Si bien al frente de 100 argentinos dicen logra uno de los mejores ratings de eltrece y ya piensa en la temporada 2022 del programa, retomará su rol como actor en una serie de Disney; su exitoso presente y la preocupación por su salud son algunos de los temas abordados en una charla íntima con LA NACION
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En 1942 se estrenó La mujer del año (Woman of the year), aquel clásico de la industria cinematográfica de Estados Unidos narrado en tono de comedia y protagonizado por Spencer Tracy y Katherine Hepburn. Siguiendo el exitoso derrotero, la versión teatral fue aclamada en Broadway en la década del 80. En 1983, en el escenario del teatro Maipo se estrenó con el protagónico de Susana Giménez. Jugando con el título de la recordada historia, se le sugiere a Darío Barassi que su laureado presente bien podría llevarlo a convertirse en el protagonista de una personal versión llamada El hombre del año (aunque ya hubo un film con ese nombre dirigido por Kurt Land): “Me queda grande el título, no lo siento tan así, no me hago cargo. Es un buen momento, me doy cuenta que explotó todo y que el personaje está instaladísimo en la calle, en las redes, en mi vida, en la demanda... en tenerte a vos aquí haciéndome esta nota”, reconoce el actor en el inicio de la charla con LA NACION.
Lo cierto es que Barassi transita un inmejorable momento profesional al frente de 100 argentinos dicen, el programa de eltrece que lidera la franja diaria de las 14.30 y que cuenta con una versión, con la participación de figuras famosas, los domingos después de las 20. “A 100 argentinos dicen le debo bastante, me colocó en un lugar distinto”, reflexiona mientras se instala en su camarín, donde lo espera el almuerzo sin abundancias depositado en una vianda discreta. “Tengo estas tres arvejas para comer”, reniega.
Tiempo completo
Barassi arriba puntualmente a las instalaciones de eltrece en el barrio porteño de Constitución, pero la infinidad de mensajes que le llegan a su teléfono lo demoran casi media hora en el estacionamiento. “Se queda en la camioneta respondiendo, es el único momento del día en el que lo puede hacer”, comenta una de las integrantes del equipo de prensa de la emisora. Cumplido el ritual, el conductor llega hasta la sala de maquillaje, saluda a todos y propone concretar la charla con LA NACION en su propio camarín. “Me estoy sacando las zapatillas”, alerta como si no se percibiera en su rostro el alivio que le produce tal cosa, después de una mañana dedicada a cuestiones personales y un viaje de una hora desde su residencia en la zona norte del conurbano. Su tocador, al que se llega luego de un zigzagueo que merecería una hoja de ruta, es acotado pero cálido. Es el lugar donde Barassi pone a punto los motores antes de ingresar al estudio mayor del canal, un espacio histórico desde donde salían al aire títulos recordados como Sorpresa y ½ (así lo bautizaron al set) y Badía y Cía.
-Encarar una actividad implica depositar esfuerzos y esperanzas en el buen destino de lo emprendido. En el ambiente del espectáculo eso se llama éxito. ¿Qué sucede cuando se concreta ese ideal? ¿Cómo vivís este gran momento?
-Estoy en la disyuntiva de querer disfrutarlo, pero, a veces, hasta el disfrute cuesta.
-¿Por qué?
-Estoy muy agradecido con lo que está pasando, pero, por momentos, me gana el cansancio. Por otra parte, además de trabajar, sigo siendo padre, marido, hijo, amigo… y, por cierto, soy bastante intenso con los roles que me tocan ocupar en la vida. Así como me ven en el trabajo, soy en todo lo demás.
-El buen presente también prologa un gran futuro.
-Mi cabeza no para, soy un tipo muy ambicioso e inquieto y, por suerte, hay mucha oferta, así que el escenario para los próximos años de laburo se ve mucho más rico, heterogéneo.
-Elegir o qué elegir, esa es la cuestión.
-Estamos viendo qué si y qué no, y para dónde llevar la carrera, pero siempre sin descuidar a mi familia, que es lo más esencial e importante en mi vida. De todos modos, más allá del futuro, hoy estoy muy pendiente del programa, siento que le queda bastante camino por andar.
El formato apela a los conocimientos generales puesto a consideración de dos familias que compiten entre sí. La dinámica permite que las audiencias empaticen y emulen cada uno de los desafíos como si estuvieran jugando realmente, una cualidad muy valorada en los programas de entretenimientos que buscan incluir al público y no repelerlo con preguntas que solo podrían responder especialistas.
La buena estrella del ciclo producido por BoxFish impulsa la muy probable continuidad en la pantalla de eltrece durante la temporada 2022. Si para muestras basta un botón, el período comprendido entre el lunes 23 y el viernes 27 de agosto es un fiel reflejo de los buenos números de rating que obtiene 100 argentinos dicen en su edición vespertina. Ese lunes obtuvo su mejor promedio semanal: 10,6 puntos y un pico de 11,2 puntos. Esos 10,6 puntos de rating redundaron en el 48% de encendido total (share) durante la emisión, convirtiendo al formato en lo más visto de ese día en eltrece. Durante esa semana, el promedio del programa se instaló en los 8,8 puntos, liderando cada día en su franja con algunos números dignos del horario central nocturno que suele contar con la mejor audiencia de cada jornada, aunque Barassi pareciera empecinado en romper la lógica y convertir a la hora de la siesta en un momento caliente de la grilla televisiva.
Acaso esas buenas marcas sean las que impulsen a las autoridades de eltrece a un posible cambio de horario más cercano al prime time en las próximas semanas, cuando la emisora mueva algunas fichas de su programación. Según trascendió, desde el lunes 13 de septiembre, 100 argentinos dicen se mudaría a las 18.30 para competir con Pasapalabra, el ciclo de juegos conducido por Iván de Pineda en Telefe, y así dejarle un mejor piso al inicio de Telenoche.
-Hablamos de la fama que es una consecuencia del rating. ¿Cómo te potencia o condicionan los números? ¿Cuán pendiente estás de la planilla?
-Como te dije anteriormente, soy ambicioso, competitivo y busco la excelencia. No me da igual, me gusta el éxito y me concentro para que eso pase. Puntualmente, en este programa dejo todo lo que tengo, termino de grabar y me voy vacío. Poseo vocación y pasión, y soy muy responsable, me gusta hacer bien mi trabajo.
-Verónica Lozano lideró durante meses en Telefe con su ciclo Cortá por Lozano y eso se modificó con la llegada de 100 argentinos dicen. Pesando en términos de competencia, ¿eso es un estímulo?
-La competencia es conmigo mismo, eso es lo que me calienta. Si el rating viene mejor que el día anterior, estoy chocho, pero no tengo la mirada puesta en si le gano o no a Vero Lozano. Obviamente, no soy boludo y me entero que eso está pasando. Claro que me alegra, pero no por ganarle a otro, sino por ser el programa más visto en determinado momento del día. Es una satisfacción. En lo que respecta a Vero, la considero una amiga.
-Trabajaste con ella en AM durante mucho tiempo.
-Mis inicios en la tele fueron con Vero y Leo (Montero) en ese programa. Ambos han sido muy generosos conmigo y con Vero hasta tenemos el mismo código de humor. Tal es nuestro vínculo que, durante este año, hablamos millones de veces, aportándonos miradas sobre los programas de cada uno. Para nosotros la competencia no tiene asidero. Además, el rating cambia permanentemente y dentro de tres días ella me puede ganar a mí.
-A partir de lo que decís, entiendo que ambos ven el programa del otro.
-Vero le ha tirado muy buena onda a mi tarea como conductor y si yo veo en redes una situación de su programa que está buenísima, no dudo en mandarle un mensaje. Con Vero Lozano hay una amistad y el tema del rating no forma parte de nuestra charla.
-Hablabas de ganar la franja, pero, en más de una ocasión has ganado el día de un canal que tiene a una estrella como Marcelo Tinelli en el prime time. Eso debe ser muy movilizador para vos.
-Todo el mundo me lo comenta, así que siento que es mucho más movilizador para la gente que me rodea que para mí. Te soy muy honesto, si tengo un pico de 12 puntos me vuelvo loco de felicidad, pero no estoy pensando en si voy a ser el programa más visto del canal. No estoy en la vereda de los que critican al programa de Marcelo Tinelli, quien durante 30 años alimentó esta industria como nadie.
-Una temporada con menos audiencia no opaca décadas de liderazgo.
-Todos los trabajadores de la televisión tienen que estarle agradecidos a Tinelli, ya que fue el generador de un producto que durante años entretuvo a todo un país, pero la tele es así..
-Cíclica.
-Todo va y viene. Marcelo sabe lo que hace y es un conductor del carajo. Puede cambiar el gusto de la gente, el tiempo de determinado humor, la forma de hacer un reality, pero la televisión es muy rica y Tinelli se puede reinventar.
-Además de 100 argentinos dicen, en eltrece les va bien a los formatos que conduce Guido Kaczka y en Telefe lidera su horario Pasapalabra con Iván de Pineda. A partir de todo lo adverso que aparejó la pandemia, ¿los consumos de las audiencias privilegian los formatos alejados de la actualidad más cruda?
-Hay una necesidad gigante de la gente por distenderse un rato. El tema pandemia, que lleva dos años, nos ha aniquilado en mil sentidos, estamos agotados. En el programa hacemos muy pocas referencias al universo pandémico, incluso cuando hay preguntas que tienen que ver con aislamientos o barbijos, pido sacarlas. La gente está buscando en mí la posibilidad de entretenerse. Me meto en ese grupo, hay todo un fenómeno con Iván (de Pineda), Lizy (Tagliani), Jey (Mammón), lo que se viene con Rada en eltrece... Nació una camada nueva de conductores con un color distinto, que no es ni mejor ni peor al que había hasta ahora. Algo de eso es muy empático y, en consecuencia, la gente está muy receptiva a ese modo de conducir.
-Y vos formás parte de ese seleccionado.
-Me gusta formar parte de esta nueva camada.
Autopercibido
-¿Cómo te influye o atraviesa ser abogado a la hora de encarar tu tarea como actor o conductor?
-Todo convive y suma. Estudiar abogacía significó cinco años de incorporar bagaje cultural, contenido lingüístico y jurídico, conocer sobre cuestiones sociales. Me sirvió para componer personajes y hasta para firmar un contrato. El conocimiento nunca ocupa espacio y siempre es enriquecedor. De hecho, a mi hija la anotamos en un colegio que no para de ofrecerle estímulos, todo eso suma mucho. En lo personal, siempre estudié idiomas, canto, teatro, abogacía, hice deportes... estuve muy incentivado. Será por eso que soy gordo, necesito mucho cuerpo para abarcar todo eso.
Se ríe ante su propia ocurrencia, sabiendo que, desde el humor, algunas cuestiones pueden ser abordadas lejos del tabú o el dramatismo.
-Hablás sobre la obesidad y hoy, desde un lugar mucho más democrático e inclusivo, la sociedad va dejando de lado, aunque a paso lento, el privilegio de los cuerpos hegemónicos. Ya no se ocultan en lugares como los medios los físicos reales que son mayoritarios en la sociedad.
-Eso es muy bueno e inteligente.
-Trabajás con la exhibición y se te percibe muy seguro con eso.
-Soy seguro, quiero a mi cuerpo y me siento cómodo. He sido un tipo conquistador y seductor, no tengo mambos al respecto. Sin embargo, no me gusta hacer apología de la obesidad, porque mi cuerpo es un cuerpo enfermo, aunque no tenga problemas de salud. Si bien tengo un cuerpo real, es un cuerpo con un sobrepeso importante.
-Ni discriminación, ni apología.
-Soy una persona obesa y no levanto la bandera diciendo que eso está bien. Soy de la bandera de la salubridad y por ese camino voy. Hago bastante terapia, consulto al nutricionista, no soy un relajado con el tema. De todos modos, siempre pregono que no hay que seguir estereotipos y ser fiel a uno mismo.
-Tu seguridad habla de una gran autoestima.
-Entre humilde y egocéntrico, soy esto último, me quiero demasiado a mí mismo, incluso con este cuerpo.
-Si bien la obesidad es contraria a la salud, el tuyo es un gran mensaje. Jugás con la seducción, has formado una familia, no hubo barreras ni inhibiciones y podés tener un gran éxito en la televisión, un medio que privilegia cierto tipo de físicos.
-No es necesario el cuerpo ideal para cumplir todo lo que se desea en la vida. De todos modos, ya tengo treinta y pico y soy padre, y a pesar que mis análisis den bien, entiendo que no es sano.
-¿Es una meta bajar de peso?
-Es una meta estar sano y poder permanecer en esta tierra el mayor tiempo posible. Quiero estar cuando mi hija se reciba, se case y se compre su primer departamento.
Nacido en San Juan, allí pasó su infancia y primera juventud. Luli, como él llama a su esposa, es oriunda de la misma provincia cordillerana a la que regresa una y otra vez: “Ser sanjuanino me define en cuanto a mi personalidad y a lo que necesito en la vida. Mis amigos son los del colegio, me gusta encontrarme con ellos y que me cuenten en qué andan, pero me aburre mucho ponerme a hablar sobre si conocí a tal o cual famoso, así que ya no preguntan”.
En su último viaje se alojó en la casa de su suegro, al pie de la cordillera, en busca de romper con el vértigo del trabajo en Buenos Aires: “Tengo el ritual del asado, de ir al dique a disfrutar de la naturaleza y de visitar a toda mi familia. También me hago un tiempo para contemplar, necesito del silencio de la montaña”. Sin embargo, no previó que la repercusión de su programa no sabe de fronteras: “Antes era un bálsamo, pero ahora me conocen más. El personaje explotó y llevo ese ruido allá”. Un numeroso grupo de personas se amuchó en la puerta de la vivienda familiar para saludarlo y él no dudó en romper con el descanso para sacar decenas de fotografías y conversar con sus comprovincianos.
-Siempre se te percibe con mucha energía, ¿cuándo bajás?
-Cuando salgo del canal me espera un viaje de una hora de auto hasta mi casa, así que ese momento es espectacular. No es raro que me ponga música clásica a todo volumen y con las ventanas abiertas. Esa transición me permite llegar a casa con la energía mucho más baja. Entendí que para que Barassi pueda funcionar, necesito tener mis momentos más tranquilos, reservados e íntimos. Conviven muy bien los dos, pero necesito de la paz para generar lo otro.
-Estar con la energía tan arriba todo el día resultaría alienante.
-Agotador. Incluso al comienzo de 100 argentinos dicen era muy autorreferencial, pero con el tiempo me fui corriendo de ese eje y ahora estoy utilizando más al formato y capitalizando a los invitados para regular la energía.
En su documento figura como Darío Tadeo Pacheco Barassi, tal el nombre completo con el que lo inscribieron hace 37 años. Sin embargo, se presenta artísticamente con el apellido materno, quizás salvaguardando aquellas raíces paternas marcadas por la ausencia prematura.
-Tenías 5 años cuando falleció tu papá por una mala praxis.
-Sí, fue por una cirugía de rotación de cadera que provocó una hemorragia interna.
-¿Tenés recuerdos de él?
-Tengo muy pocos recuerdos de mi papá. Por supuesto, mi vieja, mis hermanos y sus amigos lo recuerdan mucho. Hay material fotográfico y seguramente alguna cosa yo me inventaré para tener más recuerdos de mi viejo. Está presente.
-Inventar recuerdos para generar la presencia...
-Y sí, es un ejercicio psicológico que debemos hacer todos cuando se vive una pérdida significativa y más cuando se es tan chico. En el programa lo he nombrado mucho, incluso hice chistes con eso, porque me río siempre de la desgracia, ese es mi perfil de humor.
-Sin esa imagen paterna, construiste tu propio modelo de paternidad para ejercer el rol con tu hija.
-La paternidad me activó la ausencia de mi viejo porque no hubo un referente tan inmediato. Mi padre fueron mis hermanos y mis abuelos. Hoy ya es un tema elaborado, tuve una hermosa vida sin un viejo, pero con muchas otras cosas. Las casas de mis amigos fueron propias y muchos de sus padres me dicen que me han criado como a un hijo. Me ha sobrado afecto a lo largo de mi vida.
-Aprovechando las posibilidades de la tecnología, mucha gente conserva mensajes de voz para tener la presencia del ausente de manera muy cercana. En tu caso, falta ese recuerdo. ¿Viste videos de tu padre?
-No, solo material fotográfico. Pero antes que pensar en eso, lo que hago es generar recuerdos para que se los quede mi hija. Es un dar vuelta la página, guardar el recuerdo y convivir con eso.
-Más allá de este tema, ¿hiciste terapia?
-No podría vivir sin terapia. Me casé con una psicóloga, para mí es esencial, sanadora.
Actitud lúdica
-Hablabas acerca de ver “para dónde llevar la carrera”. Si bien el programa goza de larga vida, el actor volverá...
-Soy de los que piensan que todo puede convivir. De hecho, estudié teatro y soy abogado. No manejo la filosofía de los caminos excluyentes, todo lo contrario. Ahora, si tengo que elegir una profesión, siempre será la de actor porque es lo que elegí estudiar y es lo que sé hacer y me gusta por sobre todo lo demás.
-La conducción no anuló el goce de la actuación.
-Para nada. El sábado fui a ver teatro y me generó una sensación física que no me sucede en ninguna otra situación, aunque debo reconocer que, en la conducción, encontré un oficio muy interesante y entretenido que me dio una popularidad que, hasta ahora, el actor no me la había dado.
-Apareció la masividad.
-Y una empatía con el público que nunca había vivido, así que le estoy muy agradecido al conductor. Es más, siento que puedo ser un gran conductor de formatos estructurados, porque, de otra forma, derrapo fácil. A mí me viene bien el tema de la estructura.
-¿Te ves al frente de un late night show?
-Soy fanático de ese formato, consumo los extranjeros y los nacionales, incluso fui parte de NET en Fox Sports y llegué a reemplazar a su conductor, Germán Paoloski, cuando fue padre. Lo disfruté un montón, no descarto conducir ese género, pero con 100 argentinos dicen entendí que funciono muy bien dentro de un formato. Si me dan libertad dentro de una estructura, logro cosas más interesantes que sin ese corset.
-En la vida, ¿también necesitás tener alguien o algo que te limite?
-Mi mujer es una gran contención. Ella, mi hija y mis amigos son un gran cable a tierra, por eso los preservo tanto. Aunque parezca lo contrario, cuido mucho mi intimidad. Si bien me ven en las redes, te puedo asegurar que solo muestro un treinta por ciento de lo que es mi vida. Hay algo de la intimidad que es el marco que necesito para estar bien, en equilibrio. Necesito ese bálsamo.
-Mostrarlo todo, como tanta gente hace, desnuda una patología.
-No me parece sano.
-¿Te cuesta convivir con la exposición pública de tu trabajo?
-Convivo bárbaro con eso, me resulta muy gratificante recibir tanto afecto, pero reconozco que se acrecentó de manera desmedida.
-¿Sos de los que se ponen anteojos negros para no ser reconocidos?
-Jamás, pero si tengo ganas de estar en intimidad, me ocupo de que así sea y ese día no iré a comer a Palermo. Cuando estoy en mi casa también trato que se respete mi momento familiar.
-Que no te molesten ni los carpinchos.
-No puedo creer todo lo que sucedió con los carpinchos. Ya los amo. Veo uno y lo quiero abrazar.
-¿Volvieron a aparecer en tu casa?
-Sí, claro, mi barrio es una reserva natural, así que estoy rodeado de carpinchos. Convivimos muy bien, puse unas tranqueritas para que no entren a la casa, pero por la calle circulan y nos saludamos, nos decimos “buen día”.
-Volvamos a 100 argentinos dicen. El formato cumple con determinadas bases, pero se percibe un buen margen para tu impronta creativa.
-Siempre tratamos de superarnos, ver qué le podemos sumar. Nunca pensé que disfrutaría tanto de la conducción.
-Hay un lenguaje actoral en función de tu rol.
-A mí también me gusta pensarlo así. Me tomó por sorpresa y terminó siendo más teatral de lo que yo pensaba. Trato de capitalizar lo aprendido en las clases de teatro. Un participante me trae un objeto y eso me dispara una situación. Además, soy bastante teatrero para vivir.
-¿Por qué?
-Soy muy sensible a los estímulos y muy observador.
-Ante la diversidad de participantes, es todo un mérito poder capitalizar los rasgos de cada uno.
-Trabajo desde la observación y la sensibilidad al estímulo.
-¿Conducís con guion?
-No. Hay una rutina que tiene que ver con las preguntas y también me pasan la información sobre las familias que vienen a jugar. A partir de eso aparece la improvisación y el juego. Me gusta que sea espontáneo y genuino.
-¿Charlas con las familias previo a la grabación?
-Trato de tener un contacto para ver qué puedo sacarles. Incluso, pido tener el micrófono de ellos abierto para escuchar sus charlas. Presto atención a la vestimenta o al vínculo que tienen. Con ese bagaje me dispongo a comenzar cada grabación.
-Hablamos mucho sobre el futuro. ¿Qué se visualiza en el mañana de Darío Barassi más allá de 100 argentinos dicen?
-Estoy muy cómodo trabajando en BoxFish y en eltrece, así que disfrutaré mucho seguir haciendo el programa. En cuanto a la ficción, a principios del año que viene haría el protagónico de una serie de Disney con elenco mexicano y español.
-Antes, tomate unos días en San Juan.
-No lo dudes, nunca dejaré de ir.
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