Echale la culpa al rating: María Valenzuela y un programa con el que no pudo evitar la maldición de 2004
La actriz debutó ese año como conductora con Fulanas y si bien quiso imponer su impronta a los temas que trataba no logró atraer a los televidentes; se sumó así a una larga lista de figuras que ese año fracasaron
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Si algo caracteriza a los productores, gerentes y quienes hacen televisión -salvo contadas excepciones-, es la poca paciencia cuando un programa no funciona como debería y, en consecuencia, no obtiene los números de rating esperados. Esto, que es algo que parece muy de este tiempo, fue una constante en la pantalla chica. Pero 2004 fue el año en que esta impaciencia tocó su techo, ya que cambiaron de horario y levantaron del aire, prematuramente, varios ciclos conducido por grandes figuras del mundo del espectáculo. Nicolás Repetto con Domínico, Natalia Oreiro con la tira El Deseo, Flavia Palmiero con su magazine de Canal 9, Viviana Canosa con ¿No será mucho?, y hasta la novela de Polka Pensionados, fueron algunas de las víctimas que se cobró el bajo rating.
Uno de los programas que no pudo escapar de esta maldición fue Fulanas, un magazine de actualidad que América estrenó el 3 de mayo, a las 16, con la conducción de María Valenzuela. La elección de la actriz se dio en el marco de la búsqueda de nuevas caras para llevar adelante los estrenos de ese año.
“Me gusta el nombre `conductriz’ porque tiene que ver con la capacidad y con el asumir que soy una actriz que va a jugar a ser conductora, con la mayor humildad, desde la verdad y tocando los temas con responsabilidad y respeto, pero sin perder ese lugar que me identifica”, declaró Valenzuela sobre su nuevo rol. La decisión la tomó, luego de rechazar la conducción de 12 corazones en la pantalla de eltrece y ¿Y a vos quién te ama?, junto a Carla Czudnowsky, también en América.
El ciclo contaba con la estructura típica de los envíos de la tarde de aquel tiempo de la televisión, con un poco de todo. Los temas, que iban desde servicios hasta la actualidad del día, pasando por manualidades, eran abordados por diferentes especialistas en la materia. La periodista Fanny Mandelbaum repasaba las noticias, el médico Alberto Cormillot se ocupaba de los temas de salud, el licenciado Gabriel Rolón conversaba sobre psicología y, la modelo Analía Maiorana cubría belleza y moda. También había espacio para la cocina de la mano de Cecilia “Chiche” Urribarri.
Si bien el público al que se apuntó era el mal llamado “universo femenino”, la flamante anfitriona recalcaba todo el tiempo: “El programa está enfocado a la mujer y tiene de todo lo clásico: cocina, bricolage, moda, etcétera, pero también aspiramos a darle una vueltita de tuerca y generar un espacio desde el que podamos ayudar a pensar”.
Valenzuela le imprimó, desde el primer día, una manera diferente de conducir. A diferencia de las otras mujeres que llevaron este tipo de ciclos adelante, la actriz manejaba los temas de manera directa, sin eufemismo, pero a la vez se permitía hacer chistes con doble sentido, algo poco habitual para ese tipo de segmentos. “Acá no hay una fórmula, hay una decisión y una voluntad de aceptar un desafío y de hacerlo con la máxima responsabilidad y entrega, pero no estará todo cocinado ni yo seré una muñequita de papel”, se sinceró la actriz sobre lo haría como conductora en el estreno del programa.
Pero el espíritu libre de María Valenzuela chocaba con la propuesta de la producción, cuyo objetivo era alimentar la estructura de los típicos ciclos dedicados a la mujer. Secciones como la de bricolage en la que transformaba un florero de vidrio pintado en un objeto de lujo o hacían títeres con medias para los niños nada tenían que ver con el target al que se dirigía la conductora. “Fulanas tiene los temas tradicionales de los programas femeninos. La cocina, la moda, cómo cambiar un cuerito, pero enfocados desde la realidad de hoy. Sin olvidar la importancia de lo económico, que no resulte complicado, la rapidez con que se vive. Hoy las mujeres somos multifacéticas, hacemos de todo, estamos en muchas partes y hacemos mil cosas a la vez. No se les puede hablar como en Buenas tardes, mucho gusto”, declaró en su momento la actriz a LA NACION.
Esta mixtura, que no se terminó de definir ni para un lado ni para el otro, hizo que el programa se quedara a medio camino de todo, sin saber bien a qué tipo de público le estaba hablando. Si a la mujer independiente que estaba fuera de su casa todo el día, capaz de enfrentar todo tipo de escollos, o la señora que pasaba gran parte del tiempo dedicándose a su hogar.
Este rubro, que tuvo varias actrices conduciendo con éxito como Soledad Silveyra en Utilísima, Georgina Barbarossa en Venite o Carmen Barbieri en Movete, quedó preso, en aquellos años, de una fórmula que ya no era tan efectiva a juzgar por los niveles de audiencia. El ciclo no logró cautivar al público y a pesar de los cambios de horarios que realizó el canal, el rating nunca lo acompañó, precipitando su levantamiento.
La gran actriz, que fue parte de varios éxitos en la pantalla chica como Piel Naranja, Campeones de la vida y Costumbres argentinas, no tuvo la misma suerte al frente de Fulanas. Pocos años después, América le dio una nueva oportunidad para conducir Buscando a Dios, un programa de historias de vida que nació luego de que su hija Malena sufriera un accidente cerebro vascular y ella se volcara a la fe.
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