El día que Jacobo Winograd hizo saltar la banca en Mar del Plata
Verborrágico como es Jacobo Winograd visitó a Moria Casán en Incorrectas (América) y, entre las muchas anécdotas que compartió, recordó el día que hizo saltar la banca, en el Casino de Mar del Plata. Fue en febrero del ’86 y él había juntado dinero que fue ganando durante ese verano. "Mandé a llamar a 40 personas en Buenos Aires: amigos, choferes. Tenía las jugadas estudiadas. Les dije a todos que íbamos a jugar al 32. Todos en la misma mesa, al 26, al 29 y al 32. Gané cuatro millones de dólares y me descontaron el 35% de impuestos. Al otro día me aplicaron el derecho a admisión y mandé a todos a jugar de nuevo. Yo me colgué de un árbol y hablaba por walkie talkie. Hicieron la misma jugada y salió el 29. Yo me caí del árbol, me rompí el huesito dulce y al día siguiente la municipalidad mandó a cortar ese árbol.
Y agregó: "Gané mucha plata, pero perdí mucha más; me fundí. Dejé de jugar por mi hija, porque la amo. Ya no sueño con mujeres, sueño con números. El 23 también es mi preferido porque es el número que relaciono con Teté Coustarot, una mujer hermosa, muy fina, mi amor platónico".
Entusiasmado con el relato, Jacobo le dijo a Nora Cárpena: "Vos me tenés que entender como mujer de un jugador".
Comentario que la actriz respondió: "Es verdad que Guillermo era jugador, pero no lo sufrí porque él jugaba lo que podía y no más. Al principio, que estaba muy enamorada, lo acompañé pero después no porque el casino me aburre. Hemos ido a Las Vegas, con todo pago, porque a los jugadores los invitan".
Con una vida rica en anécdotas, el mediático intentó contar en poco tiempo cómo hizo para convertirse de mendigo a millonario. "Mis padres se escaparon Auschwitz. Llegué a la Argentina a los 6 años y vivíamos en Mataderos. Mi mamá nos abandonó, mi papá no nos podía cuidar y yo fui a un asilo de la AMIA, en Burzaco. Me reencontré con mis hermanas cuando tenía 15 años, ni las conocía. Nos amamos con mis hermanas, pero no me perdonaron algo. Cuando murió mi mamá, les dije a mis hermanas que era la madre de ellas y no fui al velorio. Me arrepiento porque sé que mi mamá estaba enferma. Hice terapia por eso".
De cómo se relacionó con el mundo del espectáculo dijo: "A los 13 años me escapé del asilo, vendía diarios en la puerta de los teatros. El Facha Martel me pagaba las medialunas, Juan Carlos Calabró también me daba comida y tantos más. Vivía en una pensión y muchas veces dormía en Plaza de Mayo, tapado con diarios. A los 21 años estuve preso por prometer casarme. Una chica me regaló mucha plata; era la hija del jefe de policía de la dictadura. Nunca me casé. Después me fue bien en la vida y tuve una flota de autos de alta gama que todos alquilaban".
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