todo concluye sentados a la mesa para cenar. Lo mismo pasa con La última cena, el programa que debutó hace tres semanas en la pantalla de canal Nueve con Alejandro Fantino. Seis invitados comiendo y conversando sobre temas de actualidad y cuestiones de la vida más privada.
A simple vista parecen lo mismo pero no lo son: Fantino es el que más tiene que demostrar. Si bien se hizo famoso por sus mano a mano en Animales sueltos, formato que replica ahora en el Nueve por donde ya pasaron Javier Milei y Carlos Tévez, entre otros. El conductor es el recién llegado a la contienda de los sábados y debe seducir a un público que está polarizado entre Telefe y eltrece.
PH comenzó este año a mediados de septiembre, ya que su conductor no estaba tan convencido de volver con una séptima temporada. Desde hace tiempo, el ciclo de Telefe dejó de incluir políticos en sus mesas, quizás por los chisporroteos que hubo, sumado a los tiempos de crisis que corren. Un poco preso del formato en el que los famosos tienen que confesar algo trágico o traumático, Andy prefería retomar el ciclo en 2024, con otro aire.
Y finalmente está Mirtha, la dueña de la pelota, la pionera, la que está más allá de todo. Este año debutó con picos de 12 puntos de rating con la pareja del momento sentada a su “mezasa”. Javier Milei y Fátima Florez le contaron a la diva todos los detalles de su relación amorosa y ella se dio el lujo de decirles que eran “raros”. De la misma manera que le preguntó al matrimonio Kirchner si se venía el zurdaje en 2003 o le reclamó a Mauricio Macri, cuando era presidente, estar fuera de la realidad. También le dedicó una mesa a Patricia Bullrich y a Sergio Massa -este último en edición dominical, previo a la edición dominical de PPT con Jorge Lanata-.
En esta nueva guerra de mesas de la pantalla chica, cada quien da lo mejor de sí para atraer a una audiencia escasa. Lo cierto es que los sábados a la noche, con tanta propuesta y menús para todos los gustos, gana el televidente.
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