Jesús: las razones del éxito televisivo de la nueva novela bíblica brasileña de Telefe
Fuera de los noticieros y de los espacios de actualidad más candente, la novela brasileña Jesús es la demostración más fuerte del crecimiento del encendido televisivo en estos tiempos de coronavirus. Dominadora del horario central vespertino en Telefe, Jesús registra cifras de rating propias del período previo a la llegada de la emergencia y le asegura al canal cada noche un dominio significativo de la audiencia.
Esa superioridad parece asegurada por un buen tiempo. La versión original de Jesús emitida en Brasil por RecordTV desde mediados de abril de 2019 tiene 193 episodios de una hora de duración. La adaptación argentina tiene variaciones y caprichos que ya conocimos cuando Telefé emitió Moisés y los diez mandamientos,otro éxito de rating similar al actual. . Desde su estreno en la pantalla local el lunes 4, Jesús tiene cada día una aparición en pantalla que se acerca a la hora y media de duración.
Esto quiere decir que la estructura episódica de la novela tal cual fue vista en Brasil se modificó para su llegada a la TV abierta de nuestro país. Esta flexibilidad le sirvió (y seguramente le servirá de nuevo) a Telefe para acomodar la programación del prime time nocturno a sus necesidades, reduciendo o aumentando la duración de cada episodio en función de las estrategias de rating de cada momento. Tendremos así episodios extra large y otros más módicos según el caso.
Otro detalle curioso que se repite es la ausencia total de títulos y de créditos para que el espectador sepa quién es quién en esta ambiciosa producción. La mayoría se enteró que un actor llamado Dudu Azevedo es quien interpreta al Mesías porque el programa de indiscreciones faranduleras Confrontados, de Canal 9, habló con él hace unos días. Telefé reforzó poco después la campaña promocional del programa con una conversación a la distancia que Azevedo mantuvo con Lizy Tagliani en el programa El precio justo.
Azevedo es la única cara con nombre y apellido que tiene hasta ahora la novela. Del resto de los integrantes del extenso elenco no tenemos ni idea. Para el espectador se llaman María, José, Judas, Juana, Caifás, Herodes, Petronio y así sucesivamente. La caprichosa adaptación local no permite un mínimo reconocimiento a los intérpretes, la mayoría de los cuales tiene una larga formación actoral en Brasil ¿Qué hubiese pasado si Rodrigo Santoro, la estrella brasileña de mayor presencia actual en Hollywood, hubiese aceptado el papel de Jesús? ¿Habría ocurrido lo mismo que con estos nombres que siguen siendo completamente anónimos para nosotros?
El canal debe haber considerado que a los destinatarios del programa estas cuestiones les interesan poco y nada. Y en verdad hay que decir que el espíritu del programa es otro, al menos desde la superficie. Como todas en las producciones de RecordTV inspiradas en relatos bíblicos, el propósito más visible de Jesús es reforzar la fe cristiana desde la visión de la Iglesia Universal del Reino de Dios, el poderoso culto evangélico cada vez más influyente en América latina que recurre constantemente a la televisión como herramienta proselitista.
Las novelas bíblicas de RecordTV llevan al espacio narrativo el mismo mensaje transmitido por los pastores brasileños que se adueñaron de buena parte de las trasnoches de los canales de aire en la Argentina. Un espacio narrativo de sólida continuidad que encuentra en Jesús muy probablemente su máxima expresión y que busca sobre todo darle a cada secuencia un sentido similar.
Por un lado, presentar situaciones caracterizadas por la exhibición de ciertas conductas (ambiciones, envidias, codicia, intrigas, engaños, mentiras, ansias de poder) en contraste con la pureza y la transparencia expuestas en otros casos, por lo general de personas que viven en condición humilde o subordinadas a otras. Y por el otro, la puesta en escena constante de situaciones en las que se pone en duda la fe y las convicciones más nobles empiezan a tambalear, hasta que finalmente las creencias se fortalecen y el mensaje, a partir de una transformación interior, supera las cavilaciones y le abre la puerta a una nueva vida.
Todo este recorrido se presenta con una puesta deliberadamente teatral y ampulosa, en la cual los personajes suelen ser los portavoces de determinados sentimientos y estados de ánimo, manifestados con solemnidad y usando el recurso de la declamación como sustituto de un diálogo más o menos natural. No hay mejor ejemplo de esta conducta que cada aparición de Juan el Bautista. Ni con el esfuerzo de un elenco de actores y actrices muy profesionales se consigue disimular el hecho de que esta novela (como todas las anteriores de su tipo) funcionan en el fondo como simples ilustraciones en movimiento del texto bíblico original. El propósito didáctico y aleccionador está deliberadamente a la vista de todos. Para "iluminar" a los iniciados y consolidar la fe de los creyentes. El mensaje aparece siempre antes que la narración.
Un detalle explícito fortalece esta idea. A medida que avanza el relato, las secuencias aparecen acompañadas en la pantalla con placas que nos indican cuál es el pasaje bíblico al que se está aludiendo en ese instante. Así, la novela televisiva se convierte directamente en una suerte de apéndice o ayuda de la lectura de los libros sagrados. Lo mismo ocurre con los personajes. Es tan farragoso el desfile de nombres que la producción se ve obligada a identificarlos con placas cuando algunos aparecen en determinados momentos. Esto ocurre sobre todo después del gran salto temporal de 26 años que separa a la infancia de Jesús del momento en que comienza su prédica. La lectura evangélica que se hace aquí (apoyada sobre todo en Mateo y en Lucas) vuelve a omitir por completo lo que se conoce como años ocultos o "perdidos" de la vida del Mesías.
Todo esto aparece en pantalla con un imponente despliegue de producción que hace todavía más persuasivo el mensaje. El respaldo económico de RecordTV y de la organización que está detrás de este proyecto convierte a Jesús, como al resto de las novelas bíblicas de su tipo, en un gran espectáculo audiovisual de factura técnica irreprochable. Cada episodio exige una inversión superior al medio millón de dólares, cifra que no tiene parangón con ningún otro emprendimiento televisivo en esta parte del mundo.
Las escenas de interiores funcionan como atractivo complementario de esta producción. Cuentan con detalles escenográficos, de vestuario y de maquillaje tan cuidados y lujosos que con toda seguridad llamarán la atención del público menos interesado en cuestiones religiosas. En estos detalles también se explica la notable e inmediata repercusión de Jesús en las cifras de audiencia.
Una fuente exterior de recursos casi ilimitada hizo posible ese despliegue y también el traslado de un monumental equipo técnico y humano hasta Marruecos, lo que permitió situar la acción en exteriores de gran atractivo visual, muy parecidos a los lugares de los hechos narrados en la Biblia. Lo mismo ocurría con las grabaciones de Génesis, la novela inspirada en los primeros textos del Antiguo Testamento que RecordTV programó como principal apuesta para 2020 hasta que la emergencia por el coronavirus obligó a interrumpirlas. La evolución de la pandemia dirá si esos planes se cumplen. Por ahora, la emergencia logró que en la televisión argentina la gran ganadora vuelva a ser una telenovela bíblica extranjera.
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