Claudio Villarruel: "Hoy, la tele es gente que canta, responde preguntas y discute"
Durante una charla con LA NACION, el productor analizó la pantalla chica y nos adelantó su nuevo proyecto para Canal 9
Claudio Villarruel fue uno de los directores de programación más importantes que tuvo Telefe. Desde 2000 hasta 2009, y bajo su dirección, el canal de las pelotitas dio a luz muchísimas ficciones exitosas que al día de hoy siguen firmes en el recuerdo del público. Luego de terminado ese ciclo, él continuó su camino siempre vinculado a los medios, especialmente a la tele. Junto a su socia de siempre, Bernarda Llorente, Claudio fundó ON TV Contenidos, una productora de ficción con la que busca darle algo de variedad a una televisión que, al parecer, ya no es muy amiga de asumir riesgos.
Sobre la tele actual, sus vicios y puntos fuertes, Villarruel charló con LA NACION, en esta entrevista.
-Unos cuantos años atrás, era común que en la pantalla chica surgieran productos arriesgados en su temática como Okupas o Los Simuladores, ¿vos pensás que hoy en día se podrían dar ficciones así?
-Son decisiones políticas. Cuando vos dirigís un canal, ese director artístico toma la decisión política de hacer o no hacer tal cosa. No es que no haya dinero, hoy, en la televisión sigue habiéndolo, pero lo dedican a producciones de muy bajo costo sin pensar en la exportación al exterior ni en ningún valor agregado. Los directores artísticos como éramos nosotros con Bernarda (Llorente) o con las posibilidades con las que contaba Adrián (Suar) muchos años atrás, ya no existen. Antes, nosotros definíamos toda la programación y, a partir de ahí, se armaba todo el negocio de la tele. Ahora, se manejan más por planillas excel y en ver cómo se maximiza la poca inversión. Si vos analizás la televisión está llena de formatos del exterior, estamos importando formatos y la tele argentina, hace diez años, los exportaba. Creo que la televisión está en una crisis de identidad y en no querer arriesgar absolutamente nada. Durante nuestra gestión pusimos Los Simuladores, Vidas Robadas, Disputas, Ver para Leer, Tiempo Final y esas fueron decisiones políticas tomadas para dar el perfil que uno entendía que tenía que tener un medio masivo de comunicación, pero creo que hoy la televisión es gente que canta, responde preguntas y discute.
El otro día vi un estudio realizado por la Secretaría de Cultura y decía que la gente dejó de ver televisión abierta, pero ve más tele. O sea, la gente ve más televisión, pero no tele abierta. Entonces, quiere decir que está buscando cosas nuevas. Cuando antes estaba Okupas, Los Simuladores y tantas cosas así, la gente encontraba lo que por ahí no encontraba en el cable, pero hoy en día lo busca en otros lados. Yo creo que se puede cambiar eso, pero son decisiones políticas y cada director artístico decide qué hacer.
-¿Y cómo se podría revertir esa tendencia de una tele que ahora importa cuando antes exportaba?
-En general, la televisión abierta siempre fue la que marcó tendencia y fundamentalmente lo hacían los canales líderes porque eran los que tenían mayor capacidad de inversión para generar propuestas novedosas y masivas. Creo que con la aparición de otras plataformas, la televisión no tomó nota de la cantidad de audiencia que comenzó a perder año a año. En la última década, la tele abierta perdió casi el 30% de audiencia.
El cable creció y con la aparición de señales streaming, hay un público muy específico, que es el más deseado por los auspiciantes, que se fue por ese lado. Por lo tanto, la televisión abierta no es que esté mal económicamente porque con las políticas del Gobierno de consumo masivo hubo mucho ingreso de publicidad de marcas de consumo, en realidad, en donde para mí se están equivocando es en querer guardarse todo y maximizar las ganancias en vez de invertir y generar contenido y valor agregado argentino. Eso significa que comprás un formato que te cuesta mil dólares el capítulo y luego tenés mucha ganancia. Pero, de esa manera, es ganancia para hoy y pérdida para mañana porque vos no estás generando nada propio que pueda ser vendido al exterior, vos estás comprando una idea de afuera y no tenés capacidad de ponerle valor agregado ni de sacarle provecho de venta al exterior, no podés comercializar ese formato porque no es tuyo. Argentina hace 15 años era una gran exportadora de contenidos: guiones, latas y know how. Por ejemplo, en el caso de Montecristo, nosotros lo pusimos en Rusia, en Portugal, en Chile, en México, pero no era que les vendías los libros, vos vendías el know how de cómo hacer ese tipo de novelas, ibas con el director, con el que hacía los castings, con los autores, y ellos se amalgamaban con los productores y se armaba un equipo. Por lo tanto, en vez de vender una lata, vos ibas con un proyecto y el ingreso era diez veces más grande, exportabas conocimiento, valor agregado y generabas laburo.
-Se habló mucho del éxito de Las mil y una noches, una culebrón con todas la letras, que para la ficción argentina es quizá hasta anticuado, pero que sin embargo fue un suceso. En tanto a Entre Caníbales, que de alguna manera toca una realidad que el espectador puede reconocer, con actores y actrices que son muy populares, le fue mal. ¿Eso tiene que ver con que a la gente la llevaste a perder cierto gusto?
-Es exactamente así como lo decís, que funcione una novela turca, te diría que es una circunstancia de mercado. Yo si tuviera esa novela seguramente la hubiera puesto, pero no en el prime time. De hecho, ponerla en el prime time le saca mucho laburo a autores, a actores y te genera una cierta abulia... no te mueve las neuronas poner una novela que ya está hecha. Eso lo comparo a cuando nosotros tuvimos Betty, la fea, que era un boom en el mundo y que si yo la ponía a la diez de la noche no iba a hacer los veinte puntos que hacía a las siete, sino que iba a hacer treinta y cinco porque era una comedia y agarraba a todos los públicos; pero hay decisiones políticas, decisiones que tienen que ver con el que dirige el canal. Mi forma de pensar el negocio audiovisual es generar creatividad propia para así generar valor agregado. Ese camino es más riesgoso porque si no te funciona una lata, perdiste 100.000 dólares, pero si no te funciona una novela local importante perdiste tres o cuatro millones de dólares y esto no lo digo desde la soberbia porque lamentablemente hoy los directores artísticos de los canales no tienen el poder de decisión ni de marcar los lineamientos creativos. Hoy en día, la televisión ha formado cuadros corporativos y los directores artísticos, que eran el corazón que generaba el negocio y las ideas, lamentablemente, han sido consumidos por la corporación. Yo tengo diálogo con muchos de ellos y me cuentan que se guían por la maximización, que les dicen "este programa pierde y saquémoslo", pero la verdad es que muchas veces tenés que perder para ganar.
-En un escenario político en el que Mauricio Macri ganara las elecciones presidenciales, ¿cómo pensás que eso repercutiría en la producción de ficciones teniendo en cuenta que el gobierno actual siempre tuvo una política muy activa de subvencionar productos audiovisuales?
-Eso es muy difícil de analizar, pero creo que la industria audiovisual argentina sino hubiese tenido el apoyo del Estado en estos 12 años hubiera desaparecido. Hubo por parte de los canales una desinversión en cosas arriesgadas... pero también es cierto que si vos hacés una ficción y los canales abiertos se comprometen por la ley de medios a ponerla en el prime time y después la mandan a las doce o a la una de la mañana, también la cosa se pone muy difícil. Creo que sería importante que se respeten los aspectos de la ley de medios, pero no sé qué decirte porque no he visto a Cambiemos o al Pro muy relacionado con la cultura. No veo una relación que tenga que ver con cosas como Tecnópolis, pero igual vayamos por partes, primero esperemos al 22 de noviembre.
En el neoliberalismo, la cultura también es un bien de consumo y si no es negocio no lo van a hacer y si no hay rentabilidad, se acabará todo. El Estado tiene que estar apoyando a la cultura, fíjate los grandes países que Cambiemos tiene como referente, Francia o Estados Unidos, ahí el Estado está detrás de la industria cultural, pero yo no sé si ellos entenderán los consumos culturales desde ese lugar. Yo creo que, por lo que se ve, están más concentrados en otros temas. Buenos Aires es una de las ciudades más culturales del mundo y el poco apoyo que ha tenido todo, miremos al teatro San Martín, mirá ese teatro y te das cuenta. Para mí la cultura tiene que ser subsidiada porque el mercado no va a regularla. Entonces yo no creo que se salgan de los lineamientos neoliberales, calculo que para ellos la cultura también la va a regular el mercado y si no dan los números del negocio, no va.
-Me gustaría que me cuentes cómo va a ser Conflictos Modernos, la nueva ficción de tu productora...
-A partir de mediados de noviembre, arrancamos con una serie de 13 capítulos unitarios, que serán transmitidos por Canal 9. Esta ficción tiene que ver con esto que te decía, con el apoyo del Estado en la búsqueda de propuestas diferenciales. Nosotros presentamos un proyecto centrado en pequeñas situaciones que vinieron con la nueva adquisición de derechos en la sociedad, que generó cambios de hábito. Ocho de los 13 capítulos son comedias dramáticas muy divertidas que tienen que ver, por ejemplo, con una jueza de paz que hace Florencia Peña; otro tiene que ver con la igualdad de género, pero siempre tratando de que lo vea la mayor cantidad de gente y haciendo que la historia sea más interesante que el tema, pero sin que sea un plomo o una bajada de línea, sino que emocione. Yo vi el capítulo que hicieron Jorge Marrale y Juan Leyrado, en el que Marrale hace de una mujer trans de 65 años y la verdad es que terminamos llorando. Estamos muy contentos y lo hacemos realmente porque nos gusta, porque pensamos que así surgen nuevas sensibilidades, nuevas cosas para contar, aunque cuesta porque no son temáticas que de entrada sean masivas, pero así es como se empiezan a cambiar ciertas cosas… Es como bucear en el imaginario del público para descubrir temáticas nuevas. Así que estamos muy contentos, creo que a la gente le va a gustar mucho.
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