El costado más sensible de Nicolás Cabré: "No pasa un día en que no me acuerde de mi papá"
En este nueva etapa de su vida, mucho más abierta a hablar de sí mismo, Nicolás Cabré visitó el diván de Cortá por Lozano y se confesó. Habló, entre otras cosas, sobre sus comienzos en el medio cuando apenas tenía 9 años, sobre la relación con su papá, y también sobre su pareja con Laurita Fernández, con quien pronto festeja un año de amor.
"Hice muy poca terapia. No pasé del mes y medio. Probé porque me decían que me iba a hacer bien", confió. "Por suerte siempre estuve bien acompañado, crecí entre adultos y cuando volvía con mis amigos, había modismos que no entendía. Mi vida fue así y, por ejemplo, no tuve viaje de egresados porque estaba trabajando. Mis viejos estaban pagando el viaje mes a mes y sabían que no podría viajar pero no se animaban a decírmelo. No daban los tiempos. Para mi fue un dolor, pero sabía perfectamente lo que estaba haciendo".
Sobre sus comienzos, Cabré explicó: "Arranqué jugando, quería estar en La ola está de fiesta y mi abuelo me acompañó al casting de Flavia Palmiero. De chico, yo era el que contaba chistes, llamaba la atención, siempre quise ser actor. Y un amigo mío, Facundo Espinosa, me pasó el numero de una agencia, fui, hice un casting y quedé", se entusiasmó el actor, que actualmente protagoniza Departamento de soltero en el Teatro Lola Membrives junto a Fernández .
Luego, el actor de Mi hermano es un clon se refirió a la mala prensa que tiene su carácter: "Hay cosas que me ponen nervioso o me dan vergüenza. Mi viejo (Norberto era taxista y falleció en el 2014) sufría cuando decían barbaridades de mí, pero también lo entendía y lo aguantó. Se dicen muchas cosas de mí, hasta una vez dijeron que era sucio. Y ahí se relajó porque soy obsesivo de la limpieza. Se dio cuenta de que estaban hablando de otra persona".
Al recordar a su papá, Cabré no pudo evitar la emoción. "Se murió a los 65 años, de un paro masivo. Fue inesperado. Se tendría que haber cuidado un poco más, pero vivió a su manera. Yo iba al hospital para que tomara la pastilla", contó. "Era una persona maravillosa a la que le debo absolutamente todo. Era lo más lindo que había. Ojala llegue a ser el 2 por ciento de lo que fue mi papá. Cuando nació mi hija, Rufina, descubrí cosas de mi papá. Y lo entendí. Hoy no pasa un día que no me acuerde de él. Cuando se fue, estuve dos años sin trabajar. Disfrutaba mucho que yo hiciera teatro. Era fanático, veía todas mis obras y a veces, todas las funciones. Estar en el teatro es una forma de tener a mi papá conmigo".
De perfil muy bajo, pocas veces habla de su vida privada pero esta vez, arriesgó: "Al principio no quería hacer teatro con Laurita y hoy, una de las cosas que más me divierten de ir al teatro, es que está ella. Estoy feliz, la pasamos bien trabajando juntos. Me gusta estar en el Lola Membrives, ir con mi hija que ya tiene hasta su propio camarín. Estoy disfrutando con mi amor arriba del escenario, además de en casa. Soy muy feliz, mi hija está rodeada de a mor. Volví a soñar con cosas en las que quizá ya ni creía. Pequeñeces. Y ahora estoy viviendo un amor muy fuerte, que me hace muy bien. La amo, me abrió muchas puertas, muchos caminos. Es una persona hermosa que me da paz. La encontré y no tengo que buscar nada más".
También contó que le hace muy bien ser runner. "Empecé a correr cuando dejé de fumar, hace dos años. Sabía que tenía que hacer algo, fui a un club a hacer gimnasia y era un club de corredores. Me salvó la vida. Corro todos los días, entre 15 y 20 kilómetros. Me hace estar en orden", se sinceró.
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