El sentido homenaje de Telenoche a César Mascetti: “Cuesta expresar el dolor que se siente acá”
Conductores, movileros y columnistas del noticiero que lo tuvo al frente durante varias décadas compartieron anécdotas y recuerdos de quien consideran un “maestro”
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César Mascetti fue, junto a su amada Mónica Cahen D’Anvers, la cara de Telenoche durante décadas. Por eso, el histórico noticiero de eltrece decidió arrancar de una manera muy especial, con un sentido homenaje al periodista, que falleció este martes a los 80 años. Con la clásica cortina sonando, la primera imagen, como si el tiempo no hubiese transcurrido, mostró al “Gaucho” y a Mónica dándole la bienvenida a sus televidentes.
“Hola, muy buenas noches. ¿Cómo están ustedes?”, rompe el silencio Mónica. Y su compañero agrega: “Muy buenas noches. Aquí están nuestros títulos de hoy”. Para todos los que realizan el noticiero, el “título” más importante de la jornada fue, justamente, la inesperada muerte de Mascetti. Por eso, después de aquella introducción con material de archivo de una de las tantas aperturas del programa protagonizada por Mónica y César, y del primer plano a una fotografía de la pareja en su querida finca de San Pedro, las cámaras volvieron al presente. En el actual estudio, con las luces tenues, y los actuales coconductores y columnistas sentados en un medio círculo, permanecieron unos segundos en silencio.
Luego de un paneo por el estudio, Diego Leuco fue el encargado de decir las primeras palabras. “Hoy es un día triste. Es un programa especial. Saben ustedes que murió César Mascetti, ‘El Gaucho’, como lo conocemos acá y lo conocen todos los amigos que están acá en el living con nosotros. Hoy Telenoche y toda la Argentina despiden a un símbolo de lo mejor de esta profesión”, resumió. Luciana Geuna, en tanto, acotó: “Me cuesta explicarles el dolor que hay acá adentro. La tristeza, pero también la admiración enorme por el aprendizaje que ustedes y nosotros hicimos de César y de Mónica. Hoy es un programa para decir ‘Gracias’. ¡Gracias, César! ¡Gracias por todo!”.
Luego, se emitieron las últimas imágenes de Mascetti al frente del noticiero, en 2003. “Cuando vemos a los más jóvenes continuar con honestidad y libertad este oficio, cuando nos reconocemos a través de una pregunta, cuando nos identificamos solo con una mirada, ahí estamos seguros de que nuestro paso por Telenoche dejó huellas. Y eso nos pone muy contentos”, expresaba el conductor en su despedida.
A su discurso, le siguieron distintas imágenes del periodista junto a su compañera, mientras la voz en off de Federico Wiemeyer comenzaba a evocar recuerdos son el periodista: “Lo recuerdo con un cigarrillo sin encender entre los dedos en las bambalinas de Telenoche. Callado y concentrado. Se sentaba, descartaba el cigarro manoseado y arrancaba. Esa era la señal de que empezaba lo que importaba de las noticias del día”.
“Un tiempo después cambió del cigarrillo apagado a un palillo. Su mujer, porque siempre andaban juntos, se encendía de vergüenza mientras él sonreía de costado y seguía usando el palillo. A César Mascetti en el día de hoy lo describieron de muchas maneras. ‘Encantador’ es una palabra que se dijo y que lo define muy bien. ‘Profesional’, es otra. Pero hubo muchas más que llegaron desde el cariño: ‘pícaro’ en lo privado, ‘incisivo’ en lo profesional, pero siempre ‘respetuoso’ y ‘respetado’, que no es lo mismo”, continuó relatando, mientras seguían sucediéndose imágenes icónicas de su paso por el programa.
“César era preciso. ¿Sabés por qué era tan profesional? Porque había hecho todos los peldaños. Porque había trabajado muchos años en la calle. Nadie tenía que explicarle cómo es la vida de un movilero, porque lo sabía muy bien. Por eso, respetaba al otro en todo momento y a veces hacía escuela en su silencio para que el otro se luciera. Y no se desentendía. Estaba atento a todo lo que pasaba con su equipo, con los que salían frente a cámara y con los que trabajaban detrás, con los técnicos”, agregó Wiemeyer.
Y siguió: “Al amor de su vida, a la eterna Mónica, la conoció trabajando, por supuesto. Ella ya era una mega estrella y él era cronista de exteriores. Se cruzaron, se reconocieron, y no se separaron nunca más. Para los argentinos, durante décadas, César Mascetti fue el rostro de una época dorada del periodismo de TV; tiempos en los que la tecnología crecía a pasos agigantados y las posibilidades parecían infinitas. Estaba todo por hacerse y él podía hacerlo, hasta la consagración definitiva en Telenoche”.
“Buscalo en Youtube, volvé a mirarlo, y vas a ver que era señorial para dar las noticias; sin caer en estridencias. Un ejemplo del equilibrio justo y un maestro en el manejo sutil del balance que tiene la información, que a veces es dura, pero a veces es cálida; a veces es cruel y a veces es simpática. César manejaba todos los tonos. Un tipo sobrio en lo profesional y en lo privado. Muy amigo de sus amigos. Apodado ‘El Gaucho’ por su porte y además por su amor a la tierra, a su querido San Pedro, la localidad a la que siempre volvió. Con Mónica ya tenía La Campiña y a veces el tipo aparecía en la redacción con cajones de naranjas para todos. Los escritorios se convertían en fruterías y el aroma a cítrico llenaba el ambiente. Él se corría a un costado y hablaba mucho por teléfono al campo, a ver cómo seguía todo, y enloquecía a los meteorólogos para saber cómo vendría el clima con las carreras de palomas, porque era un apasionado colombófilo”.
Gracias César, por todo. Siempre. El último adiós a “El Gaucho” Mascetti en #Telenoche, el noticiero que condujo durante tantos años junto a su compañera Mónica. pic.twitter.com/rF455PwJGj
— eltrece (@eltreceoficial) October 5, 2022
“Buen viaje, adonde te hayas ido, Gaucho”, terminó la evocación en off, para darle paso a las anécdotas de los presentes en el estudio. El primero en dar su testimonio fue Sergio Lapegüe: “Estuvimos con Juan Miceli en la AMIA haciendo esa cobertura tremenda hasta no sé qué hora de la noche. Para mí era como trabajar con un maestro. También en Río Tercero me tocó estar con él. Y solamente lo tenía que ver y aprender”, rememoró, entre lágrimas. “Es que la vida pasa tan rápido... Son golpes muy fuertes para todos nosotros que nos conocemos de muy chicos. Nosotros aprendimos con él porque éramos muy pibes acá. Él todos los meses nos daba la gran charla para ir armando el manual de estilo. Éramos muy pibes, 20 años. Y fuimos aprendiendo a tener un estilo en Telenoche... Me shockeó la noticia porque parece que lo hubiese visto ayer”.
“El Gaucho era un tipo con clase, con calle, con la habilidad de poder estar en cualquier situación, con una prestancia que muy pocos tienen. Y un tipo muy reservado con su intimidad, con su vida privada, de sus puertas adentro, pero absolutamente sencillo. Y esta etapa final él no la quiso compartir por esa dignidad y esa clase que mantuvo hasta último momento”, explicó Dominique Metzger. “Hablando recién con mi papá [Eduardo Metzger, histórico productor de Telenoche y amigo personal de Mascetti] me contaba que él perdió a su papá por una enfermedad, y seguramente su miedo y su aprensión tenían que ver con que a él le pase lo mismo. Y cosas del destino, a él un poco le terminó pasando lo mismo”, indicó.
“Tengo un nudo en la garganta. Es muy difícil, pero a mí me gustaría recordarlo con una sonrisa, siempre. Porque eso nos generaba. Vos lo veías en cámara muy serio, muy circunspecto, pero el tipo generaba alegría alrededor y estaba todo el tiempo haciendo chistes. ¡Hasta armaba jodas! El que venía desapercibido, caía. A mí una vez me hicieron una, y nunca lo reconocieron. Hace 25 años yo era más pacato que ahora, y es decir. Estaba quejándome delante de Mónica, de él y de otra persona, que hoy es gerente en otro canal, sobre una propaganda muy jugada de un vermut. ‘¡Cómo van a pasar esa propaganda en este horario! ¡Los chicos!’. Al otro día, yo estaba concentradísimo contestando una demanda en el estudio a la mañana, apurado porque tenía que llegar al noticiero, y recibo un llamado telefónico de una encuestadora. ‘Estamos haciendo control de calidad de la publicidad de tal vermut. Usted, ¿qué opina?’. Y yo me mando... Y después caigo... ¡Esto no puede ser cierto! Pero le seguí la conversación. Y el otro tipo, que el que es gerente en otro lado, me seguía la conversación, como media hora... Y cuando llegué al noticiero, me miraban, como diciendo: ‘A ver qué va a decir este’”, recordó, Luis Otero.
Luego tomó la palabra Marcelo Bonelli. “Yo empecé a trabajar con él, y fue un maestro. Y como decía Metzger, tenía una gran clase y un gran tono, y traspasaba la televisión. Sabía cuál era el momento de la joda, cuál era el momento del chiste pícaro al aire, de ese juego que hacían con Mónica siempre que aparecía un desfile... Nos enseñó mucho. Era un tipo muy dedicado”.
Sandra Borghi, entonces, recordó: “Era el Telenoche que a las 20 nos reunía a todos. Hoy lo estamos reviviendo y esta emoción que aparece tiene que ver con lo que nos pasa a nosotros, con lo que te recuerda a vos, con tu mamá y tu papá sentados en el living. Porque era ese el Telenoche de los 25 puntos de rating. Era él el que nos contaba las noticias... Entonces, ¿cómo no te va a poner la piel de gallina? Era el Telenoche que atravesaba la pantalla y que se metía en tu casa. Él era primero persona y después periodista. Conversaba. Le interesaba cómo te habías sentido en tu cobertura. Yo terminaba el móvil y no me iba a mi casa, me venía al canal y me hacía la distraída, para que el me viera y me dijera cómo estuve”.
Desde su casa, Juan Miceli también aportó su recuerdo: “Cuando me enteré me golpeó mucho. Después me recompuse y ahora, escuchándolos, me vuelvo a emocionar. Yo tuve trato con ellos hasta hace poco. Hace un mes hablé con Mónica y me dijo: ‘César estaba paseando los perros. Le mando tus saludos’. A lo mejor, ya sabía lo que tenía y no quería hablar. ¡Tengo tanto cariño y tantos recuerdos de ellos! ¡Me hicieron tantos regalos! Tengo un palo borracho ‘Mascetti’ que cultivó su abuelo y me regaló la última vez que fui a verlo y lo planté en mi jardín. Creo que si algo de bueno tenemos todos nosotros periodísticamente, es porque ellos nos ponían una vara muy alta. Entonces, cuando salías a hacer un viaje, una cobertura, un móvil, no podías fallarles. Había una preparación, una búsqueda de profesionalismo, de ser los mejores porque no podíamos fallarles a ellos. Nos subían la vara porque teníamos que estar a la altura de ellos”.
Sergio Elguezábal, presente en el estudio, evocó: “Transmitíamos noticias para Mónica y César. Que ellos nos dieran una palmada, una mirada o una palabra, significaba que íbamos bien. Cuando nació Clara, mi hija más grande, yo estaba en un movil en la calle Florida. Nunca me olvido. César me dice, en la transmisión: ‘Sergio, andá porque está naciendo tu hija’”. Desde el móvil, Mario Marquich apuntó: “Estamos hablando de un hombre que como persona es inolvidable y como profesional, prácticamente desmesurado por la calidad que tenía. Era un hombre que tenía mucho mundo. Conocía el país entero y buena parte del planeta, y sin embargo era sencillito y de alpargatas. Era un tipo de ciudad chica. Lo admiraba mucho desde antes de entrar a la televisión porque un don: era como un periodista norteamericano o sajón, eran pocas las palabras las que necesitaba para presentar una historia con una contundencia tremenda. Tanto él como Mónica editorializaban con un gesto, con un mohín, con una mueca”.
“Esa misma síntesis que él usaba y de la que aprendimos todos, la usa también para su momento final. Hoy Roberto [Mayo], su gran amigo y casi hijo, cuenta que el día en que se entera, hace muy poco tiempo, desde el consultorio del médico le dijo: ‘Roberto, me picaron el boleto’”, reveló Elguazábal.
El padre de Dominique y un testigo privilegiado del comienzo de la historia de amor entre Mónica y César. “Todos hablan de sus experiencias profesionales junto a él, pero mi experiencia es personal. Yo no llegué a trabajar con Mónica y César, entré al canal mucho tiempo después, pero quise dedicarme a esto por ellos. Mi papá era productor del noticiero y en esa época en la que en la televisión estaba todo por hacerse, habían reuniones después de los programas, porque en ese tiempo, vos pertenecías a un grupo de trabajo y te la pasabas junto a ellos. Se juntaban a jugar a las cartas y los fines de semana. En las reuniones que se hacían en mi casa, mi papá ponía música y les ponía temas lentos para que apreten”, reveló Metzer. Y relató: “César era muy confidente de mi papá y le preguntaba: ‘¿Vos sabés si ella esta realmente con alguien?’. Le pedía data, porque Mónica ya era una estrella. Y finalmente, parece que se rompió el auto de uno de los dos y de casualidad se fueron juntos. Nunca más se separaron”.
Desde San Pedo, Gustavo Tubio sumó su testimonio: “Entre las cosas que tenemos que agradecerle, está el orgullo de tener un micrófono en la mano. Y nos enseñó cómo acercárselo a la gente y cómo escuchar y visibilizar historias. Ese fue César. Nos dejó una marca imborrable, como se la dejó a este pueblo, San Pedro, que en cada esquina y en cada rincón siguen recordando al enorme ‘Gaucho’”.
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