Espíritu juvenil en el musical
Cada vez son más los talentos emergentes de la pantalla chica que incursionan en el teatro
Pocas cosas refrescan tanto la escena como cuando cae un viejo prejuicio: cuando los rótulos que ubican a los artistas en compartimentos estancos se disipan y una nueva generación de talentos se encarga de demostrar que está preparada para todo. Este año, el nuevo aire parece venir de la mano de un puñado de jóvenes todoterreno que, luego de pisar fuerte en la pantalla chica, irrumpieron en el teatro musical con la fuerza de quien llega para quedarse. El ex Teen Angel Peter Lanzani y la ex Patito feo Laura Esquivel son sólo dos de los referentes de este nuevo grupo, ambos protagonistas de dos de las grandes producciones musicales del año ( Camila, nuestra historia de amor y Los Locos Addams , respectivamente). A la lista se suman Natalie Pérez y Santiago Ramundo, también integrantes del elenco de Camila, y Florencia Benítez y Pablo Martínez, quienes, en la escena off, forman parte de Borracho , un after musical, escrito por Leo Bosio.
"Los prejuicios iban a estar, pero hice un trabajo bastante intenso y fino para ir puliendo hasta la más mínima cosa para que saliera lo mejor posible. Y la gente se va llevando una buena impresión –dice Peter Lanzani, al hablar del desafío que afrontó al protagonizar Camila–. Aprendí a proyectar la voz para actuar, a modular y a cantar en comedia musical. Son cosas que en la televisión uno no las tiene tan incorporadas. Lo que tiene de buenísimo el teatro es que cada día es una función diferente y uno tiene revancha siempre".
Al igual que Lanzani, su compañera de elenco Natalie Pérez comenzó su camino en la actuación en la televisión, de la mano de Cris Morena (en su caso, en Chiquititas) y, luego de haber formado parte de producciones independientes y de integrar varios proyectos de ficción en la pantalla chica (Frecuencia.04, Consentidos, Graduados), logró consolidarse en el teatro musical con su trabajo en El diluvio que viene, que le mereció un Premio Hugo en el rubro "revelación femenina". "Siempre estuvo ese prejuicio de que el actor de televisión no es actor. «Es lindo y tuvo suerte», pensaban algunos. Pero ése es un prejuicio de antes...Es una distancia que no existe. En los dos ambientes todos amamos lo que hacemos. De hecho, hoy en día, muchos de los actores que protagonizan obras de teatro son actores de tele y hay muchos actores de teatro que la rompieron en televisión, como Paola Barrientos", opina.
Pese a sus escasos 19 años, Laura Esquivel es otra artista "360" que, desde muy chica, comenzó a trabajar en televisión y, poco después, sobre los escenarios. A los ocho años ya participaba en el ciclo Guinzburg and Kids, y a los nueve formaba parte del elenco de Peter Pan, todos podemos volar. Pero fue con la tira juvenil Patito feo que esta actriz y cantante logró llegar a la cima de la popularidad. Una vez finalizado este ciclo, y luego de haber trabajado en proyectos de televisión y cine en Italia y España, volvió a la Argentina lista para cambiar la imagen de la adorable chica buena de Patito feo con su interpretación de Merlina en la comedia musical Los Locos Addams. "A mí me gusta más el teatro, porque ahí sentís lo que la gente piensa de vos, lo que la gente disfruta. Es un contacto inmediato con el público. En la tele vos grabás y las opiniones empiezan a llegar más tarde. En el teatro, es un contacto directo."
Otro actor y cantante que se reparte entre la televisión y las tablas es Santiago Ramundo, también integrante del elenco de Camila. En la pantalla chica, comenzó su camino a los 22, luego de participar de algunas producciones de teatro independiente. Formó parte de los elencos de Atracción x 4, Sueña conmigo, Enséñame a vivir y Champs 12, e incluso fue protagonista, junto a Natalie Pérez, de una novela creada para Rusia. "El prejuicio no es bueno para nada, para nadie. Y acá cuando los directores tienen prejuicios sobre un actor se están perdiendo todo un mundo", dice.
Desde el off
Pablo Martínez y Florencia Benítez forman parte hoy de una propuesta de la escena alternativa: Borracho, un after musical, una pieza de Leo Bosio que protagonizan junto con el dramaturgo y director y Josefina Scaglione.
Benítez comenzó su camino en el musical de la mano de la dupla Cibrián-Mahler con El jorobado de París y Drácula, y luego se especializó como cantante en ópera y zarzuela. La televisión para ella fue un paso posterior al teatro y llegó en 2010, con el ciclo Sueña conmigo, de Nickelodeon. Hoy se reparte entre el teatro y Violetta, la tira juvenil en la que encarna a una seductora villana. "El actor descubre otra faceta en la tele, que tiene que ver con trabajar con otros tiempos y con otra dinámica. Hoy, desde el escenario me doy cuenta de que es súper redituable lo que pasa con la tele porque te ven, te asocian y mucho de ese público es el que está en la puerta para vernos en el teatro. Es más inmediato lo que pasa con la tele." Por otro lado, asegura que pasar por la experiencia teatral le da al actor una formación que a la hora de trabajar en televisión se hace evidente. "Para mí, la formación es fundamental. Si vos venís del teatro y venís de estudiar, a la hora de plantarte en la tele tu posición es otra. Si bien yo no tenía idea de cómo pararme delante de una cámara, no me achiqué nunca porque sé que vengo con una herramienta, que es la del teatro. El estudio es una herramienta fundamental y soy una convencida de que más allá de la tele, si uno puede participar en obras, en proyectos de autogestión, eso te forma como actor y te hace pararte de otra manera."
Pablo Martínez, su compañero de elenco, transitó un camino distinto, casi inverso. Comenzó en televisión, con el ciclo Casi ángeles; luego trabajó en la tira Supertorpe, y ahora forma parte del elenco de Aliados. "En tele vos sabés que tenés otra oportunidad. Si bien siempre se trata de resolver, podés "ir de vuelta". El teatro es el arte de resolver en el momento, y eso genera una adrenalina impresionante. La sensación es única", dice. Con respecto al trabajo del actor en el teatro y en la pantalla chica, Martínez asegura que se trata sólo de distintas plataformas para encarar, en esencia, el mismo oficio. "Juego mucho al tenis y siempre me imagino al gran actor como el gran jugador de tenis. Es bueno en todas las canchas: en cancha de pasto, polvo de ladrillo... en la que le toque jugar."
Sinergia
Lejos de entender el paso por la televisión como una desventaja a la hora de insertarse en el teatro, esta nueva generación de artistas del musical parece tener en claro que, como suelen decir los más añosos, "de todo se aprende".
"La verdad es que lo que más me dio la tele es el oficio, tener que resolver una escena en el momento", asegura Lanzani. En la misma línea, Ramundo observa: "La tele no tiene tiempo, porque el tiempo sale plata. Hay que cumplir, hay que ser eficiente, y ahí es donde uno entra a tratar de hacer arte dentro de ese espacio. A mí me encanta porque te pone en un estado creativo tener que trabajar en ese aquí y ahora". Por otro lado, con respecto a las herramientas que aporta el teatro para el desarrollo del oficio, agrega: "El teatro es como la madre de todo. En la tele hay una cosa más técnica, pero en el teatro estás más solo y desprovisto de cosas. No hay «va de vuelta», entonces tenés que estar más ahí con tu emoción, con tu sentimiento".
También Laura Esquivel confiesa que muchas de las herramientas que adquirió en su paso por la televisión las aplica hoy sobre el escenario y, a la inversa, que el entrenamiento del teatro sirve mucho para encarar trabajos en televisión. "La tele tiene un ritmo diferente. Me enseñó a aprender muchas escenas para un día, a tener una mente abierta para recibir cualquier tipo de opinión. Lo que más aprecio de la tele es que la gente la prende y mira lo que quiere."
Sin dudas, la sinergia que se produce entre los distintos espacios de trabajo hace a la versatilidad de una nueva generación de artistas lista para copar las tardes o el prime time televisivo y para sostener esa popularidad sobre las tablas. "Podemos hacer una nueva raza de actores mucho más intensa –concluye Natalie Pérez–. Podemos utilizar recursos de un lado para ponerlos en el otro. Me parece genial que se pierdan los prejuicios."
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