Nacidos en Corea del Sur y criados en el país, durante tres décadas intérpretes como Chang Sung Kim pasaron de ser un toque exótico en la pantalla chica a convertirse en muestra de diversidad étnica y cultural
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Durante 30 años aceptó personificar muchas veces en televisión al estereotipo de “chino de supermercado”. Pero en 2024 al actor de origen coreano Chang Sung Kim le llegó el turno de la venganza. De ficción, pero venganza al fin: en la comedia “División Palermo”, que está por estrenar su segunda temporada en Netflix, sí actúa de coreano. Lejos de la usual caricatura de asiático, con su coterránea Sang Min Lee hacen de una pareja de gángsters de pocas pulgas. Tan pocas, que él liquida de un balazo a quienes lo confunden con un chino. En sus escenas ambos hablan perfecto castellano. Y también hangugeo, el idioma coreano.
Por sus actuaciones en televisión abierta, Kim es el actor popularmente más conocido de la colectividad que, según la Asociación Civil de Coreanos en la Argentina, suma una 30.000 personas entre inmigrantes y la segunda, tercera y cuarta generación de sus descendientes. Como varios colegas que inmigraron siendo niños con sus familias desde Corea del Sur, Chang Sung Kim primero trabajó en el rubro textil y después se las arregló para romper límites étnicos no escritos en los medios masivos y en el cine. Debutó en 1994 con un rol de chino en la serie “Gerente de familia” (Canal 13), tras estudiar con el maestro de actores Raúl Serrano. Recién comenzó a llegar a un público masivo con su papel recurrente en la exitosa “Los Simuladores” (Telefe, 2002-2004). Su popularidad tuvo picos durante su participación en la comedia “Graduados” (Telefe, 2012) y las primeras dos temporadas del drama carcelario “El marginal” (TV Pública, 2016-2017). Lo que, confiesa, hasta lo hizo zafar de multas cuando lo reconocieron en una oficina municipal. “Conmigo, a nivel laboral la discriminación fue totalmente positiva -reflexiona Chang-. No es que en la Argentina no haya racismo, porque mis hermanas en el colegio la pasaron muy mal, pero yo he tenido más beneficios de la discriminación que perjuicios”.
Similar discrepancia entre origen y personajes vivió la compañera de Kim en “División Palermo”, Sang Min Lee, dueña de una larga trayectoria que suma actuaciones en televisión abierta, Netflix, teatro y publicidades para el exterior. Se formó con el dramaturgo Juan Carlos Gené, fue encuestadora y promotora de una cadena de empanaderías, vestida con un traje de Pierrot casero, y la cara pintada de blanco. Su primera vez ante las cámaras se dio a fines de los 90, cuando hizo de Yoko Ono -de japonesa- en un programa conducido por Roberto Pettinato. Lee cuenta que llegó a molestarle el hecho de que la llamen para representar una vaga noción de “oriental”, pero que con el tiempo aceptó que es la realidad material de su trabajo. “Tengo un personaje que armé para teatro que es medio una prima de [el actor hongkonés] Jackie Chan -asegura-. Porque yo puedo inventarme hablar como en el segundo cordón del Conurbano, pero soy esto: coreana”. Dice que ese personaje es lo que a fin de cuentas le da de comer, y que su acento al hablar lo creó en homenaje a su madre inmigrante.
Pero antes de que Chang Sung Kim y Sang Min Lee siquiera soñaran con actuar en la pantalla chica hubo una coreana pionera: Margarita Jung Wa Lee. Se hizo conocida en 1989 en el entonces híper popular programa de juegos “Seis para triunfar” (Canal 9), donde era “La Señorita Lee”, una de las secretarias del conductor Héctor Larrea. Por contrato, en cámara contestaba en coreano lo que Larrea le decía en español. Después, ya hablando argentino, compartió programas como “Los Machos” (Canal 13, 1994-1995) con grandes como Luis Brandoni, Guillermo Francella o Dady Brieva. Antes, Lee había sido la primera azafata coreana de Aerolíneas Argentinas y modelo de alta costura. Hoy psicóloga clínica recibida en la UBA, cuenta que la reconocen incluso personas que eran niños cuando ella aparecía en “Seis para triunfar”. “Siento que una fue como parte de sus familias porque me veían en televisión”, interpreta Margarita Lee.
De una generación más joven es la actriz Melanie Chong, que, a los 16 años, en 2009, debutó en la novela adolescente “Niní” (Telefe), producida y protagonizada por Florencia Bertotti. “Yo era muy chiquitita y siempre me flasheó pensar que estaba actuando con adultos, tratándolos de vos -recuerda hoy Chong, que nació en Buenos Aires de padres inmigrantes- por el tema del respeto por los mayores en la cultura en la que yo crecí”. “Hasta ese momento solo había hecho comedia musical en la escuela de Hugo Midón y cantaba, así que ‘Niní’ fue mi primer acercamiento a la actuación”. La actriz cuenta que los productores de la serie le pidieron propuestas de nombre para su personaje, pero que finalmente se terminó llamando “Chow Parker”. De coreano, nada.
Chong luego hizo bolos (papeles con mínimo texto) y luego tuvo una pequeña participación en “Sr. y Sra. Camas” (TV Pública, 2011) donde compartió pantalla con el Puma Goity y Florencia Peña. Más tarde hizo alguna publicidad y en 2020 se recibió en la Escuela Metropolitana de Arte Dramático (del Gobierno de la Ciudad de Buenos Aires). Tres años después saltó al cine protagonizando el documental “Partió un barco de mí llevándome”, que obtuvo varios premios en festivales.
Dirigido por la también coreano-argentina Cecilia Kang, el largometraje aborda el tema de las mujeres coreanas que fueron forzadas al rol de esclavas sexuales por el ejército imperial de Japón durante la Segunda Guerra Mundial. Desde julio de 20024 la película -que ganó varios premios en festivales- viene exhibiéndose con éxito de público todos los sábados en el Auditorio del MALBA.
Actuar para vivir
Como les pasa a los actores argentinos en general, las dificultades para ganarse la vida en la industria audiovisual local determinan también las estrategias de supervivencia de los intérpretes coreanos. Una es el teatro cooperativo, que con pocos recursos insiste en contar historias de cuño propio. “Con nuestras obras giré muchísimos años por toda Argentina: la provincia de Buenos Aires, Misiones, Córdoba, Santa Fe, Río Negro, La Rioja...”, rememora Chang Sung Kim. “Hay una cosa que sucede en el interior: cuando se abre el telón y sale cada actor, todo el mundo aplaude. Eso no pasa en la ciudad de Buenos Aires, que te aplaudan solo por aparecer en el escenario. Y eso que pagaron una entrada para ver algo que no saben qué va a ser. ¡Te llena eso, querés dar lo mejor!”.
En esa línea de trabajo autogestionada, Sang Min Lee se cruzó muchas veces con Kim, a quien había conocido en un casting. Junto con la colega y paisana Catalina Cho armaron el grupo de teatro Unopuntocinco, con el que en 2009 tradujeron al español y adaptaron la obra de teatro coreana Locatario. La presentaron en el Centro Cultural Coreano en Buenos Aires, que se había fundado hacía poco, y giraron por Ecuador (llevados por la embajada argentina) y Bolivia. Poco antes de la pandemia, en el verano de 2019, Lee protagonizó la obra de “teatro inmersivo” ChinGú Containers en el Centro Cultural Konex.
“Nunca tuve acomodo en toda mi carrera como actriz y como modelo -rememora por su lado Margarita Lee-. Todos los trabajos me los tomé como muy tranquila, y me llegaron porque el destino me los trajo en bandeja”. Y aclara que su primera pregunta siempre fue “‘¿Cuánto pagan?’. Soy colaboradora y laburanta, pero gratis nunca”.
Con sus diferentes historias y trayectorias, hay un hilo rojo que une a Chang, Sang, Melanie y Margarita, más allá de su origen racial. Mucho antes del auge entre los adolescentes argentinos del K-pop y de platos coreanos como el kimchi, estos actores coreanos argentos son en parte responsables de la lenta desaparición del aislamiento cultural de esa comunidad asiática en el país. Y en eso -parece- siguen empeñados.
El ataque de las redes coreanas
De una generación posterior a Chang Kim y la Señorita Lee, Jin Yi Hwang es una youtuber que arrancó como presentadora de Telefe Noticias en 2000 y trabajó siete años en el canal. Locutora y magister en Derecho, hoy su canal de YouTube Jinichanel -lo lanzó en 2016- tiene un millón y medio de suscriptores. Más de 800 mil personas la siguen en TikTok, y unas 500 mil en Instagram. “La competencia que hay en redes sociales con otros canales que hacen contenido coreano o noticias de Corea es feroz”, explica Hwang. “Pero me llegan o muchos mensajes con lo que, para mí, es el mejor premio: ‘Lo que dice Jini lo puedo creer’. Yo trato de mantenerme en la objetividad, no voy a exagerar cosas”. “Cuando trabajaba en televisión -agrega- teníamos una redacción atrás, pero ahora en las redes vos tenés que hacer de todo y a una velocidad instantánea”.
En aras de seguirle el ritmo digital a los tiempos que corren, en marzo de 2024 Hwang aceptó la propuesta de hacer junto a su hermana Rebeca un programa sobre Inteligencia Artificial en el canal de streaming de Telefe. “Se llamó ‘Indiferencia artificial’, apuntó a que el público en general pueda conocer herramientas para aplicar esta nueva tecnología y salió hasta fines de agosto”. Ahora Hwang está dando los últimos toques a “LaborIA”, que va a estar dentro de “FuturIA”, una sección de contenidos dedicados a la tecnología de punta en LA NACIÓN. Dice que buscan “bajar a tierra para todo público” la abundante información existente sobre inteligencia artificial, y que entrevistarán expertos en el tema de Argentina y el mundo. Agrega: “Mi hermana Rebeca es emprendedora tecnológica y profesora en la Universidad de Stanford (EE. UU.), yo tengo el perfil periodístico y queremos aprovechar eso para contar cómo se aplica la IA hoy”.
*El autor, Ricardo L. Mosso, es autor del libro “Coreanos Argentos”
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