El chef habló con LA NACION horas antes del estreno del ciclo de Space que recorrerá pueblos en busca del mejor asador
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Christophe Krywonis fue el cocinero elegido para ser la cara detrás de Parrilleros, el nuevo ciclo de Space producido por Warner Media, que se estrena este domingo, a las 21:30. Después de un año con altibajos y mucho run run mediático, el cocinero de origen francés está feliz con la posibilidad de fusionar sus dos pasiones: la comida y la televisión. A diferencia de otros realities de los que estuvo participando como jurado -MasterChef y Bake Off-, en esta oportunidad además de ser quien evalúa y elige al ganador del duelo, también se enfrenta al mejor de los dos participantes. Pasa de conductor a jurado, de jurado a participante y en esa instancia son otros quienes opinan sobre su trabajo. “Cocinar es lo que realmente me apasiona”, dice a LA NACION mientras degusta un vacío a las brasas.
En la estancia La República, ubicada en Luján, Christophe recibe a este medio para hablar del proyecto que además de poner el foco en la comida preferida de los argentinos recorre pueblos y le da la oportunidad a amantes de la parrilla de demostrar sus habilidades. Pero además el chef no esquiva preguntas sobre su decisión de no sumarse a MasterChef Celebrity -el programa más exitoso de la pantalla chica-; su paso por Lo de Mariana, el ciclo conducido por Mariana Fabbiani que terminó abruptamente por su bajo rating; su fama de sex symbol y lo extraño que puede sonar la erre de la parrilla en su inconfundible acento francés. Más allá de las etiquetas, él no se siente de ningún canal, “Yo soy Christophe”, dice para subrayar que no hay proyecto ni señal que lo defina.
-Conducís Parrilleros y sos francés, ¿te parece que puede generar controversia?
-El pueblo argentino es un pueblo de inmigrantes y soy un recién llegado, representó a la primera generación, hago honor a la tradición argentina, por la que aprendí a cocinar a las brasas.
-¿Cuál es tu corte preferido a la parrilla?
-A las brasas, mis comidas preferidas van desde una simple tortilla hasta un asado de tira, que me puede… También una molleja bien cocinada. Como poca carne, tiene que ser de calidad, de excelencia. Si siento que no está como quiero, la rechazo, no me cuesta decir que “no” a una carne.
-¿Qué tuvo este proyecto que te llamó la atención después de las últimas experiencias en televisión que no resultaron como esperabas?
-Cocinar con la gente. Hasta ahora me viste evaluando a los demás, ahora estoy cocinando, estoy haciendo lo mío.
-¿Extrañabas esa parte?
-Sí, mucho porque es algo que me apasiona y de lo que vivo contento. Me siento exitoso en mi vida por eso, por hacer lo que quiero. Amo hacer televisión y si tengo que cocinar más. Mi profesión original es la cocina y siempre será la número uno. Sin tener un restaurante y con los realities no tenía tiempo para cocinar y eso fue todo un tema para mí.
-Ahora con Parrilleros volvés a cocinar...
-Estoy en mi salsa, estoy feliz.
-Igual cuando apostaste a eltrece en Lo de mariana también era volver a cocinar, ¿cómo lo viviste?
-Sí, no fue como lo pensaba, pero era la idea también. Tuve menos espacio porque cambió el programa en el transcurso de la primera semana y fue lo que se dio.
-¿Se generó un mal clima?
-No, para nada. Tengo una excelente relación con Mariana, me llevo muy bien, me llevo un muy buen recuerdo de ella como profesional y como persona. Al contrario, estoy bien, de hecho, hablamos hace poco para vernos.
-¿Te prometieron más tiempo?
-Sí, ¿viste cuando las cosas cambian de rumbo y tenés que adaptarte? Yo lo acepté, terminó como tenía que terminar para mí, bien, no hubo ningún conflicto con ellos. Yo acepté el desafío, hice lo que tenía que hacer, no funcionó, es triste, pero no está mal. Son cosas que pasan en la televisión. No es el único programa que tiene que remar para lograr sus metas.
"“Yo acepté el desafío de hacer Lo de Mariana, hice lo que tenía que hacer, no funcionó, es triste, pero no está mal. Son cosas que pasan en la televisión. No es el único programa que tiene que remar para lograr sus metas”."
-La televisión está viviendo una suerte de crisis desde hace algún tiempo...
-Creo que las crisis son buenas. De ahí nacen ideas nuevas y seguro van a pasar cosas en la televisión argentina, no solo en eltrece sino en todos los canales y va a ser más atractiva. El problema es ese: hay que ser atractivo en un minuto a minuto muy peleado. Eso no lo voy a extrañar, te soy honesto... El vivo y directo pasado por el rating, no me interesa.
-¿Qué te pasó cuando viste lo que se generó con MasterChef Celebrity, ya que fuiste jurado de MasterChef, pero en esta edición de famosos del reality habías decidido dar un paso al costado?
-Me puso muy contento. Yo sabía que iba a ser un éxito, es genial. Además son tres amigos los que están como jurado, muchos de los participantes son amigos o buenos conocidos, así que me puse muy bien.
-¿Extrañaste ser parte cuando lo veías?
-No.... No fue grato decir que “no” porque lo pensé y medité mucho y en realidad, cuando dije que “no”, dije: “Soy un boludo, ¿por qué me fui? ¿por qué me fui?” Y después me di cuenta por qué me había ido. Lo digo hoy de vuelta: tenía ganas de cocinar, de hacer lo que a mí me gusta que es estar con la gente, compartir un momento. Soy bastante simple, aunque no parezca.
-¿Qué determinó esa decisión?
-Fue espontáneo, natural. Pensé en mi cuidado personal porque no iba a hacer un programa en donde no me sintiera cómodo personalmente, no era mi momento. Pero ahora haciendo Parrilleros estoy muy feliz. No será la exposición de un canal de aire para muchos, pero para mí es mucho porque me van a ver en todo el país y estoy haciendo lo que me gusta. Nunca tuve la sensación de ser un dios de la cocina, ni tampoco menos, pero me gusta mi oficio y acá tengo la justa mezcla entre cocinar y hacer televisión.
-¿Qué hay del Christophe más exigente?
-Soy yo sin ningún artificio. Soy exigente en la cocina, acá es diferente, no se trata de ser exigente, estamos hablando de gente que viene a divertirse, no hay premio mayor de plata. Nos ocupamos de contenerlos mucho a ellos, de decirles: “Che, soy Christophe, pero ahora vamos a divertirnos trabajando”.
-Te pone en otro papel también, acá sos presentador, contenés, cocinás, de todo...
-No sé si es audaz o inconsciente lo que hice. Lo hablé después del primer día de rodaje, en Mataderos. Estábamos con el productor y le dije: “No sé si estoy loco” y él me dijo: “Mirá, de los cocineros mediáticos, sos el único que encontramos para hacerlo”.
-¿Te imaginabas haciendo televisión?
-No, yo estaba feliz con mi restaurante.
-¿Quién te descubrió?
-Dolli Irigoyen me mandó al frente con la gente del canal Gourmet. Me llamaron varias veces para hacer televisión y yo no quería. Estaba muy contento con mi restaurante, pero un día probé y no hubo vuelta atrás, desde 2005... La televisión es así. Estuve como 4 años sin hacer nada porque no vivo de la televisión, pero la necesito, vivo de la televisión porque la amo. Luego cuando me empezaron a poner condiciones corté y me llamaron de vuelta para hacer Pesadilla en la cocina y MasterChef.
-¿Por qué pensás que MasterChef tiene tanto éxito?
-Es un formato muy ganador... La gente puede expiar sus broncas contra un participante o un jurado, a veces de forma muy exagerada. Pasaba en Bake Off también, hay situaciones donde uno se identifica por el momento en que vive.
-Se especuló mucho con tu presencia en Bake Off...
-Yo no tenía ningún problema. Con Telefe tengo una excelente relación, hablamos por el día del padre con uno de los directores del canal. Es una gran casa, donde me sentí cómodo y me volvería a sentir cómodo. Con eltrece, tampoco tengo problemas. El tema es que no soy ni de Telefe, ni de América, ni de eltrece, ni de Canal 9, ni de canal argentino, no soy de ningún canal, soy Christophe y me gusta estar donde me gusta estar, no por compromiso sino por placer de hacer lo que sé hacer, que es cocinar o hacer televisión.
-Se dijo que eras el cocinero que más ganaba...
-No voy a hablar de estas cosas que nacieron de programas de chimentos. Me reí cuando lo leí, no tengo nada que decir yo, es un tema de ustedes los periodistas. Nunca me metí en ese tema y no le pregunto a nadie cuánto gana.
Cocinar, grabar y... ¡quemarse!
Christophe observa los caballos de la estancia, está admirado. Minutos antes hizo el corte inaugural del asado y presenció junto a la prensa el primero de los 12 programas de Parrilleros, que fue grabado en la ciudad de Mercedes. Después de este evento, el chef sigue camino a Venado Tuerto y días después seguirá por Arrecifes y Neuquén. Además de él, lo acompañan 3 camarógrafos, 1 sonidista, 3 productores, 2 productores gastronómicos y 1 utilero. “Se armó un lindo equipo”, asegura a LA NACION antes de explicar cómo se hizo una herida que puede verse en una de sus muñecas: se quemó con aceite preparando uno de los platos que iba a competir con los del ganador de Mercedes. “Yo cocino. No es que cocina otro y pongo la cara”, aclara.
En Parrilleros se enfrentan dos participantes por capítulo en un duelo contrarreloj. El mejor es elegido por Christophe, quien luego lo desafía a un reto culinario y el veredicto final lo da un jurado vinculado al lugar en el que estén. El ciclo de Space, que se repite en TNT Series y TBS, tuvo sus versiones en México y Chile.
-¿Cómo se eligen los participantes?
-Yo no me meto a elegir a los participantes, con el lío de Bake Off... ¿Sabés cuantas veces había dicho antes: “Tengo alguien para presentarles”? Después de eso dije: “No me pregunten, no conozco a nadie”.
-¿Cómo viviste la polémica que se armó con Samanta Casais, que fue descalificada de Bake Off por no ser cocinera amateur?
-Tampoco fue el fin del mundo. Había reglas que respetar. Acá es diferente: si sos cocinero y tenés ganas, venite, vamos a cocinar juntos a la parri. Es otro perfil de programa. Está el desafío de cocinar bien, la presión se siente, pero de otra manera, es muy ameno... Termina el programa y ya está, no vas a vivir un mes de intensidad ni se te va a exigir hacer recetas que no conocés. Es mucho más tranquilo. Es algo muy argentino, es cocinar a las brasas.
-¿Cómo es la reacción de la gente de los pueblos cuando llega Parrilleros?
-Se genera mucha expectativa. Estuvimos en General Villegas y estaban todos pendientes de verme en la puerta del hotel, en donde estábamos grabando y no es que no quería salir sino que estaba concentrado en lo que hacía. Obviamente me saqué fotos cuando me las pidieron con mucho cariño porque es gracias a la gente que estoy todavía en televisión, hay que saber reconocerle al público eso. Trabajo y soy bastante reservado, pero me encanta estar con la gente.
-¿Cómo manejás la exposición en las redes sociales?
-Soy un desastre con las redes, no sé cómo tengo 300 mil seguidores en Instagram. Es un cachivache, soy más de las historias.
-Es un tema, ¿no? Porque no es solo hacer bien el trabajo sino también saber venderse...
-En mi caso, es un tómalo o déjalo, soy Christophe. Muchas veces me pregunté cómo tenía que ser hasta que dije: “Basta, sé vos, si le gusta a la gente está bien y sino te dedicarás a otra cosa”. Esa es una cosa clave para mí, me dicen: “Che, fijate que dijiste tal cosa, por ahí te van a caer encima los haters”. Pero... me importa poco. No le hago daño a nadie, no hago nada ilegal, que piense rojo y vos verde es un tema de cada uno. Mucha gente está traumatizada con eso, colegas míos de la televisión están como preocupados... “¿Vos te diste cuenta que saliste con esta chica? El quilombo que se va a armar”... Y yo les digo: “Si yo estoy soltero...”.
-En los últimos años se te adjudicaron varios noviazgos...
-Ni los cuento, ni los comento tampoco. Es increíble eso, me río tanto de eso. Primero, no soy un sex symbol. Además defiendo la posibilidad de ser feliz sin tener pareja.
-¿Cómo llevaste la soledad en la pandemia?
-La disfruté porque como vivo solo no tengo problema. Hasta cuando estuve internado por Covid... algunos decían: “¡Qué duro estar 12 días encerrado en un hospital!” Pero estaba bien, solo, pero bien. La pandemia fue dura al principio, pero después con los videos de cocina que hice en las redes descubrí que la gente se escapaba conmigo, y yo cocinaba con ellos siendo yo, no había brillos, luces. La luz de casa es horrible, la gente se divertía con eso, era muy ameno, todo a pulmón. Fue el momento en que decidí alejarme de la televisión abierta, que me encanta, pero no me sentía cercano en ese momento.
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