Bailando 2023: lo que no se vio de la final, desde los rumores de despedida hasta los entretelones del anuncio de la ganadora
“Ha nacido alguien”, dijo Marcelo Tinelli sobre la ganadora Tuli Acosta, una joven de 22 años que viene del mundo de los influencers y se ganó al público con su ángel; lo que las cámaras no captaron del capítulo final de este certamen
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Faltan cuarenta y cinco minutos para que empiece la final de Bailando, por América y mientras las estrellas se están preparando en el camarín, el estudio de grabación, en Martínez, ya está atestado de gente. Es tanta la multitud que los camarógrafos del canal piden a los presentes que caminen hacia la parte de atrás del estudio, pero cada vez entran más personas y todos quieren estar un poquito más cerca de los famosos.
“No tengo más lugar y todavía tengo gente que ubicar”, grita alguien de seguridad. “¡Atrás!”, finalmente atrona, como el famoso personaje de Gasalla. El público está achicharrado como en el subte y corre poco aire en una noche ya de por sí muy calurosa. Aparece en el piso Jony Lazarte, integrante de una de las parejas finalistas junto a Noelia Marzol, lookeado con el traje con el que bailará el tango: pantalón negro y camisa blanca. El público estalla.
¿El último Bailando?
Aunque unas horas más tarde, en sus palabras de cierre, Marcelo Tinelli deslizará lo contrario, los rumores en el estudio afirmaban que esta final del Bailando podría ser la última. De momento es solo una especulación: que el formato de certamen de baile que nació en México en 2005 y fue traído a la Argentina por el conductor, empresario y periodista al año siguiente, podría no ver otro año más.
Durante muchos años, el programa se llamó Bailando por un sueño. Ya no hay más sueños, solo queda el baile. Y los triunfadores ganan unos trofeos que de lejos parecen de plástico, aunque Tinelli asegura que son de oro y plata. “Gracias a joyería Ricciardi que nos ha hecho estos trofeos increíbles. Yo creo que son oro y plata macizas”, dice. “Tengamos cuidado que no se los afanen”, bromea.
El ensayo
Enfundada con un elegante traje para bailar el tango, Noelia tiene una técnica perfecta con sus piernas esculturales montadas sobre el taco aguja. En un pasaje de la coreografía, levanta la pierna y queda a la vista tiene un moretón en la cola: una herida de guerra que implica llegar hasta esta final. Pero no es la única que ostenta tales cicatrices: Tuli Acosta, integrante de la otra pareja finalista junto a Sandro Leone, tiene dos parches autoadhesivos color piel sobre uno de sus hombros. Más tarde se sabrá que está lesionada de pies a cabeza.
Influencer y novia de Lit Killah, Tuli viene del mundo de los influencers, los streamers y el trap: mundos jóvenes a los que Tinelli está intentando llegar.
Los concursantes repasan los tres ritmos que van a bailar esta noche: tango, cumbia y luego, un tercer ritmo que será elegido por cada pareja. Será Ballroom para Noelia Marzol y Jony Lazarte; reggaetón, para Tuli Acosta y Sandro Leone.
La química entre Tuli y su bailarín es clara desde el principio. También lo que cada pareja representa: Noelia y Jony, profesionalismo, virtuosismo; Tuli y Sandro, carisma, ángel, magia, enamoramiento. También: juventud. Tuli será la elegida del público, y es el público el que manda finalmente en este certamen.
Jony Lazarte hace un gesto hacia la tribuna en el estudio mientras se prepara para bailar la cumbia: abre la boca, sugestivo, y saca la lengua, junta ambas manos y luego adelanta una mientras tira la otra hacia atrás, como si les estuviera disparando con una gomera. El público lo aclama.
Tuli camina de espaldas para ponerse en posición para arrancar su baile de reggaetón: tiene puesta una bombacha negra y mientras camina, mira cómplice al público y se tapa la cola con las manos como si tuviera vergüenza, pícara. “Es más linda”, dice alguien del público. “Potra”, le grita alguien más. Mientras tanto, en la tribuna, hay peleas por el espacio. La seguridad insiste en que deben correrse más atrás pero no hay dónde: ya no entra un alfiler.
Empieza el show
Antes de empezar, la producción avisa al público que se grabarán imágenes para el reality show que tendrá como protagonista a la familia Tinelli. Dos personas del staff trapean el piso para asegurarse que no hubiese nada que pudiera lesionar a los bailarines. Aparece Carolina Pampita Ardohain vestida de plateado para instalarse en el jurado. “¡Caro, Caro!”, le gritan desde el público. Luego es el turno de Aníbal Pachano, que más tarde tendrá un encontronazo con el público (los mandará a callar ante el volumen altísimo de la tribuna, que continuará hasta el final del programa), una actitud que contrasta con su traje explosivamente alegre, de color rosa con flores rojas y galera, y zapatos de taco haciendo juego en un tono aún más flúo.
Se reparte entre el público merchandising de las parejas finalistas: vinchas que dicen “San”, por Sandro Leone; máscaras con las caras de Noelia y Jony. Pueden verse varios carteles en el público hinchando por Tuli. Las bailarinas del staff se acomodan los guantes negros y antes de arrancar, hacen una ronda y se dan aliento entre ellas.
Suena la canción que para los argentinos hace muchos años ya no es de los Beatles, es de Tinelli (”Well, shake it up baby now / shake it up baby…”), y entra el rey. El mundo se enciende cuando Tinelli entra en el estudio y comienza a hacerle muecas y gestos locos a la cámara que lo sigue de frente. Además de Pampita y Pachano, son también jurados Marcelo Polino, Moria Casán y Ángel de Brito. En algún momento de su introducción, Tinelli dice que le da melancolía llegar al final del programa. “¿Y ahora a la noche qué voy a hacer?”, se pregunta. “Hay un vacío, un silencio”.
Arrancan los números y mira atento; solo interrumpe su mirada para dar alguna indicación a la producción. Cuando termina cada baile, la cámara lo enfoca y él explota en festejos. Más que el jurado, más que el público, es su mirada la que tiene el poder de otorgar entidad en este show.
Momentos sentimentales
Hay varios momentos sentimentales durante el programa, y se los identifica musicalizándolos siempre con la misma melodía. Por ejemplo, los momentos en los que las participantes se relacionan con sus madres. Noelia le agradece a la suya, y la de Tuli –descosida de tanto llorar y gritar– dice que su hija es una “crack” y que la ama. El sentimentalismo toma la escena también cuando los jurados, en sus devoluciones, se ponen algo melosos o cariñosos con algunos de los participantes.
Pero hay escenas tiernas que no llegan a captar las cámaras: uno de los hijos de Pampita no pierde ocasión de ir a abrazar a su madre durante el programa y hasta la saca a bailar cuando toca Luck Ra. Noelia Marzol también juega con su hijito mientras su marido los abraza a ambos. Tuli le tira un beso a su novio Lit Killah, que le devuelve con un gesto con los dedos como si le estuviera disparando cariño.
Los momentos más sentimentales, en cámara y fuera de ella, los protagoniza Tuli. Por ejemplo, en una coreografía, cuando está esperando a que su compañero de baile la vaya a buscar, tararea la canción que ya empezó a sonar y mira al cielo como buscando algo. Moria la describe perfectamente: tiene ángel.
¿Quién gana?
“Tienen que ganar ellos”, dice alguien del público durante el ballroom impecable de Noelia y Jony. “Lo que pasa es que en el teléfono gana la pibita”, agrega en referencia a la joven Tuli. “Siempre quedan empatados y el público decide”, agrega. Y si bien esta vez no resulta exactamente así (la pareja de Noelia y Jony logra ganar dos puntos del jurado, la de Tuli y Sandro, uno), lo cierto es que el voto del público vale por tres, con lo cual sigue siendo posible que den el batacazo.
Cuando Noelia termina de bailar su danza final, en su discurso, felicita y reconoce a Tuli. “Sabemos que Tuli es muy fuerte y estaremos felices si son ganadores porque son merecedores”, dice. Cuando Tuli termina de bailar su reggaetón, Marcelo le habla a ella mientras el público clama: “Olé, olé, olé, olé, Tuli, Tuli”. El conductor habla de los sueños y dice: “Ha nacido alguien”. Vuelve a destacar que llegó hasta acá “lesionada de los pies a la clavícula”.
Antes de ir a un corte cargado de nerviosismo, Tinelli adelanta que por lo que pudo ver, la votación del público iba cincuenta y cincuenta, pero esas palabras finales hacia Tuli parecen anticipar el que después sería el resultado: por el 50,1% de los votos, Tuli y Sandro son los campeones (por un pelito y tras haber perdido en el voto del jurado, como corresponde a toda buena hazaña). Durante el corte, desde la producción piden hacer más lugar entre la gente para colocar unas máquinas que dispararán papelitos plateados sobre los ganadores.
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