A horas de un nuevo estreno, LA NACION reunió a los prestigiosos chefs y al nuevo host digital del programa en una charla en la que desnudaron la intimidad de la exitosa competencia de Telefe
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Llegan de a uno, con pocos minutos de diferencia, a la charla con LA NACION que se desarrollará detrás de la flamante escenografía que ocupa un estudio inmenso, años atrás habitado por Susana Giménez, en la localidad de Martínez. Tras bastidores, una mesa con un gran bol con frutas y frutos secos los contiene antes de salir a escena. Ese es el búnker de Donato de Santis, Damián Betular y Germán Martitegui, “el lugar de ellos”, dice un asistente. “Ellos” son una de las claves del fenómeno MasterChef Celebrity, el formato inglés que le devolvió a la televisión local una producción de envergadura y que se convirtió en un tanque invencible de la pantalla de Telefe, cuya última final, emitida el 24 de junio, cosechó un promedio de 27,3 puntos de rating.
Desde este lunes, a las 21.30, el ciclo, conducido por Santiago del Moro, revalidará sus títulos en busca de un nuevo liderazgo y comenzará a desandar la tercera competencia frente a las hornallas en busca de un nuevo campeón que emule los logros de Claudia Villafañe durante la primera temporada y de Gastón Dalmau, en la segunda, quien también participa de esta entrevista junto a ese tribunal que lo juzgó con severidad y lo premió con justicia.
El primero en aparecer es el pastelero Betular, quien ocupa el cargo de executive chef del Palacio Duhau y responsable de su refinada patisserie. Sorprende su porte alto y fornido. “La comida es la protagonista de MasterChef Celebrity”, dirá de entrada, cuando se le plantea el rol estelar del jurado que conforma. A los pocos segundos ingresa a escena Germán Martitegui, el chef de trascendencia internacional que creó Tegui, el selecto restó que acaba de cumplir un ciclo, por decisión de su creador. Si el porte físico de Betular es importante, el de Martitegui directamente inhibe. “Es frescura y cercanía”, reconoce en el inicio, este hombre de aspecto adusto, el jurado serio del programa, que se mostró sumamente afable y simpático durante la entrevista. Chispeante llega Donato de Santis, el cocinero italiano que fue chef personal del diseñador Gianni Versace en su mansión Casa Casuarina en Miami Beach y luego en Nueva York y que hoy cuenta con varios restaurantes donde ofrece su impronta all´ uso nostro. “El programa también informa, educa”, sostiene de Santis, con ese tono inconfundible.
En un rato comenzará la grabación de un nuevo episodio y el set es un hervidero de gente. En uno de los laterales se dispone una inusual cantidad de cámaras. Impactan las dimensiones del lugar y lo que se percibe inmenso a través de la pantalla, lo es realmente, sin los camuflajes de la “magia de la televisión”.
Gastón Dalmau toma distancia, como aquel alumno que siempre verá con respecto y admiración al maestro. “Hoy tengo un vínculo increíble con los tres”, dice el actor que, durante la nueva temporada, oficiará de host digital, rol que le permitirá mostrar el backstage del ciclo y pisar fuerte en las redes sociales. “El programa no tiene maldad. No hay saña y la gente se muestra como es”, sostiene el actor, que lució 75 camisas a lo largo de la competencia. “Construí un personaje estético”, remarca.
La nueva temporada enfrentará en competencia a Paula “Peque” Pareto, Cathy Fulop, Charlotte Caniggia, Gastón Soffritti, Luisa Albinoni, Paulo Kablan, Joaquín Levinton, Mery del Cerro, Denise Dumas, Tití Fernández, “La Tigresa” Acuña, Juariu, Mica Viciconte, Héctor “El Negro” Enrique, José Luis Gioia y Tomás Fonzi.
Bacanales
-La comida vincula, es un acto de amor, genera empatía. ¿Ese es uno de los secretos del éxito de MasterChef Celebrity?
Germán Martitegui: -El ser humano nace con la capacidad de matar para poder comer, es un instinto básico y bastante violento, pero la persona que te amamanta va transmitiendo amor en ese acto. Nosotros, en el programa, jugamos con todas esas emociones, ya que la comida es una necesidad básica y, a la vez, uno de los mayores placeres.
Damián Betular: -Y en el medio todo, hasta el romanticismo y la obra de arte.
-En nuestro país, lo social está muy atravesado por la gastronomía. Todo se celebra y resuelve comiendo, es un acontecimiento vincular.
GM: -Nadie te dice “salgamos a caminar”.
DB: -La comida es utilizada para encuentros de trabajo, porque afloja esas reuniones que pueden resultar intensas.
Gastón Dalmau: -La comida une.
-¿Qué le aporta MasterChef Celebrity a la televisión y al público?
Donato de Santis: -Mucha gente rescató información, curiosidades, tips, datos históricos o regionales, técnicas puntuales.
DB: -Dona es nuestro historiador, es muy puntilloso en cuanto a los orígenes de cada receta. Es nuestro Larousse gastronómico vivo, no hay cosa que le preguntes y no sepa.
GD: -Tiene algo de profesor. Sabe mucho sobre la historia de las comidas.
-Gastón, ¿cómo recordás tu vínculo con ellos?
GD: -Uno siente que lo atacan a uno, pero ellos están juzgando el plato.
-¿Duele?
-Sí. Es que cuando ponés todo y te dicen que está mal, duele. Entonces, uno se pone en soberbio y contesta. Con Martitegui tuve varios encontronazos, con Donato era juego y chiste, y con Betular tenía mucha química, es muy histriónico.
-Conformaron un trío con mucha identidad donde se percibe una unidad, pero donde también aparecen las características individuales. La suma de las partes hace el todo.
GM: -¿Cuáles serían las tres partes? Me interesa mucho eso...
DDS: -Es tan inseguro que por eso pregunta. Es un chiste, Germán.
-No lo percibo muy inseguro.
GM: -No se rían, en mi vida privada soy muy inseguro.
-Si bien evalúan desde sus conocimientos, el rol les asignó un personaje.
DB: -Cuando salimos a comer es lo mismo que en el programa, no creo que seamos personajes. Hemos generado un vínculo que hace que con solo mirarnos ya nos entendamos.
-Se complementan muy bien.
DB: -Cada uno sabe lo que hace, nos miramos y sabemos cuál será la devolución del otro. Llevamos un año conviviendo, con dos temporadas de MasterChef Celebrity y una de Manos arriba, chef. Pasamos dos meses sin vernos y parecía un año.
DDS: -Somos una buena brigada de cocina. Hay una jerga de gestos y miradas que se traduce en acción con la finalidad de satisfacer al cliente. En este caso, se trata de satisfacer al televidente.
-Es una gran analogía.
DB: -En una hora la gente te ama y te odia, es como un comensal que hasta puede enojarse si algo no le gusta.
GM: -A mí me gusta mucho la amenaza: “No los veo más”, “Echaron a fulano, ahora sí, no los sigo más”. La gente se posesiona. Cada frase que uno dice tiene un efecto sobredimensionado.
-¿Cuáles son los defectos de cada uno y que tiene de adverso la convivencia?
DB: -No compartimos camarín, así que cada uno puede hacer lo que quiera. Impuntualidad no hay. Nos contenemos mucho, cuando uno sube, el otro lo baja. Nuestro trabajo interno es cuidarnos. Si alguno dice algo mal, se charla, lo hablamos todo.
-Hablás de contención.
DB: -Sí, son muchos días y horas compartidas, en las que a uno le pasan un montón de cosas. Yo sé que puedo tocar la puerta y ellos estarán para contener porque en el programa hay que estar contento.
-¿Se cuentan los problemas personales o el vínculo es estrictamente laboral?
DDS: -Depende, no hay una regla, cada uno tiene su intimidad.
GM: -Somos como una familia. Cada uno tiene sus cosas, cuando uno dice algo, los otros dos se miran y se ríen. En lo personal, si estoy con problemas, no veo la hora de estar en el programa, es como una cápsula.
DB: -Coincido, hoy tenía que hacer tiempo y me vine al canal temprano, lo paso muy bien acá.
DDS: -Te voy a decir un defecto porque ellos no te lo dijeron.
-Soy todo oídos.
DDS: -Somos seres humanos.
-Con todo lo que ello implica.
DDS: -Nadie es perfecto. Los humores cambian, pero nos olemos. Como todos, tenemos problemas, más o menos energía, pero todo se pone sobre la mesa y se resuelve.
-Si bien eran conocidos, estar en el programa más visto de nuestra pantalla implica un nivel de popularidad estridente. ¿Cómo se llevan con la masividad que otorga MasterChef Celebrity?
GM: -No había vivido esta masividad, fue muy repentino, un shock. Nunca me había pasado que la gente se interesara por saber desde dónde tengo un tatuaje hasta querer conocer a mi papá. Fue difícil para mí, nunca terminé de reaccionar ante la fama y el amor de la gente que también te sobrepasa.
DB: -Durante la primera temporada, como estábamos en plena pandemia, no lo podía ver en la calle. Ahora, en cambio, se nota mucho más: una nena te graba un video o una señora de 80 años en la peluquería te pide que le mandes un beso a tus compañeros. Nunca pasa en un restaurante que conformes a niños y grandes, acá sí.
-El programa es un multitarget.
GM: -Unió a la familia. Los pibes dejan la tablet y se juntan a mirar la televisión con sus padres.
DDS: -He vivido a las sombras de grandes estrellas en Hollywood y Nueva York, codeándome con las verdaderas estrellas. En ellos pude ver la cercanía o la distancia que establecían con el público, cada uno tenía su estrategia.
-¿Cuál es tu estrategia?
DDS: -A mí me gusta mucho la simbiosis que se produce con los chicos y con los adolescentes.
-Gastón, ¿cómo repercutió tu paso por el certamen y haber ganado la final?
GD: -Fue una locura. Vengo de Casi ángeles, que ha sido un boom, pero era para adolescentes, no nos conocían los padres. Acá, desde los abuelos hasta los nietos te siguen, el público se amplió.
-¿Es complejo sostener este tipo de masividad?
GD: -Me fascina el reconocimiento, el actor desea que la gente lo quiera, busca la aprobación. En la calle, la gente me saluda como si nos conociéramos de toda la vida.
Los valores de una competencia
La irrupción de la cocina marcó un quiebre. Comer implica mucho más que satisfacer una necesidad esencial de la subsistencia. En el caso de MasterChef Celebrity, su dinámica permite desarrollar la creatividad en torno a un plato.
GM: -Aporta entretenimiento, en la pandemia fuimos como un refugio y estamos muy orgullosos de haber participado de eso. Además siempre estamos conectando con lo que le puede suceder a la gente en sus casas.
DB: -Con las papas nos pasó...
-¿A qué te referís?
GM: -Se armó una discusión sobre si unas papas eran españolas o no. Es que cada uno de los tres reflejamos una parte de la Argentina.
DB: -También el programa enseña algunos valores.
-¿Qué valores se ponen de manifiesto?
DB: -Se remarca que existen las reglas y que todo se consigue con trabajo. Me quedo con la frase que nos dijo un participante: “Acá nadie nos regala nada”.
-Vivimos en una sociedad que suele desestimar el sacrificio como parte del camino para lograr un objetivo.
GM: -El periodista Jorge Fernández Díaz escribió algo muy lindo sobre el programa. Dijo que era como volver a la escuela y que los que sabían estaban puestos sobre una especie de estrado.
-El formato rescata el valor del conocimiento.
GM: -El juez basado en el conocimiento y predicando con el ejemplo, de eso se trata. El programa administra premios y castigos y hasta perdonamos y damos otra oportunidad, explicando por qué lo hacemos. Hasta hemos premiado la emoción.
-Los participantes, ¿entienden esa dinámica del esfuerzo y la premiación?
DB: -Mucha gente se prepara, toma clases. No le creo a aquel que dice que desea irse, todos quieren llegar a la final y ganar. A mí me pasaría igual.
GM: Tiene algo de la lealtad competitiva.
DB: -Muestra que no está mal competir, el tema es cómo se compite.
GM: -El que hace trampa queda eliminado.
-¿Algún caso ejemplificador?
GM: -El Polaco. En MasterChef Celebrity las reglas están muy claras.
-¿Qué dice al respecto el ganador de la última temporada?
-Se juzga a las comidas y no a las personas. Yo me enojé, pero me explicaron que con el enojo no iba a ningún lado y que, si me enfurecía, el que perdía era yo. Hubo una semana y media que no me salían las cosas, y eso me generaba frustración.
-¿Te inquietaba la imagen que podías dar al no estar respaldado en un personaje de ficción?
GD: -Te da miedo lo que se va a ver y lo que se va a editar. Fui natural, por eso puteaba tanto, nunca intenté ser un personaje.
-Como campeón del último certamen, ¿los participantes te consultan sobre cómo moverse?
GD: -Me toman como referente, me piden consejos, qué hacer. Al haberlo vivido, les aportaré la experiencia.
-¿Que los participantes sean conocidos es una dificultad extra? ¿Los egos complican la competencia?
GM: -Decirle al Negro Enrique, que le hizo el pase a Maradona para que hiciera el gol contra los ingleses, que su plato era horrible, fue muy fuerte. El tipo es una gloria que, cuando nadie se acuerde de mí, se seguirán acordando de él y yo le estuve diciendo eso.
DB: -Ellos mismos se ponen en una situación de igualdad cuando están ahí adelante. Paula Pareto, que es una campeona deportiva, nos comentaba que se ponía muy nerviosa, le decíamos que estaba mal el puré y sufría. A mí me puso muy feliz que Georgina (Barbarossa) haya llegado a la final porque había generaciones que no la conocían.
-¿Los egos se domestican ante el rigor de la competencia?
GD: -La dinámica es divertida. Despierta curiosidad ver cómo son los personajes en esa situación.
DDS: -La celebridad y la fama se neutralizan a la hora de cocinar, a la hora de evaluar el nombre no entra en juego.
-¿Tuvieron que lidiar especialmente con algún concursante?
GM: -Con varios, podríamos escribir el lado B, sería espectacular, pero no podríamos. ¿Podemos?
DB: -Dormimos muy tranquilos porque todo se solucionó acá y el que quiso decir algo lo dijo.
-¿Les cuesta tomar decisiones?
GM: -Estoy de acuerdo con todo lo que hemos hecho, algunas votaciones cuestan más, pero al ser tres, todo es más fácil.
-Más allá del momento de la competición, ¿los participantes buscan establecer un vínculo con ustedes?
DB: -Que no manden mensajes porque se bloquea.
DDS: -Alguno lo ha intentado, pero tenemos instrucciones de neutralizar eso. No hablamos de coima, sino de un querer acercarse, de ablandarnos, pero nosotros tenemos que mantener la rigidez de juez.
GM: -Claramente hay algunos que trabajan seduciendo y tratan de engatusar, siempre hay una megasonrisa o un chiste...
GD: -El programa tiene reglas claras y los participantes nos cruzamos con los jurados en el momento de grabar. No tenemos contacto con ellos, salvo un saludo ocasional en un pasillo.
DDS: -Como los participantes tienen siempre sus micrófonos abiertos, nosotros los podemos escuchar. Ahí sabemos qué piensan.
GM: -Es como leerles la mente, es muy impresionante.
DB: -Te dicen en la cara que aprendieron un montón con la devolución y después los escuchás protestar contra nosotros por cómo evaluamos sus platos: “No sé por qué me dijeron eso si el plato estaba bien”. Y nosotros escuchamos. Así que cuando los volvemos a enfrentar, hacemos referencias.
GM: -También hay otros que te defienden el plato y luego te dicen que era incomible.
GD: -En mi caso, al principio emplataba muy mal, no visualizaba el plato. Por eso, luego hice un camino personal estudiando y viendo recetas en las redes.
-¿Les consultan sobre la selección de los concursantes?
DDS: -Yo me enteré por Twitter.
DB: -Espero que me den el gusto de tener a Wanda Nara. No pierdo las esperanzas para las próximas temporadas. Tiene una picardía genial, es picante, hay que ver si cocina.
-¿Qué otros nombres les gustarían?
DDS: -Ricardo Darín, pero por las redes me contestó “Olvidate, tano”.
-¿Vislumbraban a Claudia Maradona y Gastón Dalmau como campeones?
DDS: -Claudia arrancó con una croqueta dura.
GM: -Asquerosa, comenzó muy mal.
DB: -Pero uno se da cuenta que es tan competitiva, que estudió, se formó. Algunos te retrucan con lo que les enseña el coach y nosotros le decíamos que su maestro estaba equivocado.
DDS: -Con Dalmau tampoco esperábamos que ganara. De la mitad de la temporada para adelante se empieza a palpitar quién puede llegar. Pero también hay gente como Cande Vetrano, Belu Lucius y Sofía Pachano que pintaban bien y no ganaron.
GM: -El que parece que va a ganar, luego se desinfla. Son 85 días de competencia, es difícil.
-Además, entra en juego la presión del tiempo, tenerlos a ustedes enfrente.
GM: -A veces nos miramos y pensamos que determinados desafíos nosotros no los podríamos hacer.
DB: -Cuando suena la chicharra y te agregan algo, eso es tremendo. Son caprichos.
GM: -O ir al mercado a oscuras, eso puede arruinar una comida.
-¿Participarían en un reality gastronómico?
GM: -No.
DDS: -Lo he hecho, me encanta esa adrenalina de competidor. Además aunque ellos digan que no, soy buen perdedor.
-Precisamente, perdedores no son. ¿Qué es el éxito para ustedes?
GM: -No me percibo exitoso.
-¿Prestigioso?
GM: -El prestigio se gana con trabajo y tiempo. Los tres trabajamos muchísimo, somos confiables en lo nuestro, así que nos ganamos un nombre prestigioso.
DDS: -El éxito es una manifestación efímera de un conjunto de personas que te colocan en ese lugar. Depende del afuera.
DB: Nadie te golpea la puerta, el éxito es una construcción muy larga, de muchos años.
-Hace un momento, hablábamos de masividad. ¿Cómo les cambió la vida el programa?
DDS: -Los chicos te preguntan si vas a grabar, te extrañan, entonces les prometés que estarás el sábado con ellos.
DB: -Nos cambió la vida. Soy de una ciudad muy chiquita como Dolores y mis padres se convirtieron en “Los creadores de...”, las demostraciones de cariño son impresionantes.
-Estalló el negocio de tu mamá.
DB: -En la puerta de Regalos Carmen dejaron desde huevos hasta un lechón y cartas. En Buenos Aires es diferente, además trato que mi vida no cambie mucho.
GM: -Al cocinero de Tegui nadie le abría la puerta o nadie le contaba la receta de su abuela, ahora en cambio todos se acercan. Coincido en que nos cambió la vida.
-¿Se ven haciendo un formato diferente?
DB: -Sí, un talk show o un programa a la mañana.
GM: -A la mañana, no.
DB: -¿A la tarde?
GM: -Creo que podemos hacer algo que no involucre comida.
-A eso apuntaba mi pregunta.
GM: -Podemos ser muy divertidos haciendo otra cosa.
DDS: -Yo haría teatro con ellos.
GM: -En el programa queremos cantar y bailar y no nos dejan.
-Vayan a “La Academia” de ShowMatch.
Los tres gritan al unísono un “no” estallado. “Somos de Telefe”, aclaran como si hiciera falta, y parten rumbo a una nueva grabación, mientras Gastón Dalmau se prepara para rodar nuevos segmentos del backstage. Llega Santiago del Moro y estudia los tips del nuevo episodio. “Santi es lo más”, coinciden Betular, de Santis, Martitegui y Dalmau, antes de entrar al estudio.
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