En foco: los secretos detrás de Escape perfecto
Lo que no se ve en pantalla del exitoso programa de entretenimientos que conducen Leandro "El Chino" Leunis e Ivana Nadal en Telefé
Leandro Leunis, a quien se conoce más como "El Chino", tiene un inconveniente: no puede ver Escape perfecto, el programa que conduce, por Telefe, cuando sale al aire. Ocurre que cuando se dan las ediciones normales del ciclo, de lunes a viernes, a las 17.15, él está grabando episodios que se verán más adelante. La edición especial con famosos que se emite los viernes, a las 21, sí la ve en directo.
Las rutinas de grabación del programa se cumplen todos los días hábiles, entre las 14 y las 20. En ese tiempo se graban tres participaciones, de parejas o de grupos de famosos. Unas 80 personas trabajan a pleno para poner en funcionamiento la maquinaria que mueve esta propuesta de entretenimiento. De ellas, 25 son las que participan en forma directa de las grabaciones. En el control, el director, el productor ejecutivo y los controladores de sonidos e iluminación siguen lo que pasa en el estudio, con lo que requiere el manejo técnico de su tarea, pero también con el mismo interés que genera la competencia para cualquier televidente. En el estudio, los participantes se entregan al juego, que consiste en que uno de ellos –o un grupo si se trata de famosos– debe responder una pregunta de cultura general. Si lo hace bien, al socio se le abre la puerta de lo que llaman "la jaula", un espacio repleto de objetos de todo tipo, de los que se pueden encontrar en un bazar o en una casa de electrodomésticos. El socio debe juntar lo que puede en un lapso de tiempo en el que la puerta permanece abierta, que va aumentando en cada entrada con el transcurso del juego, y salir con los objetos recolectados antes de que la misma se cierre. El valor de lo recolectado es lo que va ganando el equipo. Desde el control van ajustando el desarrollo de la rutina, de acuerdo a lo que ocurra en el piso y le dan las instrucciones a Leunis para que anuncie qué se verá un video, que aparecerá algún familiar a ayudar a los participantes o cualquier otro tipo de acciones de este tipo. Estas rutinas variables en general se aplican mucho en las grabaciones de programas con famosos, en los que durante la charla con el conductor se insertan videos de lo que están haciendo los invitados en teatro, en cine o en televisión.
Lo que ocurre en el piso es diferente. El lugar que se usa para grabar es la mitad del estudio que se utiliza para Susana Giménez o para Elegidos, la música en tus manos. Allí se encuentra una especie de balcón, en el que está Leunis con los participantes que deben contestar la pregunta y la pantalla en la que se escribe la misma. Desde allí, asomándose a una baranda, se puede ver todo lo que ocurre en la jaula, en la que siempre hay un camarógrafo con una cámara portátil. En otro sector del estudio, detrás de la puerta de vidrio que permite el acceso a la jaula, permanece Ivana Nadal, la coconductora, el participante asignado a ingresar a recolectar premios, el jefe de piso, algunas maquilladoras y varios asistentes. Todo lo que ocurre en estos sectores, que luego saldrá al aire, es registrado por tres cámaras: una montada en un trípode, otra montada en una grúa y una tercera portátil.
Los momentos en que se abre la puerta y entra el participante a la jaula son de mucha tensión. La atención de todo el mundo se concentra en lo que pasa allí. Voces de aliento se escapan de quienes están en el control y en el estudio. Suspiros de alivio se sienten cuando el participante logra salir antes de que se cierre la puerta y se festeja en todos lados cuando la cosecha que realiza es abundante. Los aplaudidores que son contratados para generar clima durante el programa no necesitan ejercer su tarea. La tensión contenida escapa espontáneamente en aplausos y vítores desde todos lados. Luego de cada entrada, la jaula queda más y más desordenada. El apuro de los participantes por recoger artículos y cumplir con los desafíos hace que hagan volar todo aquello que se les cruza en el camino. Lo que al principio era similar a un cuarto de juguetes propio de una niña ordenada, al final del juego parece un bazar por el que pasó una horda de saqueadores durante un terremoto.
En la preparación para el juego de un nuevo equipo intervienen una decena de asistentes. Quince minutos sobran para acomodar en la jaula todo lo que el equipo anterior desordenó. Luego viene otro tipo de ajuste que tiene que ver con las cámaras y la iluminación, pero en menos de media hora todo está listo para volver a empezar. Mientras se espera la llegada de los nuevos participantes, Leunis graba saludos de apertura del programa y lo mismo para la despedida. Entre tanda y tanda de grabaciones debe cambiar su vestimenta para programas diferentes. Las maquilladoras están atentas para atacar cualquier defecto en su maquillaje y los encargados de la escenografía y los elementos de utilería, a que no queden a la vista copas o elementos que se hayan usado en grabaciones anteriores. Al llegar los nuevos participantes, mientras los sonidistas les colocan los micrófonos personales, hacen un tour por la jaula, donde les explican la mecánica del juego, los desafíos que tendrán que superar en cada entrada y les dan algunos tips sobre cómo liberar más eficientemente el camino hacia los premios mayores. Luego deciden entre ellos quién contestará las preguntas y quién tendrá que lidiar con la recolección de premios y el tiempo para juntarlos y empieza la grabación de una nueva ronda del juego.
Hasta ahora, con más de un año en pantalla, pasaron por el ciclo 2200 participantes. La cantidad de programas emitidos se acerca a los 300, lo cual significa unas 500 horas de aire. Y por la aceptación que tiene la propuesta en el público, se puede anticipar que las mismas serán muchas más.
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