Designated Survivor: Kirkman esconde la verdad y opera a espaldas de su país
En la búsqueda del enemigo número uno, el presidente estadounidense en la ficción abandona sus principios
Nadie sale de su sorpresa. Patrick Lloyd (Terry Serpico), el terrorista presuntamente responsable del ataque al Capitolio que dejó más de mil muertos, volvió de Europa donde se encontraba prófugo y ahora aparece en las zonas linderas a la Casa blanca. Una cámara de vigilancia detectó sus movimientos y nadie le pierde pisada. Por un lado, la agente Hanna Wells (Maggie Q) encabeza la investigación sobre sus posibles objetivos, mientras que el presidente Tom Kirkman ( Kiefer Sutherland ) debe decidir si le revela o no a sus ciudadanos la valiosa información sobre el actual paradero del terrorista. Mientras su asesor Aaron (Adan Anto) le aconseja esconder la verdad porque de publicarla lograrán que Lloyd desaparezca del mapa, otros de sus consejeros le recomiendan decir la verdad por el peso que podría tener a futuro el que esa mentira saliera a la luz. Y Kirkman entiende que su objetivo si bien es informar siempre la verdad, su rol como custodio del bienestar de su país es más importante, y por ese motivo elige seguir adelante con el plan de manera no oficial.
Su equipo igualmente debe informar a una serie de representantes de distintas entidades sobre la delicada naturaleza de la misión, pero surge un conflicto cuando el senador Feller (Zachary Bennett) se opone enfáticamente a ocultarle a los ciudadanos de su país lo que sucede con Lloyd. De esa forma, el equipo presidencial comienza a lidiar con una situación altamente volátil que pone en jaque todo el operativo, a tal punto que es necesario que el propio Kirkman intervenga cuando sospecha que Feller filtró información clasificada a un medio de comunicación.
La situación se complica aún más cuando el propio Lloyd comete un atentado en la casa de Eva Booker (Bonnie Bedelia), la madre de la primera dama. El grupo de investigación rápidamente se dirige hacia allí y encuentra a la mujer con vida, pero Kirkman entiende esa acción como la provocación de un hombre decidido a ponerlo contra las cuerdas. A los pocos minutos, Lloyd se comunica con el presidente a través de un video en el que lo intima a anunciar en su discurso que perdona todos sus delitos, o de lo contrario lanzará gas mortal en Washington DC, provocando automáticamente la muerte de miles de personas.
Mientras tanto, Hannah y su equipo encuentran al delincuente y luego de una peligrosa persecución lo siguen hasta un bunker en el que Lloyd consigue atrincherarse. Ante ese panorama, Kirkman debe tomar una difícil decisión: esperar a ver si la amenaza del terrorista es real, o lanzar con un dron un bombardeo que destruya el bunker y mate a su enemigo. La disyuntiva es muy compleja y varios de sus asistentes le advierten los riesgos diplomáticos que conlleva el bombardear a un compatriota en territorio americano. Pero Kirkman autoriza el ataque, cuyo resultado es la (aparente) muerte de Lloyd y la certeza de descubrir que el hombre no contaba con ningún gas que pudiera representar una amenaza genuina. Fiel a su honestidad, el presidente decide entonces anunciar todo a través de una cadena nacional, sin saber que en los minutos previos a su muerte, y cómo descubrió a último minuto el equipo de Hannah, Lloyd estaba subiendo a internet una información desconocida.
La necesidad por encontrar una nueva amenaza
El segundo episodio de la segunda temporada de Designated Survivor, titulado Sting of the Tail, presenta a Kirkman en su camino hacia una mayor ambigüedad. Por un lado el político no quiere renunciar a ciertos principios que asumió vinculados a su deber con la verdad y la honestidad, pero por otra parte comienza a entender que no todas las verdades pueden ser reveladas en el momento en que suceden. Por otra parte, muy de a poco el presidente exhibe rasgos más viscerales que lo llevan a tomas decisiones más desde su temperamento que desde su lógica estratégica, porque luego del ataque a la casa de su suegra, él se muestra dispuesto a hacer lo que sea ya no solo por cuidar de su pueblo, sino también por cuidar de los suyos. La escena final, en la que comparte un breve momento con su hija, deja en claro que el personaje es capaz de cruzar los límites que sean necesarios por cuidar el bienestar de su familia.
A su vez, aunque su muerte puede que no haya sido tal, es indudable que el fantasma de Lloyd sobrevolará por mucho tiempo más el espacio de la serie. La información brindada al final del episodio sobre el terrorista compartiendo en internet un archivo desconocido, probablemente resulte en la punta del iceberg de un nuevo complot al que deberán enfrentarse los protagonistas. Y en ese punto la serie se encuentra ahora ante un desafío de gran importancia, y es el de construir a un nuevo villano. Teniendo en cuenta que Designated Survivor no es un thriller dramático en la línea de The West Wing, y que buena parte de su atractivo tiene que ver con complots y con grandilocuentes amenazas terroristas, es indispensable para la trama la aparición de una figura decidida a patear el tablero. Por ese motivo es tan necesario presentar a un villano que lleve a Kirkman a mostrar el costado más oscuro de sí mismo, despojándose de sus quijotescos ideales (a los que de a poco va renunciando) para abrazar el lado más carnívoro de la política.
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