Glenda Jackson es "Elizabeth R."
La joven solía explicar a sus súbditos que no debían dejar que su aspecto los confundiera; podían pensar por su aspecto que era una mujer débil e impresionable, pero que no debían dudar de que además poseía "el corazón y el estómago de un rey". No dudó en demostrar ambas cosas durante su reinado como Isabel I, en el que florecieron las artes, las ciencias y el comercio, pero también las conspiraciones, los conflictos religiosos y las guerras. La figura de la Reina Virgen ha sido explorada una y otra vez por el cine -la más reciente, la estupenda "Elizabeth", de Shekhar Kapur, que dio a conocer a Cate Blanchett- y ahora el BAC (Suipacha 1333) recupera la notable miniserie "Elizabeth R." (la "R", claro, es por "Regina"), producida por la BBC en 1971, que se verá a partir de hoy, en seis capítulos con subtítulos en castellano -a razón de uno por semana-, de martes a viernes, a las 18, con entrada libre y gratuita.
La miniserie, que llevó siete meses de realización, no sólo permite recorrer casi toda la vida de la monarca en seis episodios, realizados como piezas individuales por seis guionistas (John Hale, Rosemary Anne Sisson, Julian Mitchell, Hugh Whitemore, John Prebble y Ian Rodger) y dirigidos por cuatro directores (entre los que se destaca Herbert Wise, que luego realizaría otro tanto con "Yo, Claudio"). También permite apreciar un monumental trabajo de Glenda Jackson como Isabel I, cuya inmersión total en el personaje incluyó afeitarse completamente la cabeza y soportar los más de 200 cambios de vestuario -claro- isabelino, que le impedían mover los brazos, respirar normalmente y, en algunos casos, mantenerse en pie.
Jackson fue recompensada con uno de los cinco premios Emmy que se llevó la obra y el público, con una actuación indeleble como centro de un elenco de primera línea, en el que se destacan Ronald Hines como William Cecil, su principal consejero; Robert Hardy como Dudley, conde de Leicester, el algo payasesco destinatario -aunque pasajero- de los sentimientos de la monarca; Robin Ellis como Essex, otro pretendiente con destino negro (fue enjuiciado por su mentor, Francis Bacon, y ejecutado por traición) y Peter Jeffrey como el rey Felipe II de España. A partir de hoy se verá la primera entrega, "The Lion´s Cub", en el que se narra su ascensión al trono contra todo pronóstico (incluso de sus más fervientes seguidores) sobreviviendo a la caída en desgracia de su madre, Ana Bolena, su posterior ejecución por orden de su padre, Enrique VIII, y su transformación en ilegítima, el odio de la reina -su católica media hermana María- su encarcelamiento y su condena a muerte por traición luego de la conspiración de Thomas Wyatt, para finalmente ascender al trono en 1558.
Su reinado, que se extendió durante 45 años, consolidó el protestantismo como religión del Estado (y a su monarca como cabeza de la iglesia anglicana), y vio la derrota de la otrora invencible armada española, las discusiones acerca de su nunca concretada alianza matrimonial, los enfrentamientos con Roma y los complots de los ingleses católicos, las rebeliones en Irlanda, el establecimiento de Inglaterra como potencia marítima mundial y, por supuesto, el florecimiento de las artes y las ciencias bajo su mecenazgo, desde Edmund Spenser y su "Faerie Queene" hasta Shakespeare y Marlowe.
"Elizabeth R." permite descubrir las múltiples facetas de una mujer perfectamente preparada a asumir las consecuencias y los sacrificios de un rol que, en principio, nadie creyó que podría o debía asumir. En su último discurso frente al parlamento, la reina lo definió perfectamente: "A pesar de que han tenido y quizá tendrán príncipes más poderosos y sabios que yo en este trono, no han tenido ni tendrán alguno que los haya amado mejor".
Glenda Jackson volvería al mismo papel ese año con la misma autoridad en la película "María, reina de Escocia", frente a Vanessa Redgrave como María Estuardo, su prima católica a la que terminó ejecutando -se cree que a su pesar- y cuyo hijo Jacobo, rey de Escocia -en una ironía que no se le escapó a sus realizadores-, la sucedió en el trono de Inglaterra a su muerte, en 1603, protestante desde entonces.
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