"Blasnior", la historia de amor de Simona que desafía los rótulos
A Junior (Renato Quattordio) se lo ve sentado en el baño imaginando, atribulado, una situación: cómo reaccionaría su hermano Romeo (Gastón Soffritti) si le contara que se siente atraído por otro hombre, su amigo Blas (Gabriel Gallichio). Fruto de sus inseguridades y con lágrimas en los ojos, Junior concibe en su cabeza el peor escenario posible: el del rechazo, el de la incomprensión, el de la desaprobación. Esa secuencia breve de Simona sintetiza el motivo por el cual la pareja que los fanáticos denominaron "Blasnior" - y que es Trending Topic en Twitter todas las noches - volvió a causar un efecto similar al que generaba la relación entre Flor (Violeta Urtizberea) y Jazmín (Julieta Nair Calvo) en Las Estrellas. El motivo es que esa viñeta se siente genuina. No es casual que detrás de ambas historias de amor esté Esteban del Campo, quien por entonces colaboró con los libros de Marta Betoldi y Santiago Guerty, y que en esta oportunidad hace lo propio con los de Claudio Lacelli y Lily Ann Martin.
El guionista que mueve los hilos del vínculo entre Junior - ese adolescente algo caprichoso que fue criado por su tío y que vive con el fantasma del abandono de sus padres - y Blas - el joven al que besó tiempo atrás y que ahora regresó a su vida para hacerle cuestionar la relación con su novia - tiene esa impronta del mejor cine coming of age, con la sensibilidad (y música indie acorde) característica de los films del argentino Ezequiel Acuña y una progresión similar a un largometraje que destaca Del Campo: Llámame por tu nombre de Luca Guadagnino.
"La historia de 'Blasnior' fue muy natural. Con todo el equipo autoral sentíamos que era una historia que tenía que ser contada, pero también sabíamos que no podíamos forzarla. Junior tenía que recorrer un camino antes de revivir esta historia del pasado que le viene a cambiar el presente, por eso se decidió que se cuente ahora y no antes. Respetamos los tiempos de los personajes porque a ellos siempre se los acompaña, siempre estás ahí para darles la mano y ayudarlos a levantarse cada vez que se caen", le explica el guionista a LA NACION, quien también asegura que no se propuso ponerle rótulos al vínculo entre los adolescentes - se infiere que ambos son bisexuales, pero la intención es no quedarse en las nomenclaturas sino en la visibilización -, porque el objetivo es que su relación esté a la par del resto de las que se pueden ver en la tira.
"La estamos tratando como al resto de las historias de amor del programa. La particularidad que tiene esta pareja es que el impedimento para estar juntos es la neurosis de cada uno, sobre todo la de Junior, y eso tiene que ver con una forma moderna de contar historias. Enamorarse de otra persona, el tener que irse de viaje ya no son factores. En este caso, la distancia la ponen los propios personajes con sus miedos, inseguridades y fallas", cuenta Del Campo.
No estás solo en esto
La relevancia de mostrar la evolución de un vínculo entre dos personas de un mismo sexo en una tira familiar amerita ser destacada, como sucedió con el reciente largometraje de Greg Berlanti Yo soy Simón, al que realizador Xavier Dolan elogió en una carta abierta: "No hablemos de la película en sí misma sino de su existencia, de que un estudio importante haya distribuido la historia de un adolescente que sale del clóset. Se abrió una puerta que ya se había abierto antes, pero ahora veo cómo entra la luz. Miré muchas películas LGBTQ cuando era chico buscando desesperadamente respuestas, pero no me daban esperanzas. Los suicidios, los corazones rotos, el bullying, la homofobia... Yo soy Simón, en toda su normalidad, muestra la lucha por salir del clóset pero con un desenlace inspirador para los adolescentes que no se sienten 'normales' y que ahora fueron motivados a dar un paso hacia adelante", escribió el realizador de producciones clave para el cine queer como Yo maté a mi madre, Tom en la granja y, sobre todo, Laurence Anyways.
En el caso de "Blasnior" en Simona, el foco está puesto en todos los estadios propios de la confusión ante el descubrimiento de la identidad sexual, con Junior atravesándolos con permanentes interrogantes ("no sé qué me pasa", una frase que recuerda a las de Plan B, el film de Marco Berger que también cuenta una historia de amor entre dos hombres con un abordaje adolescente), con la imposibilidad de avanzar por temor a todo lo que implica abrir esa puerta descrita por Dolan. Junior, con su ingenuidad, representa a miles de adolescentes que se encuentran sorteando la incertidumbre, lo cual explica el éxito que tiene su historia en el público teen al que apunta. "Yo soy fan de los fans", subraya Del Campo. "Hay chicos que pasan horas y horas eligiendo videos de sus escenas favoritas, que me parece una falta de respeto no verlos o no tomarse un momento para responder. Hay un fandom que, como en el caso del de "Flozmín", es muy intenso, y para nosotros es un alivio que pase eso porque en definitiva es nuestra tarea lograr que la gente que nos mira sienta algo, lo que sea, pero que sienta. Es muy emocionante leer mensajes de quienes te cuentan sus historias, de quienes te agradecen por sentirse representados en una novela que se ve en familia. Contar estas historias en la tele es una manera de decirle a toda esa gente que no están solos. Estas historias se escriben porque existen. Es algo que pasa, entonces... ¿por qué no lo vas a contar?", reflexiona el guionista.
Respetamos los tiempos de los personajes porque a ellos siempre se los acompaña
En cuanto a los ineludibles comentarios negativos, Del Campo explica su posición ante ellos: "Para mí son un desafío. Cada vez que veo a alguien quejándose porque mostramos en televisión a una pareja homosexual porque no les parece normal, porque les da asco, porque nos preguntan qué les van a decir a sus hijos que lo ven, a mí más ganas me da de seguir contando esa historia, porque estoy seguro de que esa gente va a estar deseando que los dos personajes terminen juntos. Por eso las historias están estilizadas, no son ciento por ciento realistas, vos tenés que llevar a los personajes y al público de la mano. Lo real no me interesa, me interesa lo verdadero".
Renato Quattordio y Gabriel Gallichio, los rostros de esta historia
Los jóvenes actores, que se conocieron en el rodaje de Once - la serie juvenil producida por Pol-ka en colaboración con Disney Channel Latinoamérica -, hablaron con LA NACION sobre esa necesidad que comparten con Del Campo: la de mostrar una historia de amor a secas. "Me pareció muy bueno el concepto de no narrar una historia gay o bisexual solamente para ser contemporáneo a lo que está pasando ahora. Está bueno visibilizar, somos una nueva generación, pero la tarea está en contar una historia de amor, es algo que tenemos que aceptar como sociedad, y tomo con responsabilidad representar estos problemas que deberían dejar de serlo", explica Quattordio, quien define a Gallichio como "un gran compañero y actor que me hace el trabajo muy fácil", y a quien trata de cuidar en las escenas que comparten.
Está bueno visibilizar, somos una nueva geneación y me lo tomo con mucha responsabilidad
De hecho, como solía ocurrir en Farsantes con el vínculo más adulto entre Pedro (Benjamín Vicuña) y Guillermo (Julio Chávez), esta historia de amor de Simona encuentra su fuerte en los detalles, desde un roce de manos hasta una mirada que no necesita ser explicada a posteriori. Los pequeños gestos desatan huracanes y Quattordio compone a Junior desde ese lugar. "Lo abordé como un personaje canchero y divertido, pero después empiezan a saltar otras cosas, como el abandono. Lo que quiero para él es que sea feliz, relajado, que sea sincero con Blas y se de la oportunidad de ir para adelante, sin cuestionarse nada más. Quiero que puedan disfrutarse el uno al otro".
Para Gallichio, a quien pudimos ver el año pasado en un personaje secundario en Las Estrellas, uno de los aspectos más gratificantes de componer a Blas es la devolución de los espectadores apasionados a los que mencionaba Del Campo. "Me escribe mucha gente que se identifica aprobando la pareja", cuenta el actor y alude a un caso en particular que lo conmovió enormemente: "Recibí un mensaje muy fuerte de un chico de Chile que tenía un amigo gay que se suicidó tiempo atrás, y quien me comentó que quizá si hubiese visto la novela, por ahí sacaba fuerzas para contarle a su familia lo que le estaba pasando", recordó. El poder de la representación no debe subestimarse. En una reciente entrevista, el guionista y realizador James Ivory (ganador del Oscar por su adaptación de Llámame por tu nombre) destacó cómo incluso hasta el día de hoy se le acercan hombres gays para compartirle la relevancia que tuvo en sus vidas un film como Maurice, que en 1987 mostraba que dos personas del mismo sexo merecían un final feliz y no el clásico desenlace trágico y condenatorio.
En otro formato y con otro tono, "Blasnior" hace eso mismo todas las noches en el prime time de la televisión argentina: pone su granito de arena para naturalizar esos vínculos que, como explica Del Campo, nacen, suceden, son parte de la realidad. "La gente quiere que Blas y Junior estén juntos y yo como espectador también", agrega Gallichio. "Quiero que sean una pareja como corresponde, que vivan con libertad: ése es el final que deseo para ellos".
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