Denisse de Gran Hermano: su miedo a dejar Trelew y el motivo de su tristeza cuando se mudó a Buenos Aires
Luego de ser nuevamente eliminada, la joven de 22 años habló con LA NACIÓN sobre su vida previa a la televisión y los sueños que quiere convertir en realidad
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Cuando escuchó a Santiago del Moro decir que estaba abierta la inscripción para un nuevo Gran Hermano, Denisse González no lo dudó ni un instante y se anotó para participar del reality. Con 22 años, la joven decidió tomarse un respiro de los estudios y probar suerte en la casa más famosa de la televisión, que hoy le abre nuevas posibilidades. Luego de ser eliminada por segunda vez (pudo jugar de nuevo gracias al repechaje), González habló con LA NACIÓN sobre cómo era su vida antes de llegar a la televisión y también sobre cómo imagina su futuro.
–Esta es tu segunda estadía en la casa, ¿en qué se diferenció de la primera?
–Esta vez puedo ver que jugué, hice mi juego, me desperté. Yo siento que le perdí el miedo a las cámaras, armé mi estrategia, respeté mucho la campaña que había hecho para entrar e incluso usé la espontánea. Fueron dos semanas en las que aproveché bastante el tiempo dentro de la casa.
–Cuando quedaste en ese mano a mano final, ¿percibías que ibas a irte?
–Yo no sabía que iba a quedar mano a mano con Damián, de hecho pensaba que podía quedar entre él y Mauro, pero cuando la votación quedó así, dije “esto fue a causa de la fulminante”. Ahí automáticamente confirmé que seguramente había sido Furia la responsable porque a la hora de analizar mi juego no encontraba un error que resultara tan grande como para quedar en ese mano a mano, que terminó conmigo yéndome de la casa.
–¿Cómo te sentiste la primera vez que saliste con respecto a esta segunda eliminación?
–En la primera salida no tenía ni idea de cómo era el mundo de la televisión, la verdad es que siempre fui muy “de la universidad a mi casa y de mi casa a la universidad”. Yo soy del Sur y no tenía mucha gente acá. Entonces cuando salí de la casa me sentí un poco abrumada, con mucha vergüenza, un poco de miedo y no sabía qué hacer en los programas de televisión. Pero a medida que fueron pasando las semanas, me sentí más cómoda en los medios y a la hora de entrar de nuevo a la casa ni te cuento. Ahora que volví a salir, lo hice feliz, aunque en parte me angustié porque no tenía ganas de irme, pero eso me duró solo la primera noche. Después al otro día estaba más contenta, no tenía tantos nervios y ahora cada vez que voy a la tele lo hago para disfrutar.
–Te escucho muy serena, ¿solés ser así o en la cotidianidad sos distinta?
–Yo soy una mina que obviamente tiene su carácter, pero en el día a día soy tranquila porque siento que alterarme por nada me hace gastar una energía que no tengo. Entonces me parece que hay momentos para estar eufóricos y otros para bajar los decibeles. Al momento de salir tenía un montón de adrenalina, estar en la placa no es fácil, llegar al hotel y acostumbrarse a no estar en la casa es un subibaja de emociones, pero ahora estoy feliz.
–¿De qué parte del Sur sos?
–Yo soy de Trelew, Chubut, y me vine a los 20 años a Buenos Aires para estudiar abogacía. Cuando el año pasado terminó Gran Hermano y a la medianoche Santiago del Moro habilitó la inscripción al casting, me anoté. Soy muy fan del programa, me gusta mucho el formato y sabía que era una puerta para concretar los sueños que tengo. Yo quiero recibirme de abogada, pero también sueño con ser modelo y crear contenido y si se abren esas puertas y las puedo aprovechar, sería buenísimo.
-¿Cómo surgió la posibilidad de mudarte a Buenos Aires, lejos de tu familia?
-Cuando terminé la secundaria, me tuve que venir para acá y te digo “me tuve” porque mi familia me impulsó a la idea de venir a Buenos Aires para que abriera mi mente y conociera más gente. Yo internamente no quería, estaba en mi lugar de confort y viviendo en un lugar donde nos conocíamos todos. Entonces me vine sola, en el último tramo de la pandemia. En esa época no iba a la universidad, sino que me presentaba solo a los finales.
–¿Qué fue lo que más te costó?
–La verdad es que los primeros seis meses fueron bastante duros en esto de acostumbrarme a estar sola porque yo vivía con mi mamá y encima no podía salir por el contexto de cuarentena. Pero después eso se terminó, comencé la universidad presencial y conocí a nuevas personas. Sin lugar a dudas, venirme a Buenos Aires fue una de las mejores decisiones que pude haber tomado.
–Y en esta nueva etapa de tu vida, ¿pensaste en algún momento largarlo todo y volver?
–Nunca jamás se me cruzó por la cabeza abandonar. Aunque tenga miedo, las cosas las hago igual y después ese sentimiento se me pasa. Pero sí estuve triste cuando extrañaba a mi mamá. Yo siempre viví con ella, de su parte soy hija única y del lado de mi papá tengo una media hermana. Pero con mi mamá era algo de todos los días y en Buenos Aires el hecho de no tener a nadie en mi casa, levantarme y sentir ese silencio, creo que fue lo que más me costó.
-¿Qué dijeron tu papá y tu mamá cuando les contaste que querías entrar en Gran Hermano?
-Con mi mamá somos muy compañeras y ella me banca en todo lo que quiero. Entonces cuando surgió la idea de anotarme en el programa me apoyó. Por el lado de mi papá, te digo más, él llegó a decirme que me anotara, pero en chiste. Y cuando fui avanzando en los castings, los dos estaban felices. Lo cierto es que tengo la suerte de contar con un papá y una mamá, que nunca me dijeron que no a nada de lo que quiero.
-¿Y de acá en más, qué querés para tu futuro?
-Me gusta el modelaje, crear contenido con mi teléfono y en los streamings la paso muy bien. Siento que todas las cosas que hice al salir de la casa me fascinan y tengo pendiente la actuación. Pero creo que este es el momento de hacer lo que tengo ganas porque es la oportunidad que se me está dando ahora.
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