Florencia Peña y el futuro de LPA: sigue en América a fuerza de cambios de rumbo
El programa de la actriz continúa buscando su audiencia y luchando punto a punto su lugar en la grilla
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La frase es bien conocida, “equipo que gana no se toca”; y si hablamos del mundo del espectáculo también se suele escuchar aquello de “un éxito no se abandona”. Y aunque todavía no se ha popularizado una sentencia que remita a lo opuesto, se sobreentiende que cuando es necesario un volantazo, o dos, o tres, o cuatro, estos se dan sin preaviso ni conciliación obligatoria.
Luego de una semana de programas grabados, Florencia Peña volvió en vivo al prime time de América, con cambios menores y la intención de seguir llevando adelante un barco que todavía flota a pesar de los frentes de tormenta que ha atravesado y atraviesa.
LPA (porque de “La puta ama” ya no quedan rastros) comenzó septiembre en estudio nuevo y aunque hay que tener el ojo atento para encontrar las pequeñas diferencias, escenografía y elenco se mudaron del estudio ubicado en Niceto Vega al principal, que se encuentra en la calle Fitz Roy. Los cambios, acompañados por una pieza de comunicación que decía “renovada, recargada, en vivo” contribuyeron a calmar los rumores de un prematuro final del ciclo, versiones que la propia Peña tuvo que salir a aclarar, fuera de aire y también durante: “No nos vamos. No solamente no nos vamos sino que nos quedamos, y nos mudamos”, dijo en el primer programa luego de la mudanza.
Los trascendidos del hoy descartado final anticipado se apoyan principalmente en los números de rating. A pesar de la marcada diferencia que hay entre los dos ciclos, la segunda temporada del programa de conocimiento La hora exacta de elnueve -conducido por Boy Olmi y Teté Coustarot- se ha mostrado como un serio competidor de LPA, sosteniendo durante varias jornadas un empate técnico o directamente saliendo victorioso, y desbancando -en esa franja horaria- a América del podio de los tres canales más vistos.
No es la primera vez que LPA sufre por las mediciones. De hecho, fueron estas las que, desde su estreno en mayo, marcaron el rumbo de las sucesivas mutaciones que fue experimentando el ciclo. Consecuencia de una realidad por debajo de las expectativas, que hizo que las entrevistas pasaran al centro de la escena en detrimento de los segmentos de humor, que en este relanzamiento se apoyan más y mejor en la ductilidad “incorrecta” de Dan Breitman, en Julieta Novarro [que todavía está buscando su lugar en el sillón]; mientras que Diego Ramos permanece indemne a los cambios, con lo justo y necesario para cumplir con su condición de integrante funcional al show, sin altibajos ni estridencias.
Florencia Peña por su parte, conociéndose capitana del barco, se asentó en su rol de conductora soslayando a la cantante, humorista y actriz tan presente al inicio del ciclo. En ese camino de priorizar a la persona por sobre el personaje, fue que en su regreso el lunes último decidió dedicarle todo el tiempo que fuera necesario a plantear su punto de vista sobre el debate acerca de los discursos de odio. En un cambio brusco al tono imperante y autorreferencial del programa (donde el juego pasó por la historia sin fin de la recuperación de su cuenta Instagram, de los seis millones de seguidores, y demás yerbas de idéntico tenor), Peña pidió la palabra y expresó: “Tenemos que poder convivir en las diferencias, lo dice alguien que lo lleva a la práctica porque yo convivo en la vida con mucha gente que no piensa como yo, y a quienes amo, con quienes comparto mis días. La violencia nunca es el camino, nada bueno puede salir de ahí, la violencia y el odio destruyen, y lo único creador es el amor. Hemos naturalizado la violencia, desde los medios, la sociedad, la calle. Y cuando no alcanza con la violencia de la palabra se pasa a la acción. Tenemos que poder debatir sobre qué sociedad queremos ser, mirar un poco para adentro y no echar siempre la culpa hacia afuera. Pienso mucho en mis hijos, en cómo los estoy criando, intento que en mi casa nunca haya maltrato ni agresión, que el diálogo sea lo que predomine. No creo que seamos enemigos por pensar distinto, que no podamos tener unidad en la diversidad. Necesitamos un poco más de amor, de alegría y de risas, y de eso se trata este programa”.
Al mismo tiempo que crecía fuerte y claro el rumor de que LPA estaba en la mira de la gerencia de programación comenzó a tomar fuerza la versión de que, si bien el programa continuaría al aire se trasladaría dentro de la grilla diaria más cerca de la medianoche, dejando su espacio al regreso de Polémica en el bar, rebautizado como Polémica mundial.
Desde el canal fueron los primeros en salir al cruce de esta información desmintiéndola, y a continuación fue el mismo Gustavo Sofovich quien habló al respecto, aun cuando no descartó un regreso próximo. El productor y hoy dueño del formato confirmó en diálogo con LA NACION: “La realidad es que Polémica en el bar no va a volver este año al aire. Polémica nació en 1963, así que el año que viene va a cumplir 60 años. Está en Uruguay, está en Paraguay y posiblemente vaya a estar en la Argentina, pero el año que viene, por ahora te confirmo que no”.
De esta manera queda claro que la intención es sostener a Florencia Peña y a su equipo durante el segundo semestre del año, aun cuando en el camino haya que lidiar con una audiencia que no siempre es fiel. De última, siempre habrá tiempo y margen para un volantazo más.
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