El legado de Steve Irwin
Tendrá un funeral público; planes para la sucesión en TV
De prosperar la campaña por correo electrónico lanzada hace unos días por Andrew Tapsall, un conocido promotor de la lucha por la defensa del medio ambiente en Australia, los habitantes de ese país deberían lucir a lo largo de toda esta jornada vestimenta de color caqui como una muestra de reconocimiento hacia la memoria de Steve Irwin, que pasará a la historia con el título con que fue conocido en todo el mundo gracias a la televisión: el cazador de cocodrilos.
La iniciativa de Tapsall se anticipó unos días al anuncio, confirmado anteayer, de que habrá un funeral público el próximo miércoles en el Crocoseum del Zoológico de Australia, que el propio Irwin creó a partir de su entusiasmo por la conservación de especies salvajes y en el que se lo solía ver alimentando a cocodrilos y otros reptiles en un ambiente rodeado de pájaros y otros animales.
El zoo en el que tendrá lugar ese tributo se encuentra en Sunshine Coast, Queensland, muy cerca del lugar en el que Irwin halló la muerte el 4 del actual mientras filmaba un documental en la Gran Barrera de Coral. Allí, como se sabe, recibió a la altura del corazón el mortal aguijón de una raya a la que se había aproximado del modo como solía aparecer en TV junto a algunas de las especies animales más peligrosas del mundo: muy cerca, sin temor a cualquier consecuencia.
"No veo cómo un funeral podría realizarse en otro lugar que no fuera el Crocoseum que él construyó aquí en el zoo y del cual estaba tan orgulloso", dijo Terri Irwin, esposa y principal colaboradora del documentalista, al aparecer en público por primera vez desde el fallecimiento.
Aunque habrá sólo tickets gratuitos disponibles para el acceso al lugar de 5500 personas, se descuenta que el tributo será seguido por una audiencia multitudinaria, ya que está prevista la transmisión en vivo de las imágenes para Australia, Estados Unidos y varios países asiáticos, donde se encuentra la mayor parte de los 200 millones de espectadores que seguían los exitosos programas que Irwin conducía en la señal Animal Planet. El más conocido, precisamente titulado El cazador de cocodrilos , puede verse en la TV paga de la Argentina, desde la mencionada señal, todos los lunes, a las 17.
Quienes sí recurrieron en los últimos días a la TV fueron las propias autoridades australianas y algunos amigos de Irwin, que pidieron que se detuviera una ola de ataques y agresiones a rayas que parece haberse desatado en los últimos días con la aparición sin vida de más de diez ejemplares en aguas costeras australianas.
"Queremos dejar bien en claro que no aceptaremos ni apoyaremos a nadie que tome parte en cualquier forma de venganza. Eso es lo último que Steve hubiese querido", dijo Sydney Michael Hornby, director ejecutivo de los Guerreros Mundiales de la Fauna Salvaje, una organización ambientalista creada por Irwin que multiplicó en los últimos días, según sus responsables, las donaciones que recibía antes del fallecimiento de su mentor.
El último video
Irwin, cuyos ingresos en 2005 fueron estimados en más de tres millones de dólares por la revista australiana Business Review , había comprado tierras no sólo en Australia (donde poseía una extensa propiedad consagrada a la protección de especies como koalas y pitones), sino en varios lugares del Pacífico Sur, como las islas Fiji y Vanuatu, con similares propósitos conservacionistas.
La muerte de Irwin deja todavía interrogantes inmediatos y un legado inconcluso como estrella televisiva de un nuevo modo para el cuidado de la vida salvaje, tal como señaló el domingo último The New York Times .
Por un lado, persiste el debate sobre si corresponde o no dar a conocer públicamente las imágenes de los últimos momentos de la vida de Irwin -incluido el momento en el que recibe el mortal aguijón-, registradas por el equipo que lo acompañaba en el rodaje. Un foro abierto en la última semana por la BBC mostró una amplia disparidad de opiniones, divididas entre quienes rechazan la difusión para evitar un aprovechamiento morboso y sensacionalista de hechos que deberían conservarse en la esfera privada y quienes invocan el propio deseo de Irwin, manifestado públicamente en 2001, de ser filmado en acción hasta el último instante de su vida. Quien llegó más lejos en su crítica fue la reconocida organización estadounidense de protección de los animales PETA, para quien Irwin no era más que "una estrella barata de los reality shows". Bien diferente es el pensamiento del presidente de Discovery Networks, dueño de Animal Planet, Billy Campbell, que entre las posibilidades de reemplazo de la gran estrella de la señal piensa en acelerar los planes de hacer un programa para chicos con la conducción de Bindi Sue, la hija de ocho años de Steve y Terri Irwin.
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