Jorge Barreiro fue más que un galán
Dúctil figura del cine y del teatro, la TV lo consagró en ciclos como Cuatro hombres para Eva y Papá corazón
De recio porte y una hábil ubicuidad para componer una amplia gama de personajes, Jorge Barreiro, que falleció ayer en esta capital, a los 79 años, luego de una larga enfermedad, transitó una extensa carrera artística tanto en el cine como en el teatro y en la televisión, en la que alcanzó el pico de su popularidad.
Había nacido en Buenos Aires, el 14 de marzo de 1930 como Jorge Luis Barreiro y, desde muy joven, se sintió atraído por el escenario, lo que lo llevó a realizar estudios actorales con Juan Francisco Giacobbe y Hedy Crilla.
Su labor teatral comenzó en 1962 cuando personificó a Linares, para cubrir un reemplazo de Guillermo Hebling, en Las de Barranco , de Gregorio de Laferrère, en el teatro Caminito, y, posteriormente, integró los elencos de Don Gil de las calzas verdes , de Tirso de Molina, y La luz ajena , de Alberto de Zavalía.
Su apostura y su facilidad para cubrir tanto el drama como la comedia le abrieron, además, las puertas de la pantalla grande, y en 1963 intervino en el film inédito Lucía . Por mediación del director Martín Clutet, la escritora Nené Cascallar le posibilitó en 1965 un fulminante estrellato televisivo al incorporarlo en el programa Cuatro hombres para Eva , en el que compuso a un aristócrata estanciero que intercambiaba confesiones íntimas y filosofaba acerca de la condición femenina con tres amigos, interpretados por Rodolfo Bebán, José María Langlais y Eduardo Rudy.
El éxito de Jorge Barreiro en la televisión fue determinante para que, en el teatro, encabezara elencos o cubriera papeles de relevancia en obras, como Las amorosas , de Barillet y Grédy (1965/66); Los días felices , de André Puget (1967); Mi querida parentela , de Alan Ayckbourn (1968); El cumpleaños de la tortuga , de Garinei y Giovanini (1969); ¿Quién soy yo? , de Juan Ignacio Luca de Tena (1970); Los giles , de Alfonso Paso (1973), y, entre muchas otras, Ha llegado un inspecto r, de J. B. Priesley, representada en Buenos Aires y en Miami, en 1978. Paralelamente, lacinematografía le dio muchas oportunidades entre las que sobresalen Con gusto a rabia, de Fernando Ayala (1965); Castigo al traidor y Juan Manuel de Rosas, ambas de Manuel Antín en 1966 y 1972, respectivamente; Psexoanálisis, de Héctor Olivera (1968); Joven, viuda y estanciera, de Julio Saraceni (1970); José María y María José, de Rodolfo Costamagna (1973); Los gauchos judíos, de Juan José Jusid (1975) y varias como galán de Isabel Sarli y con dirección de Armando Bo: Furia infernal, Intimidades de una cualquiera, El sexo y el amor, El último amor en Tierra del Fuego, Una viuda descocada e Insaciable.
En la década del setenta, luego de participar de dos grandes éxitos televisivos junto a Andrea del Boca como Papá corazón y su continuación, Pinina quiere a papá, Barreiro realizó tres teleteatros en México. Su trayectoria en la pantalla chica prosiguió en ciclos como El oriental, Señorita maestra, Dos para la mentira y La viuda blanca, entre otros.
En 1990 viajó a España para interpretar Crónica de un secuestro, de Mario Diament, con dirección de Rodolfo Graziano, y posteriormente formó parte de la compañía de Vicente Parra y Luisa María Payán. Al año siguiente volvió a ese país para hacer Rosas de otoño, de Jacinto Benavente, acompañado por Alberto Closas y Amparo Rivelles. Luego comenzó a deteriorarse su salud y sólo apareció esporádicamente en algunos programas televisivos.
Su cordialidad, su simpatía y su modestia le brindaron una gran cantidad de amigos que lo apoyaron durante su larga dolencia. El rostro y la personalidad de Jorge Barreiro quedarán en el recuerdo del público a través de su larga y exitosa trayectoria actoral que abarcó casi 40 años de intenso y sólido trabajo.
Versatilidad
- Entre 1973 y 1974, Barreiro participó en producciones de marcados contrastes. Por un lado, compartió con la entonces muy precoz Andrea del Boca obras familiares, como el film Había una vez un circo y el ciclo de TV Papá corazón . Y, por el otro, apareció junto con Isabel Sarli en dos films que lidiaron con la censura de la época: Intimidades de una cualquiera y Furia infernal .
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