Gran Hermano 2022: lo mejor y lo peor de la nueva edición del reality
Con la conducción de Santiago Del Moro, el show de convivencia volvió a la pantalla de Telefe con una apuesta ambiciosa no exenta de altibajos
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Luego de una década de ausencia en la pantalla de Telefe, Gran Hermano volvió al canal en el que debutó en 2001 con Guillermo Corazza como ganador. Y lo hizo con una apuesta a gran escala simbolizada por la casa misma: la más grande del reality en América Latina, con un extenso jardín con pileta y sauna, dos dormitorios para nueve concursantes cada uno, un inmenso living y cocina, un espacio para fiestas y el famoso “confesionario”. En esta edición, 18 participantes compiten por el premio mayor de 15 millones de pesos y una vivienda, con el plus de que el semifinalista también obtendrá una casa por haber llegado a la última instancia.
En esta nota repasamos los altibajos del primer programa del reality, que tuvo picos de 23 puntos de rating y que generó conversación en las redes con afluencia de memes y comentarios minuto a minuto del programa de convivencia.
LO MEJOR
*La conducción de Santiago del Moro
En MasterChef Celebrity Argentina, Santiago del Moro había cumplido un rol sobrio como consecuencia de un formato en el que el jurado y los participantes eran los verdaderos protagonistas y el anfitrión oficiaba de lazo entre los chefs y quienes aspiraban a convertirse en ganadores. Por lo tanto, al conductor se lo veía encorsetado, sin la posibilidad de mostrar todo su potencial. Finalmente, llegó Gran Hermano 2022 y Del Moro le contó a LA NACION que se preparó por meses para comandar el reality previamente conducido por Soledad Silveyra, Jorge Rial y Mariano Peluffo. Las características del show de convivencia le permitieron a Del Moro volver a sus raíces, cuando exploraba su faceta más lúdica en el espontáneo Countdown de MuchMusic y años después en Infama, donde coqueteó con el mundo del espectáculo con mucha solvencia.
En la primera emisión de Gran Hermano se notó esa energía del conductor (esa que trasladó a la esfera política con Intratables), ya sea al momento de presentar a los participantes y dialogar con ellos como cuando interactuaba con familiares y amigos que se encontraban en el estudio. A Del Moro se lo sintió cómodo y seguramente con el correr de los programas (y a medida que surjan los primeros roces, romances y estrategias del ciclo) lo veamos explorando aún más esa arista que tan bien le sienta.
*Un programa que se estrena en el momento justo
Más allá de que la última temporada de La Voz Argentina fue rendidora en cuanto a números, tampoco logró equiparar el éxito de la edición 2021 que cautivó a la audiencia, y lo mismo sucedió con MasterChef Celebrity y su tercera temporada. El estreno en eltrece de ese éxito inesperado que fue El hotel de los famosos sacudió el avispero y, en cierta forma, marcó agenda respecto a lo que el televidente estaba buscando: una competencia en la que el estatus de celebridad de las figuras convocadas no era lo importante como sí las estrategias, los grupos que se formaban y el nacimiento de héroes y antihéroes que subyugaban al público. Tras el paso tibio de ¿Quién es la máscara?, una apuesta familiar que nunca encontró el tono justo, Telefe “recuperó” Gran Hermano y lo potenció para la actual coyuntura.
A diferencia de sus otras ediciones en el canal, el reality incorporó a los hosts digitales (Diego Poggi y Juariu) para no descuidar la inmediatez de las redes, como sucedió con El hotel de los famosos, donde al no poder votar los espectadores descargaban su frustración en Twitter. En este sentido, Gran Hermano viene a cumplir el mismo rol con la seguridad de que los 18 participantes serán escaneados por la audiencia tuitera que siempre indaga. Como plus, se brinda la posibilidad de ver a los jugadores convivir las 24 horas por la aplicación Pluto TV para completar la experiencia.
LO PEOR
*La falta de diversidad del casting
Sobre el final del programa, Roberto Funes Ugarte aseguró que los 18 jugadores del reality “representaban a la sociedad”. Sin embargo, al escuchar las diferentes historias de vida se puso en evidencia que el casting de Gran Hermano fue, a priori, un tanto fallido. Si nos retrotraemos a la primera promo del ciclo, aquella en la que se aseguraba que las puertas para audicionar estaban abiertas para personas de todas las edades, entonces no es posible hallar correlación entre ese objetivo y el resultado final (hay un solo participante de 60 años).
¡Conocé a THIAGO! Un jugador de #GranHermano 🤩
— Gran Hermano (@GranHermanoAr) October 18, 2022
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Los ingresos de participantes sin cassette como el joven de 19 años Thiago, el taxista Juan y la peluquera canina María Laura fueron un soplo de aire fresco. A ambos se los notó genuinamente emocionados por participar del programa y sus discursos no parecían estar contaminados por ediciones previas o figuras de las mismas. De todas formas, en líneas generales, muchos jugadores se presentaron como “chamuyeros”, “lindos”, y con excesivo énfasis en lo físico. Cuando los participantes se vuelven indistinguibles no es una buena señal. Solo el tiempo dirá si las primeras impresiones (y presentaciones) fueron honestas o meras herramientas para darse a conocer superficialmente. Por lo pronto, al casting, salvo raras excepciones, le falta personalidad.
*Wanda Nara y Roberto Funes Ugarte, dupla sin química
El debut de Gran Hermano tuvo un approach interesante: Telefe confió en el formato, en su conductor y en sus participantes, por lo que no hubo necesidad de abarrotar el programa. La excepción fue la inclusión de una dupla de acompañantes de los participantes hacia la casa conformada por Wanda Nara y Roberto Funes Ugarte. Ese rol había sido cumplido en otras ediciones por el carismático Mariano Peluffo, cuya mera presencia y timing para los intercambios con los jugadores de Gran Hermano era suficiente. Menos fue más.
En el primer programa de la edición 2022 del show televisivo, Nara y Funes Ugarte hicieron su participación de manera forzada, no se sentía armonía entre ellos, como el último plano de Wanda captada por la cámara lo dejó entrever. La empresaria, quien fue “investigadora” en ¿Quién es la máscara?, fue convocada para el debut en plena ebullición mediática, pero se pisaba constantemente con su compañero, denotando desprolijidad y una forma de acercarse a los participantes símil Susana Giménez que no funcionó del todo.
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