El capo, la ficción que se quedó a medio camino de todo y no pudo vencer a Marcelo Tinelli
La producción protagonizada por Miguel Ángel Rodríguez no logró captar la atención de los televidentes y menos de dos meses después de su estreno se despidió de la pantalla sin pena ni gloria
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A diferencia de los tiempos que corren en los que se puede encontrar poca o casi nada de ficción nacional en la pantalla chica, durante los años 90 y 2000 la televisión abierta fue una gran generadora de tiras y miniseries que quedaron en la memoria de todos. Telefe y eltrece se disputaban el prime time con una novela cada uno e incluso dos que contaban, por lo general, historias más costumbristas en tono de comedia. Y también había espacio para el culebrón.
En mayo de 2007, Telefe puso todas sus fichas en El capo, mafioso contra su voluntad. Una historia protagonizada por Miguel Ángel Rodríguez y Gianella Neyra, a quienes rodearon de un elenco de grandes figuras como Luisana Lopilato, Silvia Kutika, Hugo Arana, Claudia Lapacó y Roberto Carnaghi. La trama de esta comedia dramática giraba alrededor de la mafia del juego, con una columna vertebral policial pero, como toda novela, con otra parte enfocada a los conflictos amorosos.
El capo contaba las historias de tres clanes enfrentados: uno árabe (los Yariff), otro judío (los Svarsky) y otro italiano (los Mastrogiuseppe). Con la cortina del tema “Bamboleiro”, Rodríguez fumaba un habano en la apertura, al mejor estilo El Padrino, mientras aparecían uno a uno los protagonistas de la tira.
El conflicto comienza cuando, obligado por la Justicia, don Chicho Mastrogiuseppe (Arana), padre de Sofía (Neyra) y Ornela (Lopitalo) decide retirarse del manejo de los negocios y, a pesar de que uno de sus discípulos, Moisés Svarsky (Carnaghi), se ve como su sucesor, deja en su lugar a Omar Yariff (Rodríguez), un vendedor de alfombras hijo de un antiguo capomafia, ya fallecido, que siempre se mantuvo al margen de la actividad de su familia. El protagonista parece resistirse a asumir los negocios turbios del clan pero, finalmente, se suma con rapidez al grupo y se convierte en “un mafioso contra su voluntad”.
Toda ficción tiene que tener una historia de amor, que en un principio, parece imposible de consumar. Aquí se pudo ver ya desde el primer capítulo, que la hija mayor de Don Chicho, Sofía, era la que iba a despertar el corazón de Yariff, que estaba dormido en una relación poco afectiva, con su pareja Zulma (Kutika).
La ficción debutó el 14 de mayo de 2007, a las 22, con un promedio de 25,3 puntos, cifra impensada para la televisión de hoy y en un momento en donde las compañías de streaming no estaban en los planes de los televidentes. Pero la historia del vendedor de alfombras que se convierte en “el capo” de la mafia no caló en la gente, que a los pocos capítulos fue abandonando el ficción. Al sexto día en pantalla, la tira de Telefe había perdido casi 10 puntos de rating y marcaba por debajo de los 17, número que en aquel entonces el gerente de programación, Claudio Villarruel, esperaba para ese horario.
El capo solo tuvo 18 emisiones en el horario central con un promedio de 16,5 puntos, número que obligó a Telefe, en un momento muy competitivo de la televisión, a reprogramar la ficción para la franja horaria de las 13. Es que esta producción no pudo con el tanque que en ese momento significaba “Bailando por un sueño” en eltrece. Noche a noche, la tira tenía que superar “las tramas” de la exitosa pista de baile de Marcelo Tinelli, que incluían peleas mediáticas, denuncias de amenazas telefónicas o el llanto del piquetero Raúl Catells por la participación de su esposa, Nina Peloso, un momento televisivo que logró un promedio de 27,5 puntos.
La ficción tenía todo para ser un éxito: una pareja protagónica integrada por Rodríguez, que venía de hacer Son amores y Los Roldán, y una figura internacional como Gianella Neyra, que fue la heroína de Yago, pasión morena. Los libros estaban a cargo de Adriana Lorenzón y Marcelo Camaño, dupla que el año anterior había triunfado con Montecristo, en la misma pantalla. Sin embargo, la dura competencia del prime time sumada a todos los cambios que se hicieron para llevarla hacia una historia romántica no convencieron a la audiencia. Con menos de dos meses en el aire, la tira terminó, de manera abrupta, con un promedio de 9,3 puntos de rating.
En su momento, Rodríguez que había rechazado protagonizar Son de Fierro, en eltrece, por este proyecto. “La preocupación por el rating es algo que tenemos todos los actores que estamos en televisión porque es el juez que determina si un programa continúa o se levanta”, reflexionó luego sobre los vaivenes de las mediciones. De Francis Ford Coppola a Los Sopranos, tanto el cine como la televisión se ocuparon de mostrar mafiosos que quedaron en la historia, pero este no fue el caso de El Capo, que terminó a medio camino de ser el drama que debió ser y de una comedia cuyo tono no era el adecuado para un proyecto de esas características.
2007 no fue el mejor momento en materia de ficciones para Telefe, ya que en enero la sitcom Hechizada, protagonizada por Florencia Peña, Gustavo Garzón y Georgina Barbarossa, no pudo acercarse a la performance que había conseguido la versión local de La Niñera y también naufragó en el olvido. El capo terminó de un día para el otro, luego de cambios de horarios, acortamiento de capítulos y alguna que otra discontinuidad. Pero pese al sabor amargo de estos fracasos, el canal de las pelotitas de colores siguió pensando en dar batalla, fiel a su espíritu de pelear el rating minuto a minuto. Así apostó a una carta ganadora: una nueva edición de Gran hermano. El reality se estrenó, de la mano de Jorge Rial esta vez, con gran expectativa y fue creciendo hasta despedirse con 50 puntos de rating. Marianela Mirra se vio coronada como vencedora y transformó a Telefe en el canal más visto del año para sorpresa de propios y ajenos.
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