Final feliz en "Yo soy Betty, la fea"
La telenovela ya terminó, pero en Bogotá anunciaron que harán la versión animada
Mientras que en la Argentina acaba de terminar "Yo soy Betty, la fea", en Colombia, su país de origen, la cadena RCN, productora del culebrón, anunció que este año lanzarán la versión animada de la telenovela. El canal, sin embargo, no precisó cuándo saldrá al aire el dibujo "Betty Toon".
En Colombia, "Yo soy Betty, la fea" finalizó en mayo último luego de 300 capítulos (allí la tira diaria era de 30 minutos). Desde que, en 1999, hizo su debut, la novela revolucionó la sociedad colombiana. "En un país acuciado por la corrupción y por la violencia, la gente estaba pendiente del perfume de un pañuelo", decía Fernando Gaitán, el talentoso autor de la novela, que generó otros éxitos, como "Café con aroma de mujer". De hecho, se dice con justicia que Gaitán es el padre de la novela de ruptura.
El éxito de "Yo soy Betty, la fea" pronto trascendió las fronteras colombianas y se reprodujo en Ecuador, Panamá, Perú, Costa Rica, Venezuela, Guatemala, República Dominicana, Nicaragua, Bolivia, Chile, México, El Salvador, Puerto Rico, Paraguay, Honduras, Uruguay, Brasil, España, Rumania y los Estados Unidos.
Los días en la Argentina
Las dos últimas semanas de "Yo soy Betty, la fea" se caracterizaron en nuestro país por un rating que fue trepando en pos del final feliz. Comenzó el lunes con 26,3 puntos y fue subiendo hasta promediar los 30 puntos.
Los tres millones de argentinos que asistieron a la boda de Beatriz Pinzón Solano y Armando Mendoza no fueron defraudados por la tira. Dicho esto porque el capítulo final suele ser una de las debilidades del género. Los autores parecieron no saber cómo darle la puntada final a la historia luego de que el principal conflicto, el de la pareja protagónica, ha sido resuelto.
La calidad de "Yo soy Betty, la fea" en su entrega final fue una prueba más de la inteligencia de Fernando Gaitán. El autor mantuvo de principio a fin el tono de comedia con que tiñó este culebrón y evitó caer en la receta mágica en la que todo finalmente se ve color de rosa.
Ni Betty fue la novia que entra rodeada de un halo angelical en la iglesia, ni hubo una fiesta en la que se brindó incansablemente, ni vivieron los enamorados felices para siempre. Fernando Gaitán prefirió que la novia se vistiera en su propia casa acompañada por su padre y su madre. Betty lució un vestido sencillo, sin pompas, y un tocado más que modesto. A la hora de ir a la iglesia, su padre, siempre dominante, insistió en ir en su viejo auto. El vehículo, en favor del toque de comedia, no quiso arrancar.
Pasaban los minutos. En la puerta de los Pinzón, don Hermes intentaba reparar el auto. En la puerta de la iglesia, Armando empezaba a alarmarse por la tardanza de la novia.
"No sean flojas", les dice el padre de Betty a su hija y a su esposa. La orden significaba que, hasta la iglesia, irían caminando. Así llegó Betty a su propia boda, andando las tres cuadras que separaban su casa de la iglesia y soportando, una vez más, las burlas de los mismos que la torturaban en su infancia y adolescencia. De pronto, entre ellos pasa una niña, una Betty pequeña, que la saluda y le sonríe. La novia agita la mano y le dedica una gran sonrisa de despedida a esa chiquilla fea que ella ya no es.
La boda fue una boda como cualquier otra, salvo por el detalle de que Armando había conseguido que Armando Manzanero y Olga Gullot cantaran "Somos novios". Esa fue, de algún modo, la fiesta de casamiento. La pareja saludó en el atrio y partió rumbo a su noche de bodas.
"Tenemos que cuidarnos. No quiero quedar embarazada. Hay mucho que hacer", dijo Betty. "Confía en mí, mi amor", contestó Armando. Y la luz se apagó hasta la escena siguiente.
Desde la toma subjetiva de una cuna se ve a Armando que, como buen padre, se asoma y sonríe. Luego aparece Betty, la madre. Poco a poco pasa todo el cuartel de las feas, los abuelos y otros personajes de la tira.
Así terminó "Yo soy Betty, la fea". Del mismo modo en que empezó: con una beba, en una cuna, horrorizando a todo el mundo. Excepto que esta vez, en franco ejercicio de la tolerancia, todos parecían querer disimular sus verdaderas impresiones antes de decir: "¡Qué linda, la beba!"
Un boom en el merchandising
- "Yo soy Betty, la fea" fue escrita por el talentoso autor de telenovelas Fernando Gaitán, el mismo que innovó este género con "Café con aroma de mujer".
- En Colombia, la tira tuvo en vilo al país. Duró 300 capítulos y el éxito generó que el canal RCN sacara al mercado la venta de la muñeca de Betty.
- En otros de los 21 países de habla hispana donde la telenovela fue vendida también se comercializan las muñecas. Tal es el caso, por ejemplo, de Ecuador.