Escenas para derretir la nieve

En las telenovelas clásicas se hablaba de la prueba de amor o de eufemismos tales como "entregarse" o "rendirse" para hablar de ese momento especial en que los protagonistas cambian su amor platónico por uno muy carnal. Algo que sucedió anteanoche en "Sos mi vida", la comedia de Canal 13. Aunque el ciclo que produce Pol-ka está lejos de ser una telenovela clásica, a veces tiene capítulos que parecen salidos de las máquinas de escribir de Abel Santa Cruz, Alberto Migré o Delia Fiallo. Aquellos autores que cuidaban al detalle la primera vez de su héroe y su heroína porque sabían que en ese encuentro, feliz pero de consecuencias siempre embarazosas, se escondía parte del encanto de toda su historia.

Anteanoche, pasadas las 22.30, en un capítulo estirado por varias escenas de recuerdos, la Monita (Natalia Oreiro) y Martín Quesada hicieron el amor. Lo cierto es que, más allá de los recursos de los productores por atrasar el momento clave del relato, los protagonistas tenían mucho material para rememorar. Es que el encuentro ocurrió unos días antes de que cumplieran los ocho meses de conocerse y a cinco meses de su primer beso. Desencuentros, terceros en discordia y confusiones varias alejaron a los amantes. Hasta que se encontraron en la nieve, y el frío del exterior contrastó con lo que ocurrió en la habitación de hotel que compartieron.

El mejor regalo

Al comienzo del capítulo de anteanoche, Martín decidió pasar su cumpleaños lejos de su cada vez más insoportable esposa, Constanza (Carla Peterson), y emprendió el viaje hacia Las Leñas esperando que su amada Monita lo acompañara. Pero ella, amedrentada por las amenazas del personaje de Peterson -que sigue agregándole matices a su criatura y arriesgando cuando otras actrices ya descansarían en los laureles del reconocimiento conseguido-, duda y no viaja. Al menos al principio. Después, incentivada por su amiga del alma, la Turca (Mónica Ayos), y José (Elías Viñolo), el hijo adoptivo del protagonista, la Monita se subió al avión.

Utilizando el mismo recurso visual del viaje a Alemania, un avioncito se movió en un mapa de Buenos Aires hasta el centro de esquí mendocino, la acción se trasladó rápidamente al encuentro de la boxeadora y el empresario. Aunque éste fue uno de los episodios más promocionados del exitoso programa, lo cierto es que el rating no creció demasiado y, de hecho, el lunes que pasó había sido más alto. Pero, más allá de los números, anteanoche la tira probó que puede cubrir tanto la comedia como los terrenos más románticos.

Las reglas del amor

Afuera, la nieve y el frío. Adentro, la chimenea crepitante, la alfombra blanca y los amantes. Cuando parecía que el encuentro amoroso iba a ser saboteado, una vez más, los villanos de turno decidieron filmar el adulterio de Martín antes que impedirlo. Convencida por el inescrupuloso Miguel (Marcelo Mazzarello) Constanza se transformó en mucama del hotel, a la que le sumó un hablar de tonada paraguaya, y colocó ella misma la cámara que captaría la prueba del delito.

Así, con unas escenas previas llenas de declaraciones casi empalagosas, "tu corazón y el mío se entienden muy bien", "yo quiero que vos seas mi familia", decía él, y ella le contestaba "yo nací el día que te conocí", llegó el momento de la verdad.

Explícito justo hasta dónde su contrato con el público se lo permite, el encuentro que transformó el amor platónico e ideal en uno muy concreto mostró ciertas desnudeces, insinuó la pasión de los personajes y respetó las reglas del género al pie de la letra.

Lo curioso en el caso de "Sos mi vida" es que no responde a un solo estilo. Desde el comienzo, la tira logró transitar por dos veredas sin problemas, todo lo contrario. De la comedia al melodrama y de vuelta a las risas el autor del programa, Ernesto Korovsky, mantiene la coherencia de sus personajes casi en cualquier circunstancia, más allá de los disfraces que se pongan. Incluso cuando, como anteanoche, no tienen nada puesto.

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