En foco: el lado sucio de las grabaciones de Canta si puedes
Lo que no se ve en la versión que muestran las cámaras
Si hay algo a lo que están acostumbrados los vecinos de Ideas del sur, la productora que fundó Tinelli, en la calle Olleros al 3500, es a ver gente aglomerada en el frente del edificio esperando a entrar para mirar los programas en vivo. Son casi las 10 de la mañana y más de cien personas se agolpan en la puerta. En un rato, ellos llenarán las tribunas del estudio en el que se graba Canta si puedes, el nuevo programa que conduce José María Listorti y puede verse los lunes, a las 21.15, por El Trece. Son personas habituadas a asistir a este tipo de diversiones. Difícilmente los sorprenda demasiado nada de lo que pase en un estudio de televisión. Sin embargo, en esta oportunidad ni se imaginan lo que ocurrirá durante la grabación a la que asistirán.
Desde lejos, mucho antes de llegar al set, un fuerte olor a verduras recién cortadas inunda el ambiente. En la puerta, un par de mesas largas sostienen fuentes y bowls de cocina en los que se acumulan zanahorias rebanadas en juliana, cebollas tronchadas en pluma, pimientos de distintos colores dispuestos en tiritas, rabanitos, hinojos en fetas, mucha rúcula, lechuga, tomates y todo lo que una verdulería pueda ofrecernos para preparar ensaladas. Unas seis personas son las encargadas de preparar este material comestible que, por la cantidad que procesan, parece destinada a un ejército famélico.
Más allá, bajo los reflectores que iluminan el estudio, los participantes cantan frente a las cámaras los temas que deberán intentar interpretar más tarde durante el juego. Las letras de las canciones están copiadas en cartulinas y los intérpretes se sacan las ganas de entonar bien las canciones y hacerlo con toda la potencia de su voz, algo que durante la competencia les será imposible conseguir. Los técnicos ajustan el nivel de las pistas de sonido para equilibrarlo a la voz de los concursantes.
Listorti y los jurados: Oscar Mediavilla, Luciana Salazar y Gimena Accardi, llegan al set. Los asistentes preparan los elementos para la primera prueba. El proceso del armado escenográfico tarda unos veinte minutos. Una gran pecera de acrílico, en la que cabe una persona, es el dispositivo principal que ocupa el centro de la escena. El resto es solamente decoración para simular una cripta. La grabación está en marcha y una de las participantes está acostada en la pecera cantando. Entra una de las asistentes con una gran fuente de vidrio. ¿Lo que contiene? El público de las tribunas se tapa la boca y emite una exclamación de sorpresa. ¡Gusanos! Lo que trae la chica es una fuente repleta de gusanos que volcará sobre la participante. Ésta trata de escapar. Le avisan que debe permanecer acostada en su lugar cantando. Lo intenta, pero solo consigue emitir algunos sonidos de asco por lo que tiene sobre el cuerpo. Gusanos y además, arañas, y más tarde, varias serpientes. La pobre chica lo único que quiere es que termine la canción y escaparse de ese lugar.
Hay unos minutos entre prueba y prueba. Todo el estudio parece un lugar inseguro. Uno quisiera tener ojos en la nuca para ver quién se acerca por detrás y ver si no trae en la mano alguna serpiente. Lo que ocurre es que la broma que hace Listorti de acercarse a las chicas con una víbora enroscada en el brazo, ahora se ha generalizado y varios técnicos hacen lo mismo con quien tienen cerca. Por si fuera poco, un par de asistentes con palitas de plástico para juntar basura, recogen los gusanos y los meten en unos recipientes de plástico bastante grandes. Uno se imagina a esos contenedores volcándose y a los anélidos inundando todo el estudio y caminando sobre el cuerpo de los que están allí. Una imagen desagradable que resulta mejor apartar de la mente.
Mariano Russo es un muchacho al que todos conocen en la producción del programa. Se trata de un joven que tiene una pequeña empresa que se dedica a una actividad bastante particular. Es una proveedora de animales para producciones audiovisuales. Él se encarga de conseguir reptíles, ratas, conejos, insectos o lo que le pidan para filmaciones publicitarias, cinematográficas o televisivas. Con las grabaciones de este programa tiene trabajo de sobra. Va y viene a diario con esos recipientes plásticos repletos de cucarachas, arañas, víboras y gusanos. Nos cuenta que las víboras y arañas que usan pueden llegar a morder. Sin embargo, sus venenos no son peligrosos para los humanos, aunque en casos de alergia pueden crear ciertos problemas. Ahora, en verano el traslado de las serpientes no genera inconvenientes, explica. Solo hay que evitar tenerlas demasiado tiempo expuestas al frío de la refrigeración del estudio. En invierno, es diferente, ya que hay que trasladar a los reptiles con algún sistema de calefacción apropiado.
La otra prueba, luego de las alimañas, consiste en que los participantes deben cantar mientras preparan una ensalada y reciben en el cuerpo pequeñas descargas eléctricas. Esto último se consigue con los aparatos de electroestimulación muscular que se utilizan para hacer ejercicios sin esfuerzo. Los que se usan aquí están adaptados para ser conectados en las articulaciones en lugar de hacerlo en los músculos. La descarga que reciben los participantes no es dañina, pero sí dolorosa. El espectáculo de gente retorciéndose al recibir punzadas eléctricas y enchastrando todo el lugar con verduras y condimentos para ensalada no es uno de los espectáculos más agradables para observar. Por momentos, Listorti, que es el encargado de apretar el control remoto para las descargas, se engolosina con su maldito papel y abusa del suplicio, lo que lleva a los participantes al borde de perder la paciencia y reaccionar mal. Finalmente no ocurre, pero el clima en el ambiente luego de esta prueba queda con cierta carga de malestar contenido.
La última prueba que debe pasar cada equipo está destinada a los integrantes famosos. La misma consiste en que deben cantar con algún tipo de tratamiento que los incomoda sobremanera. En general no lo pueden hacer, pero la situación resulta más graciosa que las anteriores y el humor sirve para distender un clima que con el correr de las horas y lo incómodo de las pruebas se vuelve tenso. Algo que en pantalla no se percibe en toda su magnitud.
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