El raro efecto Lanata
¿El rating de PPT y el crecimiento de las ficciones se explica por la ausencia de Tinelli?¿Se sostendrá cuando éste vuelva?
Fenómeno, entretenedor, periodista, simulador, showman o simplemente escritor -como a él le gusta refrendarse- son algunas de las definiciones que suelen acompañarlo, dependiendo, claro está, del grado de simpatía o detracción del enunciante.
Él, se sabe, hizo en efecto sus primeras armas en la gráfica, escribió libros, fundó un diario con apenas 26 años (el "Página" que hoy lo desdeña), luego hizo lo propio con una revista (con la cual también terminó en la vereda de enfrente) pero no fue hasta su llegada a la pantalla chica cuando su popularidad alcanzó niveles que nadie se animaría a medir.
Aquel Día D inicial tuvo varias rupturas y continuaciones, pero nunca tan comentadas como la actual etapa de Periodismo para todos (PPT) , el programa que el domingo pasado marcó un hito de rating: promedió 30,1 puntos, una marca que no se veía desde los mejores años de Bernardo Neustadt, Mariano Grondona o incluso Mario Sapag y Tato Bores.
Singular combo de nombres que, curiosamente -o no-, podría amalgamar muchos de los recursos a los que Lanata echa mano hoy en pantalla. Su "good show" tiene de todo: monólogos, caminatas cortas por el piso, silencios, imitaciones, sketches, denuncias, informes y una retórica que no duda nunca en utilizar la ironía, el suspense y la hipérbole.
El medio entero ya habla del "efecto Lanata" y entre los debates sobre la farandulización o no de la política hay un dato que merece ser tenido en cuenta: a pesar de la continua migración del público hacia otras pantallas y tecnologías (en particular, el universo on demand ) lo que sucede en la televisión abierta sigue concitando el interés de mucha, mucha gente.
Basta reparar acaso en el gran momento de la ficción, con varios programas ( Dulce amor, Vecinos en guerra, Solamente vos, Mi amor mi amor y Sos mi hombre ) entre los quince y veinte puntos de audiencia. La "primavera del rating" también ha llevado a que América se haya sumado a la pelea de los números, ganándole en algunos casos el segundo puesto a El Trece gracias a su rendidora "trilogía In": Intrusos, Infama e Intratables .
Para muchos, este momento bien puede ser explicado por la ausencia de Marcelo Tinelli, el peso pesado de la pantalla chica con el que el propio Jorge Lanata ha sido comparado. Dos observaciones al respecto: Lanata sigue (o debería seguir) dependiendo del contenido para mantener la bonanza. No es su sola figura como entretenedor la que le permitirá afrontar el clásico "¿hasta cuándo?" con el que la tele premia y apremia. Segundo: si su programa decide abrazar con todas las letras el juego de las grandes ligas, se enfrentará allí con un riesgo inherente, el de rendirse a las reglas del rating, ese demiurgo virtual que a cada minuto pide más y más, subiendo apuestas de alto impacto que el formato periodístico difícilmente pueda brindar.
Tanto Tinelli como Lanata han sido lo suficientemente prudentes como para no entrar en el juego de las comparaciones, por ahora su "rivalidad" ha quedado constreñida a esporádicas peleas mediáticas, primero con las chicanas sobre la patria potestad de "la sueca" Alexandra Larsson y luego, con las denuncias de supuestas maniobras oscuras y gubernamentales detrás del futuro televisivo de Tinelli.
Por estas horas crecieron fuerte las versiones de una definitiva vuelta de Marcelo al Trece, la actual "casa" de Lanata. Será muy interesante ver cómo sigue esa disputa en pantalla
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