La 1-5/18: las mujeres del barrio se enfrentan con los narcos
A pesar de que su tío y su familia lo quieren lejos de ahí, Lorenzo vuelve al barrio mientras Bruno descubre un viejo recuerdo de su padre que lo acerca a la verdad sobre su historia
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Los protagonistas de La 1-5/18 tienen varios problemas que resolver, pero lejos de solucionarlos en el programa de este martes sumaron nuevos inconvenientes. El presente del padre Lorenzo (Esteban Lamothe) lo encuentra muy lejos del barrio, en la secretaría del arzobispado. Hasta allí van a verlo su madre (Nora Cárpena) y su hermano Coty (Rodrigo Pedreira). Los dos están felices con este nuevo destino, pero por distintas razones: su madre está feliz de que ahora va a poder visitarlo y su hermano porque ya no será un escollo para sus negocios sucios.
Chacho (Maxi Ghione), a su vez, llega a su casa con un gatito, pero Lola (Agustina Cherri) no quiere que se lo quede porque su hijo Cristian (Eliam Pico) es alérgico. En ese momento, llega Nito (Oscar “Coto” Fernández) para llevarle el dinero de un trabajo que acababan de hacer. Desde afuera, Jonathan (Lucas Demario) y Alan (Agustín Sosa) ven la situación y más tarde atacan a Chacho por detrás para robarle.
Quien lo encuentra, inconsciente en la calle, es Vivi (Leticia Brédice), y él le cuenta que estaba yendo hacia su casa para regalarle el gatito. Más tarde, Rogelio (Yayo Guridi) usaría esa información para maltratarlo, una vez más, para sentirse poderoso.
Sin embargo, el reinado de Rogelio tanto dentro de su hogar como en el barrio está tambaleando, a pesar de su astucia para tapar todos sus chanchullos. A pesar de sus intentos de mantener a Mili (Nina Spinetta) alejada de Vivi, su joven amante sigue presionándolo para que le cuente a su esposa que está esperando un hijo junto a ella y le da un plazo para que abandone su casa.
Gina (Ángela Leiva), en tanto, se encarga de atender a Don Luis (Patricio Contreras), y le cuenta que está contenta con que Bruno (Gonzalo Heredia) finalmente haya decidido quedarse. Más tarde, mientras hacen orden en la cocina, Bruno encuentra un viejo pasaje a Río Negro, el lugar en el que él vivía con su madre.
Horas después encara a su padre y Luis le explica que ahorró peso sobre peso para comprar ese pasaje y que su deseo de ir a verlo ocasionó una fuerte pelea con su mujer. Sin embargo, decidió viajar pero la madre de Bruno le impidió que lo vea. Al conocer esta parte de la historia, Bruno se da cuenta de que su padre siempre quiso estar en contacto con él, y los dos se funden en un abrazo.
Francisca (Mavy Yunes) la llama a Rita (Lali González) y le dice que está contenta de que sea ella quien la reemplace en el trabajo mientras va a visitar a su madre a Catamarca. Además, le da una serie de consejos para que Renata (Bárbara Lombardo) no se enoje: no cocinar verduras “olorosas” ni darle dulces a Matías (Balthazar Murillo).
A pesar de que aceptó el trabajo -por la posibilidad de estar cerca de su hijo, aunque nadie de la familia sepa sobre ese vínculo- Rita debe tomar una decisión: hacerle caso a su marido, Lautaro (Nico García) que no quiere que trabaje para mantenerla controlada, o seguir su deseo y acercarse más a su hijo, al que abandonó recién nacido cuando era apenas una adolescente.
Si bien el comedor ya quedó remodelado, gracias al trabajo de la gente del barrio, Vivi, Emilia (Shirley Briceño), Lucy (Julieta Ruiz), Noelia (Leonor Manso) y Lola (Agustina Cherri) se encuentran con un nuevo problema: Wilson y sus hombres usaron el lugar para guardar droga y lo cerraron.
Lola le pide a Bruno que no se meta, pero él no quiere quedarse de brazos cruzados. Las cinco mujeres, a su vez, deciden ir al arzobispado a reclamar la presencia del padre Lorenzo. Como era de esperarse, el obispo Ciro (Arturo Bonín) intenta echarlas, pero ellas insisten en exponer la situación que viven en la 1-5/18 y exigen que Lorenzo vuelva a la parroquia del barrio para ayudarlas a sacar a los chicos de las calles.
Bruno decide ir al comedor y cuando logra romper el candado, aparece Wilson con su gente y lo rodean, apuntándole con sus armas. En ese momento, aparece Lorenzo junto a gente del barrio, pero no logran convencerlos de que se vayan. El que convence al maleante es Rogelio, quien lo amenaza, en privado, con dejar entrar al fiscal al barrio. Esta situación alerta al cura, que comienza a sospechar de las maniobras y los manejos del puntero.
Antes de volver al barrio, Lorenzo presentó su renuncia a la secretaría del arzobispado, pero su tío, Ciro, decide ir a buscarlo para comunicarle que no piensa aceptar que no cumpla con sus órdenes. La improvisada reunión termina en una fuerte discusión, pero el sacerdote sigue insistiendo que no piensa volver a abandonar a la gente de la 1-5/18.
Siguiendo con los planes de Coty y Miranda (Romina Gaetani), Lautaro le da a Jonathan la nueva droga para que la distribuya entre los chicos del barrio y saber, así, qué efecto tiene. Quien la prueba es Alan, y el efecto parece ser demoledor.
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