Chiche, el hombre de las mil caras televisivas
A nadie extrañará si en este verano, como ocurre todos los años, mientras la mayoría de los conductores estrella hacen una pausa para las vacaciones, Samuel "Chiche" Gelblung persevere en su reconocida hiperactividad, al frente de múltiples ciclos en canales abiertos y de TV por cable.
A Gelblung, instalado casi a tiempo completo en la televisión desde que puso en marcha el primer ciclo de "Memoria" (en 1994, por Canal 9, junto a Silvia Fernández Barrio) luego de una dilatada carrera en los medios gráficos, se le reconoce tanto ingenio para sacar casi de la nada un informe capaz de despertar interés en el televidente como desprejuicio para seguirlo y profundizarlo a través de argumentaciones muchas veces extravagantes y faltas de rigor o respaldo genuino.
El hombre lleva esas teorías disparatadas y delirantes -con ribetes hasta escatológicos en algún caso- a su máximo esplendor cada domingo en la mesa de "Polémica en el bar", por América, en donde parece encarnar sin complejos y con un visible ánimo festivo la parodia de sí mismo. Es, casi, un previsible colofón a las excentricidades que jalonaron buena parte del camino televisivo de Gelblung desde que decidió transformar la experiencia original de "Memoria" -un programa que pretendía poner luz sobre el pasado reciente de la Argentina a través de la TV- en una especie de feria de variedades con personajes de toda laya consagrados a "debatir" hechos de actualidad y especialmente la crónica policial.
Allí también inauguró ese modelo de "informes" con montaje de imágenes deliberadamente orientado y una voz en off de impostado dramatismo que desde ese momento fue copiado e imitado una y mil veces por ciclos mundanos o de pretensiones más serias. Siempre más pendiente del impacto del show que de la rigurosidad del tratamiento periodístico en el más estricto sentido de la palabra.
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Pero no es ésta, tal vez la más aparatosa y provocativa, la única cara televisiva de Samuel Gelblung. También lo vemos desde la pantalla de un canal de cable, Plus Satelital, al frente de "La vida es bella", un atípico ciclo dedicado a temas de salud que se distingue desde el vamos por la sencillísima razón de que el conductor casi siempre acierta donde los demás suelen equivocarse: en la elección de los invitados.
Quizá por intuición, quizá por un elemental sentido común, Gelblung siempre sabe rodearse allí de interlocutores muy claros, didácticos y precisos en cuestiones tan delicadas como el cuidado de la salud, a quienes transmite los mismos interrogantes de cualquier ciudadano de a pie. Y lo más curioso del caso es que estos médicos tan precisos y distantes de cualquier rebuscamiento que aparecen en "La vida es bella" no suelen frecuentar otros programas de "interés general" en donde esta clase de temas está a la orden del día.
El otro aporte digno de mención de Gelblung es "Chiche en vivo", un ciclo diario de entrevistas programado por la señal América 24 (de lunes a viernes, de 22 a 23) y cuyos mejores momentos suelen repetirse en "Día 7", la hora que Gelblung posee en América (canal abierto), cada domingo por la tarde. En ese lugar, como si fuera una versión autóctona de Larry King, el entrevistador estrella de CNN, lleva adelante charlas sin apuro, algunas con figuras relevantes de la política, la economía o los medios de comunicación, y algunas otras con figuras de moda que tienen menos cosas para decir, pero son presentadas como si estuvieran a punto de enunciar definiciones imprescindibles para el futuro de la sociedad.
Así es Samuel Gelblung, el hombre de las mil caras televisivas.