Cuando la víctima es protagonista
Mariska Hargitay habla de esta exitosa serie policial, por la que ganó el Emmy
La ley y el orden: Unidad de víctimas especiales es un caso particular dentro de la gran fábrica televisiva que creó Dick Wolf en 1989, con el estreno de su primera serie policial bajo esa denominación. "No sacamos nuestras ideas de los diarios. Por momentos, parece que los diarios sacaran sus noticias después de que las mostramos en el programa", arriesga Neal Baer, el productor ejecutivo de la serie, desde Nueva York, en una conferencia telefónica de la que participó LA NACION.
"A mí me gusta el hecho de que podemos desde aquí darles voz y la capacidad de expresarse a quienes no pueden hacerlo", aporta Mariska Hargitay, quien interpreta a la detective Olivia Benson, una de las estrellas del ciclo (la otra es el detective Elliot Stabler, encarnado por Christopher Meloni), cuya dura temática está centrada en la investigación de delitos de índole sexual o que involucren a menores o ancianos.
En todas las encarnaciones de La ley y el orden -la tercera es Criminal Intent ; la malograda Trial By Jury , con sólo 13 capítulos, fue la cuarta- tanto la investigación de un delito como el juicio a los sospechosos de haberlo cometido son mostrados en un único capítulo, combinando así el suspenso de la serie policial con el dramatismo de un ciclo legal. Una fórmula eficaz y atractiva que ha probado con creces -los tres primeros ciclos combinados suman 32 temporadas en pantalla- ser capaz de resistir el paso del tiempo y lograr una legión de fanáticos en todo el mundo.
Pero esa decidida confianza en sus propias virtudes, su imagen clásica y su propia longevidad no han ayudado a mantener a estas series en el candelero mediático. "Es que no buscamos llamar la atención con casos sensacionales. Preferimos presentar dilemas que dividan a la sociedad a través de una trama policial", explica Baer, quien además de guiar los destinos de la serie es, en su condición de médico pediatra, su principal asesor médico.
A pesar de todo esto, La ley y el orden: UVE acumula 12 nominaciones a los premios Emmy, entre los que debe contarse el triunfo de Hargitay el año último como mejor actriz. Las razones, explica Baer, deben buscarse en la estructura misma del programa: "Olivia es la empatía que el espectador siente frente al sufrimiento de la víctima y Stabler es la furia que experimenta el público al descubrir la existencia de esos crímenes horribles. Ambos sentimientos coexisten en todos nosotros, lo que no hace más que reforzar la relación que tienen con la audiencia".
Un éxito comprobado
En una serie en la que los cambios de elenco parecen requisito indispensable para mantener la frescura del planteo (necesidad que incluso ha llevado a sus responsables a tener dos parejas protagónicas rotativas en Criminal Intent ), el hecho de que tanto Hargitay como Meloni estén en el programa desde sus comienzos es, por lo menos, inusual.
Por eso, a nadie sorprendió que, cuando la actriz anunció que desaparecería del aire durante parte de esta octava temporada a causa de su licencia por maternidad, comenzaran a arreciar los rumores del fin.
Pero no será así: el ciclo ya tiene confirmada una novena temporada y la danesa Connie Nielsen reemplaza a Hargitay durante media docena de capítulos, luego de los cuales Benson volverá al ciclo de forma permanente: el nuevo contrato que la une con la serie por las dos próximas temporadas la convirtió en la actriz mejor pagada de la TV de su país (cerca de 330 mil dólares por episodio).
"Se suele decir en la serie que los detectives tienen una vida útil de cuatro años, por el costo psicológico -dice la intérprete-. Para mí, estos ocho años en el programa han sido difíciles, pero es verdad que lo que no te mata te fortalece. Este trabajo me ha hecho descubrir y probar mi compromiso con la actuación y explorar temáticas tan oscuras como dolorosas. Descubrí que tengo cuentas pendientes con Olivia Benson."
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