El secreto del éxito de GH: tan parecidos y tan distintos a nosotros
¿Qué es lo que hace que nos apasionemos por un grupo de desconocidos que viven encerrados en una casa, a la vista de todo el mundo? Es un juego que nos entretiene y nos permite pensar las cosas que realmente nos preocupan en la vida cotidiana
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Gran Hermano ya se consagró como el programa de mayor audiencia de 2022 y avanza por un camino alfombrado para repetir el logro este año o, al menos, colocar la vara bien arriba. Cuando volvió a la pantalla grande, el lunes 17 de octubre, las expectativas era más bien modestas, a tono con lo venía sucediendo en la TV abierta. No había números, nadie quería arriesgar. Por eso, los picos de casi 23 puntos de rating del debut, con un promedio de 21,5 puntos, fueron tan bien recibidos. Y eso considerando solo a los usuarios clásicos de la tele. Al mes comenzó el Mundial en Qatar y la pregunta pasó a ser otra: “Está bien, pero, cuando comience el fútbol, ¿nos sostendremos? Y sí, la gente siguió prendida a Telefe; GH se mantuvo como tema de conversación en los hogares, el trabajo y las redes sociales. Después, cuando la selección se recompuso del traspié inicial ante Arabia Saudita y todos comenzamos a soñar con la tercera estrella, surgió otra duda: “¿Será que el público querrá ver otra cosa que fútbol?”. Y el programa continuó con sus niveles de audiencia. A continuación, se sucedieron los festejos por la victoria de Lionel Messi y sus ilustres compañeros, la Navidad, el fin de año, las vacaciones, los lanzamientos de otros canales: GH sigue firme, arriba.
¿Por qué GH nos entretiene tanto? ¿Qué es lo que hace que nos apasionemos por un grupo de personas a los que no conocemos y que viven encerrados en una casa, a la vista de todo el mundo?
Creo, modestamente, que una de las claves está en el formato, aunque sin un canal que invierta, una producción eficiente y un conductor muy afinado no hay esquema que valga. Bueno, y también sin un equipo de analistas con buenos aportes.
Bien ejecutado, el formato es único: un híbrido, un juego en el que lo real irrumpe de manera más o menos espontánea. Una mezcla de juego y reality. Una cruza que permite incorporar la realidad del país: los sueños, los temores, los ideales y las angustias de la gente.
Pero no es un reality cualquiera, es un reality “real”: no está construido, editado, sino que podemos ver lo que sucede en vivo y en directo. Los protagonistas no son actores ni famosos; son perfectos desconocidos, seres anónimos capaces de asumir roles que todos conocemos muy bien ya sea porque se parecen a nosotros o porque son similares nuestros hijos, nuestros padres, nuestros amigos, nuestros colegas. A personas que nos caen bien y a personas que nos caen mal.
Y eso nos apasiona porque nos convierte en espectadores muy activos. Estamos muy cómodos frente a la pantalla observando cómo gente extraña, a la que probablemente nunca conoceremos, dice y hace cosas que nos resultan muy familiares; tanto que nos interpelan en una conversación íntima pero que también se vuelve familiar y social.
Aparecen así temas como el acoso, el abuso, los prejuicios contra las mujeres, los homosexuales, los viejos, los gordos y los pobres; el machismo, el doble discurso, la corrección política, la falsa moral, las creencias religiosas. Temas de la vida cotidiana en el horario central de la TV abierta y con un promedio de 20 puntos de rating. Esto explica por qué GH es tema de conversación en todos lados. Más teniendo en cuenta que en la pantalla abierta y en el cable no suelen aparecer estas cuestiones, al menos de una manera tan clara.
Además, cada semana el público tiene la última palabra sobre quiénes se quedan en la casa y quién se va. La gente puede eliminar -cancelar- al que no le gusta o a quien le gusta menos ¡Qué cosa tan catártica cancelar a otro en este tiempo de crisis y grandes frustraciones!
Es interesante cómo se ven los propios jugadores. El día después de la gala de eliminación, la víctima semanal va al estudio, donde es entrevistado por el conductor y los analistas. Han sido apenas devueltos a la normalidad, a un tiempo y a un espacio que abandonaron hace un buen rato; en el caso del último jugador hacía tres meses. No saben bien dónde están y se emocionan cuando se enteran de ciertos detalles, como, por ejemplo, quiénes los nominaron para perder la competencia. Por lo general, atribuyen el voto negativo a que el público confundió el juego que ellos estaban desarrollando con rasgos negativos de su personalidad, como la burla, la traición, el engaño. La maldad, en definitiva. “Yo no soy así, era solo un juego” es una frase que se repite. O esta: “Una cosa es el juego y otra es la persona”.
Es cierto, en parte. Es que GH no es solo un juego; ellos usan las máscaras que pueden para favorecer la eliminación progresiva de sus competidores, pero, confundidos en el tiempo, en una casa donde las paredes se vuelven transparentes por un enjambre de cámaras y micrófonos, pierden de vista que la gente puede verlos incluso cuando se sacan esas máscaras. La realidad se nos aparece en cualquier momento. Y en una forma directa, potente, porque, si bien los jugadores saben que también tienen que “actuar” para “el afuera”, eso les resulta complicado, en la práctica. “El afuera” es una incógnita: no se ve y es fácil de olvidar.
Esa realidad no es inapelable. Por el contrario, es una percepción difusa, controversial, de lo que está pasando; genera debate, provoca conversación. Los jugadores van desarrollando sus propias hinchadas, que despliegan sus apoyos y sus rechazos en las redes, otro acting que revela la vitalidad del programa. Las votaciones en las galas de eliminación resultan más o menos divididas, pero siempre muy apasionadas.
Los jugadores eliminados tienen razón, sin embargo, en algo clave: han llevado sus máscaras lo mejor que han podido para ganar un premio; están actuando, lo más naturalmente posible, pero ellos no son sus máscaras. Mejor dicho: no podemos saberlo. Protagonizan un juego, que nos entretiene y nos permite pensar las cosas que realmente nos preocupan en la vida cotidiana ¿Se puede pedir algo más de un programa de TV?
*Periodista, escritor y analista de GH.
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