Calabromas: la creación de un humorista obsesivo que tomó un rumbo distinto y dio vida a una serie de inolvidables personajes
Juan Carlos Calabró protagonizó, entre 1980 y 1988, un ciclo de sketches que apostó a un lenguaje para toda la familia que dejó huella en la cultura popular
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Hubo un tiempo donde la televisión abierta era una usina de programas y personajes que divertían a grandes y chicos. El humor era uno de los principales protagonistas de la pantalla chica con diferentes ciclos que marcaron una época. Mesa de Noticias, Las Gatitas y Ratones de Porcel, Las Mil y Una de Sapag, Minguito y tantas otras creaciones, integraban un prime time lleno de alternativas.
El caso de Juan Carlos Calabró es único. Calabromas, ciclo que se emitió primero en ATC y luego en Canal 13 entre 1980 y 1988, fue uno de los grandes éxitos que tuvo la televisión en materia de humor. Creador de personajes entrañables, el actor no solamente era la cabeza de un gran elenco, sino que además era parte de los guiones. El gran acierto del ciclo cómico fue que en una época donde muchos programas iban por el lado de lo picaresco y picante, el humorista apostó por un lenguaje para toda la familia.
La estructura era la típica de aquella época: diferentes sketches cuyo personaje central hacía las delicias de grandes y chicos. Así nacieron “Johnny Tolengo”, “Aníbal, el namber uan”, “El Contra” y “Borromeo con su papá”, entre otros. Cada uno de ellos tenía una historia detrás y el desafío era poder contar, todas las semanas, algo que divirtiera a la teleplatea.
Desde sus inicios, Juan Carlos Calabró supo marcar la diferencia. Debutó en el programa Telecómicos y allí nació uno de sus personajes más exitosos: “El Contra”. Originalmente llamado “El admirador”, el sketch fue una propuesta que el mismo actor le llevó a Aldo Cammarota, sin sospechar que se iba a convertir en uno de los clásicos de la historia de la pantalla chica. Cuando en 1973, Calabró pasa a ser parte del ciclo El Chupete, le cambiaron el nombre y pasó a llamarse tal como lo conocemos hoy.
Con Marcos Zucker como partenaire, Renato era ese ser metido y olvidadizo que confundía a todos los famosos con los que se cruzaba. A través de los años, el éxito fue tal que se convirtió en un programa en sí mismo, que supo cosechar a fines de los años 80, ratings arriba de los 35 puntos con los candidatos presidenciales, Carlos Saúl Menem y Eduardo Angeloz, algo impensado para el día de hoy. “El Contra” estuvo acompañado de mediadores que trataban de tapar sus papelones, entre ellos Fernando Bravo, Antonio Carrizo y Gerardo Sofovich.
En 1978, debutó con La Vida en Calabromas y ese fue un antes y un después en su carrera. A comienzos de los años ochenta, el ciclo pasa a llamarse Calabromas y el gran éxito lo posicionó como uno de los grandes capocómicos del mundo del espectáculo. Allí nacieron “Aníbal, un pelotazo en contra”: dueño de un auto al que llamaba Topolino, el típico porteño que todo lo sabe, siempre se lo podía ver en el frente de su casa en musculosa, piropeando de manera antigua a las mujeres.
También el gran astro “Johnny Tolengo”, amado por los niños, era una imitación de una gran estrella de la canción que llevaba lentes oscuros y tapados de piel. Su hit “Qué alegría, qué alegría, olé, olé, olá. Vamos flaco todavía, que estás para ganar”, se sigue cantando hasta el día de hoy en algunas canchas de fútbol. Lo que pocos saben es que la génesis del personaje tuvo que ver con ese mundo. Cuando Calabró vio a Maradona bajar de un avión envuelto en un tapado de piel, supo que por ahí debería ir.
El de Borromeo es un caso aparte, porque la química que tenía Calabró y Jaimito Cohen se veía reflejada en ese sketch de padre e hijo. A todo lugar a donde iba el niño, generaba un problema y provocaba el enojo de todos.
Además de la televisión, Calabró llevó a sus personajes de Calabromas al cine. Entre las 16 películas que filmó, las más recordadas fueron las que hizo con Juan Carlos Altavista, en la dupla conocida como Mingo y Aníbal. Fueron dos pelotazos en contra, lucharon contra los fantasmas y estuvieron en la mansión embrujada. También Johnny Tolengo tuvo su salto a la pantalla grande.
Eran parte del elenco Jaimito Cohen, Carlos Serafino, Fernando Bravo, Tito Mendoza, Marcos Zucker, Catalina Speroni, Cacho Bustamante, Juan Díaz, Iliana Calabró, Alfonso Pícaro, Emilio Vidal, Patricia Dal, Lisandro García Tuñón, Marta Roldán, Noemí Alan, Constanza Maral y Adriana Brodsky, entre tantos. Y los libros estaban a cargo del propio Calabró con Carlos Basurto.
Actor de la vieja escuela, su obsesión por la perfección lo llevó a lo más alto. En Calabromas nada estaba librado al azar y ese fue el secreto de su éxito. Calabró era muy respetuoso de los libretos y lo mismo le pedía a sus colaboradores; en ningún caso estaba permitido improvisar, como en otros programas de la época, y por eso llegó a marcar 40 puntos de rating.
Dueño de un estilo único, logró consolidarse con un humor inocente que conquistó a los argentinos. Sus personajes quedarán para siempre en la memoria de todos, en un tiempo en donde una historia de Instagram dura 24 horas y todo se volvió efímero. No es poco.
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