La apuesta que se retiró antes
Hoy termina Entre caníbles, en la mitad del tiempo que preveía tenerla al aire Telefe
En marzo último, Entre caníbales era la apuesta más firme que tenía Telefe para meterse en el bolsillo las mediciones de audiencia del horario central de la televisión abierta local y afianzar su liderazgo en las tablas de rating generales. Se habían gastado unos dos millones de dólares en adquirir el equipamiento técnico con que se realizó la tira . El director que tuvo asignado encabezar el proyecto fue nada menos que Juan José Campanella y los roles protagónicos eran defendidos por un trío de confianza: Natalia Oreiro, Joaquín Furriel y Benjamín Vicuña. La calidad de la oferta que iba a durar 120 episodios era indiscutible. Dos semanas, luego del estreno a mediados de mayo, bastaron para que todas estas garantías de éxito se diluyeran en el aire. En su debut tuvo un rating aceptable de 14,4 puntos. Pero ya ese día, Las mil y una noches -la novela turca de El Trece- que defendió su primer puesto con un promedio de 22 puntos y MasterChef, con 16,7 puntos, relegaron la nueva telenovela a un tercer puesto entre los ciclos más vistos del día. Dos episodios más tarde, Entre caníbales promediaba solamente 7,5 puntos y desde entonces vio siempre desde lejos los dos dígitos de rating.
"El que pega primero pega dos veces", sostiene una máxima de la sabiduría popular y cuando salió a pegar el nuevo programa ya había en pantalla varios peso pesados pegando fuerte y afianzados en el centro del ring. Sobre todo desde el verano la telenovela turca, y ShowMatch, que si bien había salido a la arena un par de semanas antes ya había desplegado todos sus trucos de seducción con los que embelesa a su público temporada tras temporada. Ésta es una de las primeras razones para tratar de explicar por qué el público miró para otro lado cuando Telefe puso sobre las mesa las fichas a las que creía ganadoras. Después, claro, también se puede decir que fue porque era una historia muy oscura, o porque Oreiro estaba en un personaje que no le sienta, o porque el relato no era dinámico, o porque al tema de la corrupción política ya cansa en los programas periodísticos que resulta insoportable tener que verlo también en una ficción. Vaya uno a saber.
La realidad es que las autoridades de Telefe tomaron medidas enseguida y decidieron podar la historia a la mitad. Con una situación que en un plan de ciento veinte episodios probablemente sería un importante giro en la trama -el hecho de que quien se creía que era el bueno de la historia se convierte en el villano y el malo asume el rol heroico- esta noche la tira terminará en su entrega número sesenta. Por ahora, en lo que queda del año, el canal de las esferas de colores le pondrá fichas a su diferentes propuestas de entretenimiento que le dan buenos frutos y a Historia de un clan que, en su debut la semana última, tuvo un promisorio recibimiento en la aceptación del público y de la crítica.
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