David E. Kelley vuelve a la TV con paso firme
"Justicia ciega" ("Boston Legal"), serie creada por David E. Kelley. Con James Spader, Rhona Mitra y William Shatner. Los viernes, a las 21, por Fox.
Luego de tropezar varias veces con la misma piedra de derecho televisivo (girls club), David E. Kelley parece haber encontrado la manera de encarrilar su mezcla, ya marca registrada -disquisiciones morales a cargo de grandes abogados que también suelen venir con su dosis de comportamiento idiosincrásico o ridículo- gracias al sólido elenco que ostenta "Justicia ciega" y un guión que sabe cómo explotar ese peligroso camino que transitan sus protagonistas -entre la caricatura y la genialidad-, los amorales Alan Shore (James Spader, puro ánimo maquiavélico) y Denny Crane (William Shatner) quien le aporta un sorprendente grado de dignidad a su personaje, un abogado al que no le molesta ser considerado un bufón sacapresos si con eso consigue resultados. Y estos, en una serie como ésta, sólo significan una cosa: los buenos ganan y el público aprende, aunque no necesariamente los medios son tan sacrosantos o serios como los fines. En su primer episodio, los casos que trató el estudio jurídico Crane, Poole & Schmidt fueron puro Kelley. Por un lado, la madre de una actriz infantil decide entablarle juicio a un productor de Broadway por considerar que su hija no consiguió el papel de Annie la huerfanita por ser negra (cualquier razón es buena, además, para embarcarse en un poco de canto y baile), mientras que Denny Crane debe evitar que uno de sus mejores clientes contrate un detective para descubrir con quién le está siendo infiel su joven mujer, ya que el culpable no es otro que él mismo (si algo demuestra esta serie es que la verosimilitud sólo depende de la convicción narrativa y el oficio dramático para lograr estirarla sin romperla).
Kelley prueba en su nuevo programa que su oído para el diálogo y el ritmo sigue siendo tan fino como era en sus comienzos, resaltando la versatilidad y la química del buen reparto que rodea a Spader y Shatner, dos actores habituados a robar escenas ajenas que, por una vez, han conseguido que les crearan las suyas propias. Y a medida.