Jorge Lafauci: "No estaba preparado para ser mediático"
El periodista habló con Personajes.tv sobre su paso por "Bailando por un sueño" y cómo ve el ciclo ahora; además, aseguró que le gustaría volver a ser jurado del programa de Marcelo Tinelli
¿Cómo es ser famosísimo y, de repente, dejar de serlo? Jorge Lafauci reflexiona sobre su vida antes, durante y después de ser mediático. Sabe que su paso como jurado en "Bailando por un sueño" lo condenó públicamente a ponerle puntaje a todo. Pero no se queja. A pesar de su largo pasado como periodista gráfico, dice que el momento de mayor popularidad lo vivió cuando una vedette le escupió en la cara. Y ahora, lejos de los escándalos, sigue con su trabajo como cronista y es parte de Tu mejor sábado, el programa de Canal 9 donde… ¡es jurado! Pero en versión bajo perfil.
"Yo tengo cincuenta años de carrera en gráfica. Estuve en Editorial Abril, Editorial Atlántida Perfil. También en Televisa Argentina. Ahí trabajé hasta el año 2000. Fue la época de la gran crisis, entonces yo dije: "¿Qué hago de mi vida?". Ya estaba en una edad madura…"
-¿A qué llamás "edad madura"?
-Significa que ya tenés más de 50 años y ya llegaste al puesto de director. ¿De qué vas a trabajar después de eso?
-¡En la tele!
-Bueno, en todo ese tiempo nunca había podido hacer ni televisión ni radio, no me dejaban hacerlo.
-¿Quién no te dejaba?
-Las editoriales no dejaban hacer otra cosa a los directores que eran full time.
-¿Tenías ofrecimientos y tenías que decir que no?
-Habían surgido oportunidades que no podía hacer con continuidad. En el 98, tuve la propuesta de Yo Amo a la TV y Atlántida no me dio permiso. La editorial estaba asociada con Televisa y cuando se rompió esa sociedad, volvió a la carga el proyecto y ahí Televisa me dijo que si yo no ocupaba mis horas de director en un programa de televisión, podía hacerlo. Como era los viernes a la noche, decidí aceptar. Ahí fue mi debut en televisión, ya tardío, en el año 98, con Andrés Percivale, Guillermo Blanc -que era uno de los productores y que había trabajado mucho conmigo en la Editorial Abril-, Any Ventura y Guillermo Pardini. Los cuatro debutamos ahí y estuvimos como tres o cuatro años, con ese programa.
-¿Cómo te sentiste cuando empezaste a hacer televisión?
-Me encantó porque creí que la televisión era Yo Amo a la TV, y muchos creían que ese ciclo era un bálsamo. Claro, era una cosa maravillosa: lo preparábamos con tiempo, nos encontrábamos el viernes temprano, Carlos Rottenberg era el productor -maravilloso, uno de los mejores productores que tuve-, y cuando terminábamos el programa, nos llevaba a los mejores restaurantes. Hacíamos como un tour, desde Puerto Madero hasta Barrio Norte.
-Fue como entrar en un mundo maravilloso.
-Claro. Estuvimos dos años en canal 7 y dos años en América. Después hubo ciertas desinteligencias porque parece que Rottenberg no quería presencia de gente muy mediática en el programa y América le exigía eso. Entonces se terminó. Al mismo tiempo me había llamado Daniel Hadad para que hiciera un programa con Karin Cohen, en Radio 10. Justo ese año pasa todo esto de que cierra la revista y, a partir de ahí, mi vida se dedicó más que a lo gráfico, a la radio y a la televisión. En Radio 10, estoy desde el año 2000, pasé por varios horarios, muchos horarios... En este momento estoy los domingos, de 13 a 16.
-¿Te cambió en algo la televisión?
-La televisión te cambia bastante. Después de Yo amo a la TV, terminamos con Blanc en el programa de Georgina Barbarossa. Después hice Zap, que fue un programa bizarro conducido por Marcelo Polino, que tuvo bastante éxito. Yo estaba siempre con un libro. La censura lo cortó de alguna manera porque era muy fuerte para la época. Eran los cartoneros de la tele porque iban todos los mediáticos y ahí se hicieron estrellas. Y después, bueno, me llamó Tinelli para hacer de jurado. Ahí sí cambió mi vida.
-¿Mucho?
-Mucho. Porque de ser entrevistado, de ser un periodista que no estaba en televisión, pasé al otro lado.
-Pasaste a ser una figura.
-Sí, fue una cosa inmanejable.
-¿Por qué te llamó Marcelo Tinelli?
-Yo supongo que me convocó porque habíamos hecho unas cámaras sorpresa para ShowMatch con Yo amo a la TV, donde éramos cuatro periodistas y una invitada y pasaban cosas terribles. A ella le preguntaban cosas espantosas. Hicimos pocas, cinco o seis, qué sé yo, pero nunca salió al aire. Creo que por eso me convocó Tinelli.
-Integraste el primer jurado.
-En el 2006, éramos Laura Fidalgo, Zulma Faiad, Reina Reech y yo. Moria Casán no estaba. Ese fue el primero, que fue breve y que ganó Carmen Barbieri. En el segundo, estaban Fidalgo, Faiad, Barbieri -que había ganado- y yo. Y después, en el tercero, ya entró Moria con Sofovich, y yo quedé. Entonces, el tercero, el cuarto y el quinto fue con Moria, Sofovich, yo, y distintos jurados porque estuvo Reina Reech, Graciela Alfano...
-¿Hasta qué año estuviste?
-Hasta el 2009, después, bueno, terminó mi participación.
-¿Cómo te cambió la vida en ese momento?
-Para bien. A ver, todo tiene su pro y su contra. Me hicieron un personaje conocido, pero yo no estaba preparado para ser mediático. Eso me costó mucho. No me costó ir a los programas a hablar, lo que me costó asumir fue que cuando uno está en la televisión, te pueden querer o te pueden odiar. Es una versión muy relativa la que tiene la gente de vos.
-¿Cómo surgió ese personaje de jurado severo?
-Bueno, te cuento, en el momento en que voy a entrar en el "Bailando...", ese mismo día me encuentro con Tinelli haciendo una conferencia de prensa o algo así y me dice: "Mirá, a mí me gustaría que vos fueras un jurado más severo que los demás porque los otros van a poner 10 y qué sé yo". Entonces yo dije: "¿Qué hago? Voy a poner bajas notas, voy a poner cara larga y bueno, al fin y al cabo yo soy profesor.
-¿Profesor?
-Soy profesor de Letras, de la UBA. Ejercí poco al comienzo porque ya estaba metido en el periodismo, me recibí en el 73. Entonces me llaman y, esa noche, en el primer programa, yo empiezo a poner notas bajas. Nunca un 1, siempre de 2 para arriba, hasta 7. Yo decía "no me gusta por esto", empecé a apelar a mis conocimientos del espectáculo -yo era un estudioso del espectáculo mundial, de alguna manera- para comparar lo que veía con otros. Al poner esas notas bajas, vinieron los productores asustados diciendo "esa gente se va a querer ir" y Tinelli dijo "no, dejá, dejá porque está muy bien y están llamando mucho por teléfono, están estallando el teléfono". Y a partir de ese momento, quedé consagrado como el maléfico de la tele, el jurado malo.
-¿Te costaba eso o te salía naturalmente?
-No, no me costaba porque lo hacía como un personaje de profesor. Es decir, me costaba cuando había reacciones terribles de los participantes porque algunos participantes entraban en ese código y otros, no, se enojaban directamente.
-¿Te bancabas el enfrentamiento?
-Me lo bancaba, sí, me lo bancaba, en el programa sí. Lo que no me banqué mucho fue lo que se generaba alrededor. Que al otro día se armaran escándalos con respecto a estas cosas... Después de ver tanto espectáculo toda mi vida tenía ese criterio y sabía quién merecía una nota alta y quién merecía una nota baja porque de repente bailaba gente que era muy agradable, muy simpática como Gino Renni o como Jorge Martínez, pero no eran bailarines y eran troncos.
-En ese momento, era todo más estricto, se observaba más el baile que la previa, como se dice ahora.
-Sí, era más estricto. Lo que sí recuerdo es que las discusiones y los enfrentamientos eran entre el jurado y el participante, nunca entre los jurados cuando yo estuve.
-¿Te parece mal que se enfrenten los del jurado?
-No, son otras costumbres, tenés que adaptarte. Yo creo que la televisión crea sus propias reglas, que no tienen que ver ni con el cine, ni con el teatro, ni con la radio, ni nada. Tienen sus propias reglas, y dentro de esas reglas hay una temporada en la que hay enfrentamientos entre los jurados y, bueno, hay que bancarlo. De acuerdo al nivel de enfrentamiento, eh. No es lo mismo el nivel de enfrentamiento de este año entre los jurados, que es light, que el enfrentamiento cuando estaban, por ejemplo, Graciela Alfano y Pachano. Cuando se meten en ciertas zonas oscuras me parece muy groso.
-¿Cuáles fueron tus enfrentamientos?
-Yo tuve algún que otro enfrentamiento, pero no con el jurado. Sí con Carmen Barbieri cuando fue participante por segunda vez…
-¿Y te quedaste enojado con alguien hasta el día de hoy?
-No, gracias a dios no, porque la gente se dio cuenta. Yo le ponía un poco de humor. Ya al final, Tinelli y yo teníamos como un código -como ahora tiene él con Solita- de decir frases antiguas.
-¿Trabajabas para eso, te preparabas?
-Sí, sí, yo siempre laburé, siempre miraba todos los ritmos. O sea, el primer año y el segundo yo me pasaba estudiando los ritmos y viendo videos. Nunca iba sin nada. Yo averiguaba qué ritmos eran, entonces estudiaba quién lo había hecho mejor, quién no lo había hecho mejor. Y, aparte, sabía de mi propia conexión con la historia del espectáculo. Hubo gente ofendida como Ana Acosta..
-¿Ana Acosta?
-Sí, después me lo dijo y Gladys Florimonti también, pero no eran grandes ofensas. Sí hubo dos momentos fuertes. Uno, cuando se desbordó por primera vez la parte mediática, que fue en una pelea que hubo en el segundo "Bailando..." entre Florencia de la V y Laura Fidalgo, que era jurado. Y después, para mí, lo peor fue lo de México. Cuando viajé, dije unas palabras que no tendría que haber dicho. Y eso me costó estar una semana encerrado. No podía salir a la calle porque a los mexicanos no les había caído bien lo que había dicho. Y, como fue una cámara oculta, yo ni sabía que lo había dicho.
-¿Por qué viajaste a México?
-Porque yo fui contratado por México a partir de Ideas del Sur para ser jurado en un festival internacional, en un "Bailando..." internacional. Voy yo, va Fidalgo y va Angel de Brito con un camarógrafo. Estuvimos charlando y ellos estaban filmando. Yo ni sabía. Y bueno, eso lo pasaron allá y la pasé mal.
-¿Por qué?
-Porque me llevaron a un programa, como si fuera Intrusos, y me pasan eso donde yo decía que los mexicanos eran feos y los lindos salían en televisión. Entonces, yo me defendí, dije: "Bueno, mire, no sé, estaría empastillado, no sé, era la madrugada, pido disculpas". No podía salir, tenía a todos los periodistas en el hotel... Yo quería irme, pero no me dejaban por el contrato firmado y ellos también lo aprovecharon.
-Todo es rating.
-Me dijeron que tenía que pedir disculpas en el programa donde yo era jurado y durante todo el programa decían: "¿Qué dirá Lafauci al final?" Tremendo, tremendo. La cuestión es que, en el programa, en el último minuto me hacen hablar, pido disculpas, qué sé yo, entonces el animador -que se llamaba Adrián Ramones- me dice: "Ay, bueno, le sacamos la bandera roja, pero igual mañana te conmino a que vengas a tomar conmigo un café y hablamos". Al otro día voy pensando que era sólo un café y resulta que era un restaurante mexicano donde había 50 periodistas y tuve que hablar para todos.
-Te metieron en la jaula de los leones.
-Claro, bueno, pido disculpas mil veces. A partir de eso se atemperó. Me quedo un mes más, pero cuando vuelvo tengo otro "Bailando..." y aparece esta Sabrina Sabrok de la nada, pregunta "¿quién es Lafauci?" y me escupe. Esas son las cosas que me costó aceptar. Yo iba a la radio y me tenía que ir por una ventana para no enfrentar a los periodistas. No quería hablar en contra de ella, no quería seguir el juego.
-¿Y qué cosas buenas te dio la fama?
-Fue muy importante en cuanto a la popularidad. Cuando recién empecé hubo un homenaje a Sandro en el Congreso, estaba toda la calle Rivadavia llena de gente y yo vi que gritaban cuando yo subía y me dijeron: "Es para vos". Era toda gente que me saludaba a mí.
-¿Pudiste aprovecharlo?
-Como tenía radio los domingos, no pude aprovechar para hacer las presentaciones de los fines de semana.
-¿No hiciste ninguna nunca?
-Fui jurado de muchos remedos de "Bailando..." que hacían las grandes empresas para fin de año. Curritos. Pero nunca llegué a lo fuerte: los viajes al interior.
-¿Por qué no te renovaron contrato en el "Bailando..."?
-Y no sé, cuando terminó ese año dijeron que iban a cambiar el jurado y, efectivamente, ese año no estuvieron ni Moria, ni Sofovich, ni yo. Entró Polino, Pachano, Ricardo Fort... Fue una renovación.
-¿No te ofrecieron otro proyecto?
-En ese momento, me ofrecieron una cosa que no se llegó a concretar y me salieron algunas otras cosas pero no trascendentes. Toda la gente me pregunta cuándo vuelvo al "Bailando...", hasta el taxista que me trajo ahora. Es como que el tiempo no pasa. Quedé fijado a eso.
-¿Vas a una fiesta y te piden que pongas puntaje?
-Obviamente. A partir del "Bailando...", saqué chapa de jurado.
-¿Te molesta?
-No. Me encanta ser jurado.
-¿Qué no te gusta de la tele?
-La tele te exige una cosa constante de decir siempre algo original y que pese y hay veces que no me gusta la confrontación. La miro, eh, miro mucha televisión, pero no me gusta, me hacen sentir incómodo. Hay cosas que se van de mambo.
-Te quedaste traumado.
-¿Sabés qué pasa? No quiero madrugar mucho. No quiero aceptar cosas que me quiten cierta tranquilidad de vida. Ya soy un señor grande. Voy mucho al cine -siempre lo hice, desde chico- voy mucho al teatro; soy jurado de APTRA, soy jurado de cronistas de cine; soy jurado de ACE, del María Guerrero, del Estrella de Mar.
-¿Podrías ser jurado del jurado de "Bailando..."?
-Me parece que es un jurado sólido. Hay dos periodistas -Ángel y Polino-, está Moria que es la reina, Soledad Silveira que de sus supuestos inconvenientes hizo ahí una fortaleza y después está Nacha que con su carácter un poco fuerte, es un poco una maestra ciruela del jurado.
-¿Te gustaría volver al "Bailando..."?
-Estaría bueno, pero no me desespero. Me gustaría, pero no es un objetivo. En ese sentido, yo creo tener bastante sentido común: hay ciclos en la vida y edades. Yo no puedo competir con periodistas de 40 años. Yo lo hice en mi momento, en otro lugar, en el periodismo gráfico porque era otro momento de la Argentina, otro momento del periodismo, no había tantos programas de espectáculo... Entonces, me avoco a lo que me toca y lo acepto. Me gustaría tener siempre algún laburo en la radio, pero no estoy enloquecido por eso ni por trabajar. Veo colegas de mi edad que van a la mañana a la radio, de ahí se van a otro programa... trabajan todo el día. Yo no quiero eso porque me quita tiempo para mí y creo que la vida es corta y hay que tratar de vivirla lo mejor posible.
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