Gran Hermano: cómo llegan Julieta, Marcos y Nacho a la gran final y qué jugadores clave quedaron en el camino
Los últimos tres participantes del reality buscan quedarse con el premio mayor con tres estilos de juego muy diferente; el lunes se conocerá al ganador y el martes habrá un mano a mano con Santiago del Moro
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El camino de Gran Hermano comenzó con 18 jugadores que competían por el premio mayor, en el marco de un ciclo que iba a durar aproximadamente cuatro meses, pero el reality se convirtió en un fenómeno televisivo y su rating superó los pronósticos más optimistas. De este modo, se extendió más de lo esperado valiéndose de repechajes, visitas sorpresa y consignas de todo tipo, pero todo tiene un final y el de este programa llegará el próximo lunes, a las 22.30, con solo tres hermanitos en carrera: Julieta, Marcos y Nacho. El que finalmente se corone ganador el martes se sentará frente a frente con Santiago del Moro para analizar todo lo vivido en este intenso y largo tiempo de encierro.
A continuación, hacemos un repaso del estilo de juego de cada uno de los finalistas y también analizamos qué participantes eliminados parecían grandes candidatos a llegar a las últimas instancias y sin embargo, quedaron en el camino.
Julieta: la princesa de la jugada maestra
En sus primeros días, Julieta era casi un cliché. Se trataba de una joven obsesionada por sus looks, por estar siempre maquillada y solo la angustiaban las cuestiones más frívolas (aun queda el recuerdo de su profunda tristeza ante una pollera manchada). Por este motivo, todos los hermanitos (y buena parte del público) la subestimaron. El tiempo demostró que esta jugadora, a la que habían apodado “Disney” por su carácter inocente y aspecto de princesa, era muy hábil para esquivar las nominaciones y siempre estaba lejos de las discusiones que se suscitaban en la casa. Cuando le llegó el turno de ser nominada e ir a placa, Julieta sorprendió por obtener porcentajes muy bajos de votos en contra y pasados los dos meses y medio de juego, se hizo indudable que esta participante se perfilaba como una de las favoritas.
La carrera de Julieta en Gran Hermano tuvo dos momentos clave que dejaron en evidencia su temperamento como también su afilada lectura del juego. El primero fue su gran pelea con Coti, que le valió una fuerte alianza con Romina. En esa discusión hubo muchos gritos y ella no se guardó ninguna acusación. Poco tiempo después, Coti estaba afuera de la casa.
La segunda gran jugada de Julieta (y quizás una de las estrategias más lúcidas de esta edición), la encontró armando una placa con Daniela y Romina (sus mejores amigas) junto a Alfa, el gran peso pesado dentro del juego. Las dos nominadas no entendían por qué Julieta no había salvado a una de ellas, pero sus motivos eran claros: la joven intuía que Romina y Daniela combinadas iban a sumar menos votos que Alfa. Dicho y hecho, luego de la votación ese jugador fue eliminado. Gracias a saber qué peleas valían la pena luchar y cuándo la estrategia pesaba más que el enfrentamiento, Julieta supo alcanzar la codiciada final.
Nacho: el último sobreviviente
En los días iniciales de Gran Hermano 2022 se formó un grupo llamado “Los monitos”, que se caracterizaba por un juego socarrón y agresivo. Sin embargo, durante las primeras semanas del reality los integrantes de esa alianza fueron eliminados uno a uno, algo que dejaba en claro que el público de esta edición prefería una convivencia (medianamente) pacífica, sin bromas pesadas ni luchas constantes. Pero entre “Los monitos” hubo un nombre que a pesar de ir una y otra vez a placa siempre lograba evitar la eliminación, gracias a un margen muy bajo de votos en contra y ese era Nacho. Cuando este jugador se convirtió en el último de su grupo, no tuvo más remedio que acercarse a otros participantes y buscar nuevas alianzas. Pero eso no significó que Nacho mostrara una doble cara o un interés egoísta por permanecer adentro, nada de eso. Su día a día fluía con armonía y naturalmente convertía en nuevas amistades a viejas rivalidades.
Nacho no tuvo demasiadas peleas y siempre fue muy medido a la hora de emplear sus estrategias de juego. Con el tiempo, él se convirtió en un hermanito muy querido por sus compañeros y en un jugador que demostró un poder de adaptación que lo llevó hasta la final.
Marcos: la calma del guerrero
A lo largo de su estadía en el juego, Marcos (o el “primo”, como lo apodaron en la casa), se convirtió en uno de los nombres favoritos del público. Dueño de un temple reposado, este muchacho oriundo de Salta fue el que mejor representó la esencia de esta edición de Gran Hermano. Marcos tuvo solamente una discusión marcadamente agresiva durante el reality, que lo enfrentó a Juan, pero lejos de ser una constante, este cruce pronto se reveló como un episodio aislado para el primo, que nunca volvió a vivir una situación similar.
Durante todos los días adentro del juego, el salteño se dedicó a descansar, a entrenar y a charlar de forma muy calma con todos sus compañeros. Frente a las estrategias agresivas de “Los monitos” o las elucubraciones de Coti, Marcos proponía un juego transparente basado en no más que ser un buen tipo. Aunque muchos lo acusaron de no tener estrategia, irónicamente, su estrategia era ser él mismo. Con el correr de las semanas, el público apostó por él y por ese juego basado en darle la espalda a las peleas para abrazar una calma interior. Marcos es el que mejor se perfila como el posible ganador del reality.
Los grandes jugadores que quedaron en el camino
Coti: una villana necesaria. Numerosas peleas, varias conspiraciones y todo tipo de puñales por la espalda. Coti fue una presencia magnética en Gran Hermano, aunque sus estrategias a matar o morir, le valieron una pronta eliminación. En el marco del juego, ella tenía una presencia muy fuerte y su carisma se trasladó incluso al afuera, en donde su popularidad no deja de crecer (sus dos millones de seguidores en Instagram son prueba de eso). Coti fue una villana imprescindible de este GH y traccionó bastante la acción adentro del juego.
Alfa: el carisma de la vieja escuela. Una fuerza que parecía imparable, un remolino que generaba amores y odios en partes iguales. Aunque fue eliminado hace varias semanas, Alfa todavía persiste como una de las mayores figuras de esta edición de Gran Hermano. Este hombre de 61 años escupía sus verdades sin preocuparle cómo podían caer ni qué podía pensar la gente afuera. En su estadía en el reality protagonizó sonados cruces. Durante un tiempo, Alfa fue el dueño de la casa y todo lo que sucedía allí parecía supeditado a su visto bueno. Hasta que Julieta, cansada de esa dinámica, elaboró la estrategia que terminó por dejarlo fuera de juego.
Daniela: la eterna Venganiela. La de Daniela parecía una novela hecha y derecha. Víctima del amor, Thiago [su interés romántico en este juego] no la salvó cuando tuvo la oportunidad y esa acción derivó indirectamente en su expulsión. Hasta que en el repechaje, ella volvió a la casa y lo hizo con una firme determinación: vengarse de los que habían hablado a sus espaldas. Así se convirtió en Venganiela, quien tenía una lista de participantes a dejar fuera de juego. Eventualmente ella cumplió con su revancha y pudo disfrutar de una plácida estadía en la casa junto a sus dos grandes aliadas, Romina y Julieta. Lamentablemente -y aunque muchos la daban como una potencial ganadora-, Daniela quedó eliminada en un mano a mano con Camila. Sin lugar a duda, Pestañela fue una de las figuras más queridas de los hermanitos, una jugadora que a pesar de su calidez, no dudaba en mostrar los colmillos si la atacaban. Su lealtad aún hoy la corona como una de las favoritas del público.
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