Divina comida: a Grego Rossello le criticaron la comida, la casa y hasta la heladera
Llegó la segunda cena de la semana y Grego Rossello se probó como anfitrión. Luego de ser el que le otorgó el puntaje más bajo (6) a Coco Sily, el instagramer intentó preparar un menú especial para congraciarse con sus compañeros y quedarse con la calificación más alta: de entrada, una picada, como plato principal, milanesas de pollo con ensalada y revuelto gramajo, y de postre, waffles con dulce de leche, chocolate y crema.
Sin embargo, más allá de su buena predisposición, Rosello fue sincero a la hora de encarar las cámaras: "Nunca cociné nada", dijo. Ni Floppy Tesouro, ni Sily, ni Boy Olmi, ni Denise Dumas esperaban demasiado de él, y eso, quizá, terminó jugando a su favor.
Como trago de bienvenida, el fernet no fue del agrado de la primera invitada, Tesouro, pero de todos modos accedió a probarlo. Algo parecido ocurrió con Sily y con Olmi. Y aún faltaba la comida.
Pero antes, el anfitrión les mostró su colección de camisetas de fútbol y sus premios Martín Fierro. En realidad, uno ganado por él y otro por Cinthia Fernández, aunque nunca se lo devolvió. La conversación siguió por el lado del amor. Del amor libre, una alternativa que fue descartada de lleno por Tesouro. Dumas y Olmi, a su vez, explicaron que les resultaría difícil. "Voy a hacer mucho planteo. Mejor no", indicó la conductora.
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Luego, cada uno contó una experiencia laboral traumática. Boy recordó que lo habían elegido para hacer un comercial televisivo de cigarrillos, pero nunca había fumado y, a la hora de dar una pitada, le empezaron a caer las lágrimas. Denise debutó en una novela de Rodolfo Ledo con un pequeño papel: tenía que entrar con un cochecito y dejarle el bebé a alguien. El problema es que el cochecito se trabó, él hizo fuerza y terminó tirando parte del decorado, lo que puso en riesgo la vida del niño. El anfitrión, a su vez, contó que debutó en Casi Ángeles, que tenía que guiñarle el ojo a Lali Espósito, pero le resultó imposible: aún hoy no puede hacerlo.
Con la comida comenzaron las críticas: al monoambiente en el que vive, se lo cuestionaron por chico, a la heladera por muy chica y a la comida por incomible. "Te voy a pedir un poco de revuelto gramajo porque tengo en casa un caño que pierde", bromeó Sily antes de probar la rúcula y atragantarse. El postre, que parecía ser la parte menos cuestionable del menú, también fue denostado: "Debo ser una de las pocas argentinas a las que no les gusta el dulce de leche", se justificó Tesouro y no lo probó. Sily, a su vez, le quitó el chocolate.
Para el final, no hubo música, ni juegos, el momento de distensión con el que los anfitriones suelen ponerle un "moño" a sus veladas. "No hay fin de fiesta porque este edificio tiene un sistema de multas. Si hacés ruido te cobran el 10 por ciento más de las expensas. La vez siguiente, el 20. Y yo llegué al 100", se justificó Rosello. En total, de todos modos, consiguió 29 puntos, tres menos que Sily la noche anterior.
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