La final de Gran Hermano por dentro: reencuentros apasionados, discusiones acaloradas y un invitado inesperado
Tras casi siete meses de competencia, el padre de todos los realities llegó a su fin; LA NACIÓN estuvo en el detrás de escena de esta última gala, donde Bautista se coronó como el gran ganador
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El misterio llegó a su fin. Tras casi siete meses de competencia, la casa más famosa del país cerró sus puertas. Bautista Mascia fue el último hermanito en apagar la luz, consagrándose como el gran ganador de esta undécima edición de Gran Hermano con el 56,2 % de los votos. Atrás quedaron Emmanuel Vich con el 43,8% y Nicolás Grosman, que ocupó el tercer lugar obteniendo sólo el 2% de la votación.
En una noche inolvidable, que alcanzó picos de 20,9 puntos de rating, LA NACION se trasladó hasta los estudios de Telefe, en Martínez, para vivir esta gala final por dentro, en donde no faltó ningún condimento: hubo emoción, reencuentros apasionados, enojos y un invitado inesperado.
Una previa a pura adrenalina
Domingo 7 de julio, 21, Martínez. El barrio está revolucionado. Calles cortadas, gradas en la vereda y una blue carpet -por donde desfilarán los grandes protagonistas de este año- dan cuenta de que la cuenta regresiva terminó. La gran final de Gran Hermano 2024 está a punto de empezar y nadie quiere perdérsela. Con carteles, banderas y mucho cotillón, los fanáticos de los tres candidatos esperan desde temprano para apoyar a sus ídolos, sacarse una foto con ellos o, simplemente, verlos pasar. “Iconic, Emma Vich. Te amamos, Chivilcoy”, dice una cartulina con los colores de la bandera de la diversidad y la foto del candidato de “Furia” en el centro. “¡Va a ganar Bauti!”, advierte una fanática del otro bando; desatando un ida y vuelta de cánticos interminable.
Robertito Funes Ugarte y Lucila “La Tora” Villar son los anfitriones de esta inmensa pasarela que, de a poco, va recibiendo uno a uno a los hermanitos de este año. Mientras que la mayoría de los hombres eligió vestir de traje y moño, las mujeres apostaron por vestidos largos, donde los brillos y los tajos profundos fueron los grandes protagonistas de la velada.
Mientras tanto, en el interior del estudio se ultiman los detalles de un programa en vivo. La tribuna, gran protagonista de este reality, está llena. Amigos, familiares y algunos fanáticos que tuvieron acceso a esta gran noche empiezan a encender la temperatura con cánticos, gritos y aplausos en pos de su favorito.
Remeras negras con el nombre de “Nico” en blanco fue el dresscode que eligió el núcleo más íntimo del modelo de Ramos Mejía para hacerse ver entre la multitud. La familia de Bautista optó por algo similar, pero en color verde y con la leyenda “Team Bauti”, además de sumar algunos globos como parte del cotillón. Como era de esperarse, para apoyar al candidato más “iconic” del reality, sus seguidores lucieron vinchas floreadas y prendas con mucho glitter.
Los cánticos se transforman en gritos cada vez que una cara conocida ingresa al estudio. El primero en llegar fue Gastón Trezeguet, que inmediatamente se sienta en su lugar aunque aún falten veinte minutos para el arranque. Quien le sigue los pasos es Eliana Guercio, aunque la panelista debe hacerlo muy despacio y con ayuda de sus muletas, tras la fractura que sufrió meses atrás cuando fue a la cancha a alentar a su marido. Inmediatamente se escucha una ovación, pero no es para ella. Es que detrás viene su esposo, Sergio “Chiquito” Romero, un invitado que nadie esperaba y que desata un sinfín de aplausos, gritos y pedidos de selfies. “Chiquito, gracias por todo lo que hacés por Boca”, le dice un fanático de estos colores, arrancándole una sonrisa al deportista. El asedio es tan grande que el futbolista abandona el lugar que tenía reservado en una miniplatea al lado de su mujer para ver el programa desde un costado.
“Hoy es el final de un show, de un entretenimiento que, además, permite reflexionar sobre lo que pasa. Esa es la gran ventaja de este formato que es un hibrido”, le dice Ceferino Reato a LA NACIÓN durante la previa. Tras asegurar que este año la pasó muy bien, el periodista analizó su trabajo en el panel. “Un analista tiene que tener una cierta imparcialidad. Yo soy periodista y trato de serlo en todos los lugares. Aunque es verdad que no es un panel para los matices”, reconoce sobre las críticas que muchas veces generan sus comentarios entre los televidentes y sus compañeros.
El resto llega sobre la hora y, por supuesto, que los exGH son los más aplaudidos. Juli Poggio corre varias veces hasta la platea en busca de algún cartel, obsequio o beso que tienen para darle. Big Ari responde con su gracia característica a la euforia de las fans que le piden una foto mientras que Alfa deambula por el estudio, saludando a técnicos y productores con su habitual bandana negra en la cabeza. Los hermanitos de esta edición no se quedan atrás. Mientras que Licha y Alan son los que coleccionan más suspiros, las chicas aprovechan la impactante escenografía con luces de neón para postear sus looks en las redes. En otro extremo, Martín “El Chino” Ku se sorprende por el aluvión de fans que quieren una foto con él. “Es impresionante esta final. Estoy muy contento y todo el cariño de la gente es impresionante, así que disfrutándolo”, le dice a LA NACIÓN mientras intenta cumplir con cada uno de los pedidos.
“Venimos en cinco”, grita una voz en off haciendo que todos corran a sus lugares para recibirlo a él: el gran conductor de este programa que, noche tras noche, supo imprimirle su propio sello a este formato internacional que es éxito en todo el mundo. Así, a las 22.35, y como si fuera un rockstar, aparece Santiago del Moro para chocarse la cámara y por última vez (al menos hasta la próxima edición) gritar: “Buenas noches, esto es Gran Hermano”.
Reencuentros apasionados
Como en cada temporada de Gran Hermano, este año no faltaron las historias de amor. Esas que, en esta edición, hasta se coronaron con una boda ficticia dentro de la casa. Mientras que Bautista se enamoró de Denisse González, Nico tuvo sus momentos de intimidad con Florencia Regidor en el sauna del jardín. Ellos se prometieron esperarse y así ocurrió.
Los primeros en cumplir esta promesa fueron Nico y Flor. Después de saludar a su familia y sus amigos durante un largo rato, el más jovencito de la competencia fue directo a besar a su chica; quien desde que Del Moro anunció su nombre lo esperaba ansiosa. El apasionado beso fue inmediatamente interrumpido por “El Chino” que saltó a abrazar a su “bro”, demostrándole cuánto lo extrañaba. Dispuestos a no separarse nunca más, Flor cambió su asiento y disfrutó del resto de la gala junto a su “ganador”.
La exhermanita no fue la única que contaba los días para verlo. Su familia también confesó la alegría que sintió al volver a abrazar a este estudiante de marketing y coach de fitness. “Fue muy emocionante todo, nos lloramos todo. Fue increíble volverlo a ver después de tanto tiempo y tocarlo. Lo vi muy sorprendido, muy impactado y emocionado. No entendía nada”, confesó su tío Francisco a la salida del canal.
El otro gran reencuentro ocurrió minutos después cuando el campeón de esta edición 2024 entró en el estudio. Los primeros en recibirlo fueron “los bro” que esperaban su entrada triunfal abrazados. Después de celebrar junto a ellos, Bautista buscó a Denisse y no dudó en besarla frente a todos. La pareja permaneció pegada durante un largo rato, aún después de que las cámaras se apagaran, bajo la mirada y el aplauso de todos sus compañeros.
Emma también tuvo su recibimiento. Mientras que su entrada al estudio (con el tema “Soy” de Lali Espósito) fue icónico, su reencuentro con “Furia” fue uno de los más emotivos. El peluquero corrió a abrazar a su amiga (esa que durante todos estos días movilizó a su fandom para que votara por él) y la revoleó en el aire; mostrando un eterno agradecimiento por el apoyo tanto dentro como fuera de la casa.
Pero no sólo los participantes tuvieron gestos cómplices y románticos a lo largo de esta última gala. Eliana Guercio y su marido, Sergio Romero, también protagonizaron varios momentos que enternecieron a todos los presentes. El primero fue durante el corte cuando el arquero se acercó hasta el lugar donde estaba su mujer y la besó varias veces. Al terminar el programa, volvió a buscarla para ayudarla con sus muletas y ella volvió a agradecerle con un tierno piquito. Una vez más, “Chiquito” se convirtió en el favorito de la platea.
El enojo de “Furia”
A lo largo de todo el reality, Juliana “Furia” Scaglione despertó amores y odios. Ya sea por su juego, por su carácter o sus looks transgresores, la participante supo estar en boca de todos, tanto dentro como fuera de la casa. Como si fuera la gran estrella de la noche, la más rebelde de la competencia fue la última en aparecer por la alfombra azul y, antes de saludar a sus fanáticos, tomó el micrófono e hizo una de sus performances. “Estoy con una emoción única, con muchas ganas de que gane Emma. Vivir todo esto es una locura, y me quedo con el cariño de la gente, me quieren muchísimo y valoro mucho todo esto”, le dijo a Funes Ugarte antes de saludar a sus “furiosos”.
En el estudio la cosa no cambió demasiado. Sentada entre “El Chino” y Darío Martínez Corti, Juliana hacía un corazón con sus manos cada vez que alguien gritaba su nombre o se paraba y agitaba sus brazos cuando escuchaba frases como “Furia es leyenda”; como si se tratara realmente de la gran ganadora de la noche.
Sin embargo, su “buen humor” cambió repentinamente minutos antes de que Santiago Del Moro anunciara al ganador. Mientras el conductor hacía algunos anuncios publicitarios, la participante intentó pararse e irse del estudio, pero inmediatamente fue frenada por uno de los productores. Fiel a su estilo, “Furia” no quiso acatar la orden y comenzó a discutir acaloradamente con el hombre. Mientras que sus compañeros miraban un tanto desconcertados, otro integrante de la productora se acercó para calmarla. Si bien la participante accedió al pedido de los trabajadores, la discusión siguió en el corte. Su humor empeoró cuando la escribana entró con el sobre y descubrió que su candidato había sido superado por Bautista.
Sin embargo, ya no quedaba tiempo para nada más. Las cámaras se apagaban y tres productores interrumpían el pogo que se generó en el centro del estudio para llevarse a los tres finalistas; esos que tendrán que refugiarse en un hotel para hacer la resocialización de a poco. El resto siguió la noche en un salón de Olivos para despedir con broche de oro estos 209 días que, sin dudas, quedarán grabados en la historia de todos los GH.
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