El Pelado López: "Fue raro verme en las tapas de las revistas por mi separación"
Se llama Guillermo López pero pocas personas recuerdan el dato y hasta él lo olvidó. "Hice de mi pelada una Pyme", repite siempre que le preguntan por su apodo que es prácticamente un sinónimo de su persona. Si uno dice "el Pelado de la tele", la imagen inmediata es la de un conductor televisivo de 48 años, flaco, alto, y evidentemente calvo que se hizo famoso como notero de CQC y ya gestó su marca registrada. Por eso, cuando esta noche empiece su nuevo programa, Todo por hoy, por la pantalla de Canal 9, tendrá que asumir que casi nadie va a retener el título del show por mucho esmero que hayan puesto los productores en pensarlo: será "el programa del Pelado", porque el público manda, señala, nombra, comenta y tiene, en última instancia el veredicto del control remoto en la palma de su mano.
"Es loco, antes de CQC ni siquiera me decían el Pelado porque en mi grupo de amigos había otro pelado. Ahora pasaron muchos años. Es lindo, me gusta que la gente diga el Pelado y asocie que soy yo. Cuando estoy en la calle pasan y gritan 'Pelado', es divertido, es lindo", dice a LA NACION. Si hay algo que tiene claro es que se debe a ese público y hará todo para mantenerlo cautivo. Para empezar, se hace cargo de sus fans: "Mis chicas, las señoras de más de 70, de 80". Y con una caída de ojos se convierte en el típico muchacho entrador que conquista a las abuelas de todos. "¿Tu abuela es una de mis chicas? Grabame con tu celular, le voy a mandar un beso", le dice a esta cronista, y cumple el objetivo: el mensaje hace reír a China, tucumana de ochenta y pocos, quien de ahora en más mirará el video en el que el Pelado le declara su amor en loop cada vez que tenga ganas de reír. "Tengo una mamá de 82 entonces todas las mujeres de esa edad a las que les hago chistes en la calle... Es como si fuera un chiste para mi mamá. Es re lindo ese cariño. Los niños y la gente grande me generan mucha ternura. Entretener a los abuelos está buenísmo", cuenta.
Todo por hoy marca su debut en la pantalla de Canal 9, emisora que con este estreno completará su grilla de programación propia desde la mañana hasta la medianoche, una novedad, dada la cantidad de latas que transmitió hasta este año. Aunque se aleja de la pantalla caliente de Eltrece, que en 2017 lo tuvo conduciendo Las puertitas del Sr. López, el Pelado confía mucho en el trabajo que le permitieron realizar con esta propuesta: "Me dan mucha libertad para la parte creativa del programa", reconoce, entusiasmado y adelanta cómo será el programa que podrá verse desde esta noche, de lunes a viernes a las 23: "El público viene a jugar, va a haber una entrevista, y después un seleccionado de los que viene a jugar va a mostrar su talento. Puede ser un talento inútil pero interesante. Siempre buscando el humor, nosotros queremos que la gente se vaya a dormir con una sonrisa. Y el que sea clasificado con el invitado van a jugar los dos al Chino conmigo, que es como el clásico de mis programas. Un Chino recargado, en un estudio, aggiornado a estos tiempos. Una de las personas del público además se va a ganar un auto".
-¿Cómo es entretener en estos tiempos en que las noticias económicas y políticas tienen en jaque al humor social?
-Lo tomo como un gran desafío. Hoy hacer reír es un gran desafío. La gente termina el día y después de que escuchó que el dólar, la inflación, la lechuga, prende nuestro programa... Es un desafío. Pero me gusta. Mi objetivo en todas las cosas que hago es que termine teniendo humor. Mi formación es actoral, y cuando hacía teatro siempre llevaba todo para el lado del humor. Siempre lo voy a hacer.
-¿Y creés que hay lugar para el humor político en esta coyuntura?
-Está un poco delicado. Reírte de lo que pasa cuando eso genera que el 90% de las personas la pasa mal es complicado. En CQC era diferente porque íbamos a decir lo que la gente quería decir. Ahora, hay que pensarlo bien, podés herir a gente que la está pasando mal. No es el objetivo hacer humor con la actualidad en este programa.
-Hace poco un ex CQC, Juan Di Natale, dijo en este medio que había algunas bromas que hizo en ese programa de las que se arrepentía. ¿Cómo lo ves vos?
-La verdad pienso que era un gran programa. En ese momento no era este contexto. Un chiste que en ese contexto generaba gracia ahora no lo haría. Es cierto que nosotros nos reíamos de todo... En mi caso, hacía notas con los famosos y buscaba hacer un chiste en conjunto, no iba a reírme del personaje, por eso generaba buenos vínculos con todos. Pero reconozco que había algunas situaciones que estaban pasadas, que era el formato y nos parecía normal. Yo pienso que es uno de los cinco grandes programas de la historia de la televisión.
-¿Cuánta injerencia tenés en el armado del programa, las secciones, los juegos...?
-En Mandarina, me dan mucha libertad para la parte creativa del programa. Me encanta eso. Aportar ideas, me junto con los productores, más Mariano Chihade y Mario Chela y le damos formas. No me imagino, viste, viniendo y qué tengo que decir, dónde me paro y cuánto cobro. No me funciona ese formato, me gusta estar involucrado. Hago lo que me gusta así que me parece bueno aportar. Algunas ideas no se toman, otras sí. Participo y opino de todo.
-¿Cómo es hacer entretenimiento en la TV de hoy? ¿Qué creés que le divierte más a la audiencia?
-La tele va cambiando: por un momento habían desaparecido los programas de preguntas y respuestas, y ahora le va muy bien a Pasapalabra... Son momentos. Cuando hacíamos el Lo sabe, no lo sabe, éramos de los únicos programas de preguntas y respuestas. Después se pasó a programas de interés general con panelistas... Lo que siempre está es lo periodístico, siempre está vigente en la televisión. En la tele de hoy veo que hay bastante variedad y que está bueno eso.
-¿Cambió la forma de hacer humor para vos desde que saltaron a la luz todas las denuncias por violencia machista?
-Yo creo haber sido siempre caballero y creo no haberme reído ni reírme desde un lugar machista. Mi vínculo con las mujeres en las notas de CQC, por ejemplo, estaba todo lo del piquito, que era un chiste de seducción, yo me ponía en el rol de antihéroe a ver si lograba el objetivo. Siempre he sido respetuoso con la mujer, entonces no me resulta difícil serlo ahora. Lo soy en mi vida, con una amiga, con mi madre.
-Me refiero a si te surgieron algunas reflexiones puntuales sobre el tema, cómo encarar la masculinidad dada esta ola de denuncias... ¿Lo charlan con tus amigos? ¿De los piropos? ¿Las distintas formas de abuso?
-Casualmente con una amiga hablaba de esto, nunca fui de tirar piropos en la calle, no sólo porque me siempre me pareció incómodo para la chica, sino porque tenía la teoría de que así no me iba a levantar a nadie. Sí tuve amigos que lo hacían, pero nunca fui así, y no lo digo para quedar bien. Si me dan un lugar para eso, sí puedo piropear, me parece que es lindo elogiar a la chica que te gusta, o a una amiga, si te dan el lugar. En las charlas que tengo con mis amigos son todos bastante parecidos... Por eso conservamos la amistad. Considero que somos muy caballeros. Eso sí me parece que falta. Veo generaciones que tienen un modo de trato con las chicas que no está bueno, como si fueran pares, y para mí está bueno que el hombre sea caballero con la mujer.
-¿A qué te referís? ¿Cómo debe ser el hombre con la mujer? ¿Debe abrirle la puerta del auto?
- No sé si abrir la puerta del auto. Pero sí ser caballero, estar atento, si hace frío darle la campera. A mí me educaron así. Soy muy atento. No solo con la pareja, en general, con la gente que quiero. No sé si está bien o no, soy así.
-Que notes que a las mujeres les puede incomodar un piropo callejero, eso es ser bastante atento...
- Es que me pongo mucho en el lugar del otro. Me ha pasado de estar en un casting al que vino una chica y el productor de repente le dice "sacate la campera". Y a mí me parecía que no modificaba lo que estábamos haciendo que se sacara la campera, era innecesario, no era un casting para ver cuerpos para una campaña de ropa interior, que entiendo que la chica tiene que mostrarse con ropa interior, no sé, o mostrar fotos. Y me puse en su lugar, y pensé en que la chica seguramente venía con la ilusión de quedar, y que seguramente tenía un novio, y qué se yo, le dije quedate con la campera, no hace falta. Y todos me miraron sorprendidos, pero a mí me había incomodado eso.
-¿Por qué te incomodó?
-He tenido muchas parejas, y algunas han laburado de modelos y me parecía horrible que a veces estaban haciendo un trabajo y había cosas de más...
-¿Te parece bien que estas situaciones se denuncien?
- Sí, me parece bien que las mujeres denuncien. No solo en la televisión. Ese abuso de poder, y que un tipo, porque tiene un cargo, incomode... Sí me parece bárbaro que haya en todo ámbito conquistas que sean festejadas de ambas partes, que la gente se enamore, se conozca, se guste. El abuso de poder, el acoso, me parece patético. Me parece buenísimo para la mujer que se pueda hablar. Y en el caso que le suceda a un hombre, también. En ambos casos, que se denuncie, está bien.
- Hablemos del rating: ¿te preocupa?
-Me gusta tener mucha gente del otro lado. Pero en las reuniones que tuvimos en Canal 9 el planteo fue: busquen el programa, armen un lindo programa, vamos a construir y el resto se va dando solo. Me parece que es la manera de hacer tele. Creo que algunos programas son muy buenos y no llegan a desarrollarse por la locura del número. El minuto a minuto ha arruinado segmentos. El rating es tan relativo. A veces genera que haya muchos programas que miden y se considere que son un éxito. Para mí el éxito es hacer reír, o hacer emocionar, dos personas que se pelean y que eso mida, para mí no es un éxito.
-¿Cómo es hacer televisión cuando estás compitiendo con Netflix, Whatsapp y todo lo que está al alcance de un clic?
-Siento que la tele y la radio siempre van a estar. En las casas la tele siempre está frente a la mesa, forma parte de las cenas, hay que afrontar que a lo mejor en el momento del vivo hay menos gente pero las cosas se replican y termina viéndolo mucha gente más en otras plataformas. Me parece que el secreto es acostumbrarse, entender que los números son otros. Yo soy de la idea de hacer un buen programa y que tenga un buen número. La prioridad es hacer un buen producto. No te voy a decir que no me gusta que mida mucho.
-¿Cuánto sería para vos un buen número?
-Somos los que vamos a patear la última lata que le queda al canal. Así que empezamos de cero. De cero a uno ya es un montón [risas].
-¿Qué tipo de programas te gustan?
-A mí me gusta ver los programas de tele que tengan un conductor que te está hablando. Me gusta el programa que tiene un conductor o conductora que te entretiene. Un tipo que te está haciendo compañía, de otra manera es más frío el contacto. En el horario de noche me parece que le podés hacer compañía a mucha gente que está sola.
-O sea que sos de ver ShowMatch.
-Sí, claro. Tinelli me parece un referente de conducción para todos los que trabajamos en la televisión y el laburo de él es buenísimo.
-¿Tenés amigos en el medio?
-Tengo buenos vínculos, pero mis amigos están fuera del medio. Podría decirte que tengo un montón de amigos, pero no para armar un plan, mi cumpleaños no lo celebro en un boliche con famosos. He generado re lindos vínculos. Pero mi gente no es gente que tenga que ver con la tele.
-¿Qué disfrutás hacer en tu tiempo libre?
-Mi plan ideal con amigos es ir a comer, si es en casa mejor. Soy súper casero, no me gusta mucho la noche, ni andar muy tarde, me gusta levantarme temprano. Un gran plan es quedarme viendo tele, pedir pizza, un planazo.
-En los últimos meses tu nombre estuvo en los títulos por tu vida sentimental, más que por tu trabajo [su separación de Jujuy Jiménez]. ¿Cómo vivís esa exposición de tu intimidad?
-Raro porque en general siempre tuve un perfil muy bajo. Entiendo que en este caso, como tenía una pareja que también era conocida, era lógico. Quizás no me imaginaba terminar en la tapa de Paparazzi cuando terminó nuestra relación pero estuvimos ahí cuando empezó. Yo prefiero manejar un perfil bajo en general. Ha sido todo tan sano, la separación, sin problemas, sin escándalos, sin terceros. En su momento hablé lo justo y necesario y para mí ya pasó... Cada uno lo va manejando como puede. Para mí, seis meses después seguir hablando de eso me parece muy raro. Me pareció respetuoso hablar en su momento porque era una relación muy importante para mí, y porque la gente se brindó muy afectuosa, entonces mínimamente, si habías mostrado durante cinco años que tenías una pareja, era lógico hablar de que habías terminado.
-¿Qué proyectos o sueños te quedan por cumplir?
-Con seguir haciendo lo que me gusta, ya me siento un afortunado. Y la verdad he superado mis expectativas. Cuando estudiaba con [Agustín] Alezzo, a los 19 años, pensaba que me gustaría vivir de la actuación, hacer humor y no tener que trabajar de otra cosa. Todo eso ya lo superé, por suerte. Me voy poniendo sueños a corto plazo. Ahora, espero que esto funcione bien, no solo por mí, porque detrás hay mucha gente que tiene laburo con esto. Tengo el objetivo de pasarla bien. Me ha ido mejor de lo que esperaba, me siento muy agradecido, entonces, la verdad, tengo ganas de sonreír, nada más.
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