Ariel de Gran Hermano: la polémica con Alfa, una estrategia fallida y por qué compara lo que ocurre en la casa con la película Esperando la carroza
Tras su eliminación, “Big Ari” charló con LA NACION sobre el antes y el después de su paso por el reality
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Luego de una votación muy pareja, Ariel Ansaldo perdió en el mano a mano con Julieta Poggio y debió abandonar la casa de Gran Hermano. Como cada domingo, el 5 de febrero se celebró una nueva gala de eliminación en la casa más famosa del país, y el parrillero oriundo de Berazategui recibió el 55,21 por ciento de los votos, mientras que su contrincante recibió el 44,79.
A horas de su salida, Ariel habló con LA NACIÓN sobre su paso por el reality, sus errores y aciertos, y por qué considera que su paso por el programa fue “fabuloso”.
-¿Cuál es el balance de tu paso por la casa?
-Entré a la casa con 580 seguidores en Instagram y ahora me voy con un montón de gente que me adora, me llegan muchos videos de gente llorando por mi eliminación y no recibí comentarios negativos. Allá no tuve lucidez estratégica, entré sabiendo que iba a estar nominado todos los fines de semana porque me gusta ser el centro de atención, hablo mucho, opino de todo y eso inevitablemente provoca amores y odios. Y si bien perdí, en la votación final contra Julieta -que es muy querida-, me fui con un resultado muy parejo.
-Destacás que tu principal error fue estratégico ¿Cuáles fueron tus aciertos durante el juego?
-Mantuve mis opiniones y la gente me apoyó. Fui leal con Cami, con la Tora y con Dani y en un mundo difícil como el nuestro eso se valora. Mis errores no fueron buscados. Sé que mucha gente desconfió de mi personalidad y optimismo... Pensaban: “¿Sos o te hacés?”. La verdad es que soy alguien bueno que no tiene mala leche y eso llama la atención. Siempre fui yo mismo. Todo mi cuerpo es exagerado, hablo mucho, hablo fuerte, soy así: intenso. Pero siempre tuve conciencia que el programa se emitía por Telefe que es un canal familiar y sabía que no quería darle un mal ejemplo a las familias. Yo hacía chistes sobre mi gordura pero después dejé de hacerlos porque quería dar el ejemplo para el público, porque no va por ahí, no podía alimentar la gordofobia y corregí cosas. No me gustaría que nadie le de entidad a la gente que carga a otra gente por ser gorda, o por elección sexual, o por lo que sea.
-¿Creés que había malos ejemplos para la familia en el programa?
-Sí. No voy a dar detalles porque no los quiero exponer, pero la gente eso lo sabe bien. Si bien alguna vez tuve errores, -y por ejemplo, insulté- creo que comparado con los demás soy Heidi.
-Actuaste como némesis de Alfa. ¿Qué pensás de esa rivalidad ahora que estás afuera?
-Con Alfa tenemos dos vidas y dos educaciones distintas, nuestra esencia es completamente distinta, nunca conocí otra persona así en toda mi vida. Por momentos me parecía divertido y por otros me parecía que ejercía hostigamiento hacia mi cuerpo, hacia mi palabra, hacia todo lo que yo hacía. Estaba pendiente de todos mis movimientos y era muy controlador. Si yo hacía flexiones de brazos, venía a corregirme. Eso genera desgaste, padecimiento. Alfa en principio era una cosa, pero una vez que aparecí yo, quedó expuesto. De todos modos, Alfa no es el responsable de mis males, no le voy a cargar todas las críticas. Sé que soy el único responsable de mis errores y la verdad es que yo quedé afuera. El estigma que me quedó es que me fui en la mejor semana, cuando sentía que todo estaba en forma, que el universo había organizado todo y cuando yo estaba en una buena posición. Soy el jugador que se fue en su mejor momento y me queda la espina. La casa era espectacular, no me costaba estar ahí, me fascinaba.
-¿Recibiste comentarios negativos dentro y fuera de la casa?
-Los comentarios negativos los tuve más adentro de la casa que afuera. No soy de tener discusiones, tengo paciencia y la autoestima bien puesta, tengo confianza en mí mismo. Adentro vi cosas incómodas y sentí impotencia cuando a Alfa se le festejaba todo lo que hacía, creo que ahora se dieron cuenta que crearon un monstruo que se les volvió en contra.
¿Por qué creés que Gran Hermano cautiva a la audiencia televisiva?
-El programa es parecido a Esperando la Carroza porque muestra la condición humana de todos: cosas buenas, malas y regulares. Creo que los argentinos, como todo el mundo, tenemos una especie de pasión y morbo por ver al ajeno, por ver quién hace las cosas peor que uno, quién opina peor que uno; eso es novelesco y atractivo. Creo que esta edición es la mejor de la historia de Gran Hermano porque todos éramos pibes comunes, con ilusiones, que sabían lo que tenían que hacer, cuándo y cómo. En la casa todo siempre era divertido, incluso las discusiones eran entretenidas. En la casa podés ver la miseria, las cosas absurdas, las cosas poéticas, las genuinas y también las geniales del ser humano.
¿Qué tenés ganas de hacer ahora que estás afuera de la casa?
-Estudié Comunicación Social en la Universidad de Quilmes así que desde siempre que me encantan los medios. Quiero hacer teatro, cine, ficción. Es lo que soñé desde chiquitito.
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