Andrea Politti: "Los abusos de poder hay que denunciarlos"
"Si no me pusiera nerviosa antes de estrenar, estaría en un problema. El día que eso no me suceda, me tengo que retirar", dice Andrea Politti mientras se instala en la sala de reuniones de Laflia, la productora de Marcelo Tinelli que produce Corte y confección, el programa que la tiene como conductora y que saldrá al aire por la pantalla de Eltrece desde hoy, a las 16.
La actriz ingresa como una tromba, es pura energía. A cara lavada, sin una gota de maquillaje, luce con la misma frescura que frente a cámaras. "Mucho maquillaje te suma edad porque te marca demasiado el rostro. Yo gesticulo, soy actriz y eso es muy teatral, por eso trato de tener mis rasgos frescos. Cuando me puse botox, no me gustaba lo que le daba a la cara, siento que resta expresividad". Sin vueltas. Así es esta mujer que pivotea entre los escenarios, desde aquella vez que debutó en el Teatro Payró con Amérika, el clásico de Franz Kafka; y su rol de animadora televisiva que la tiene seducida desde 2002, cuando se puso al frente de Una para todas, en Telefe y, al poco tiempo, cosechó su primer éxito con Doce corazones, en Eltrece. Este lunes, quien fuera la protagonista de Confesiones de mujeres de 30, aquel éxito teatral dirigido por Lia Jelín, volverá a calzarse el traje de conductora: "La actriz no le otorga herramientas a la animadora. Al contrario, la espontaneidad que me da conducir programas me sirve para encarnar los personajes de la ficción. Actuar y conducir son cuerdas totalmente diferentes". Entre sus últimos trabajos como actriz se encuentra su participación en El amor menos pensado, la película protagonizada por Ricardo Darín y Mercedes Morán: "Me encantó hacerlo. Ricardo es un ser muy generoso. Fue un sueño hacer aquella escena con él y trabajar en ese proyecto encabezado por tan buenos actores".
Puntadas e hilos
Corte y confección será la competencia de 14 participantes que deberán demostrar su destreza, originalidad, impronta personal y rapidez ante los desafíos que se les impondrán. La idea es que el programa se convierta en una plataforma de lanzamiento que permita darle visibilidad a los nuevos talentos del diseño de moda. "No concursará gente sin experiencia. Todos los participantes conocen el oficio, pero será una oportunidad única para hacerse conocidos", explica Politti, quien se muestra entusiasmada con trabajar en la productora de Marcelo Tinelli: "¿Qué más se puede pedir? Me siento súper apoyada, la productora tiene una enorme experiencia haciendo realities y, además, saldrá por Eltrece que es mi casa, el canal donde crecí como conductora, mi gran escuela".
–¿La escuela sigue enseñando?
–Aún hoy sigo aprendiendo. El día que sentís que sabés todo, moriste.
–¿Qué te entusiasmó del proyecto?
–Cuando me convocaron el Chato Prada y Federico Hoppe, los productores, salté de la silla y les dije que sí inmediatamente. El formato es muy original, nunca se hizo algo similar, y permitirá hablar de moda desde la mirada de los diseñadores. ¡Yo vería encantada este programa! Lo más interesante serán los desafíos diarios y poco convencionales, a través de los cuales los participantes deberán cumplir diversos objetivos. Quizás, en algún momento, hasta tengan que confeccionar con materiales comprados en una ferretería. Los diseños permitirán desnudar las personalidades de cada uno. El programa tendrá todos los condimentos de un reality, pero, además, el televidente se sentirá identificado porque será un volver a los orígenes, a las fuentes, a darle a la gente la posibilidad de aprender a hacer su ropa, a resolver. El formato es puro estímulo, como cuando íbamos al colegio y teníamos que crear con una cartulina.
Corte y confección contará con un jurado integrado por los diseñadores Benito Fernández, Verónica de la Canal y Fabián Zitta. La jefa de taller será la estilista Matilda Blanco y el diseñador Fabián Paz supervisará los desafíos. Además, 14 modelos formarán tándem con los concursantes para exhibir los atuendos diseñados.
–Prejuiciosamente, a veces se ubica el universo de la moda en un marco de banalidad. Pero se trata de un arte y de una industria poderosa.
–Me interesa llevar ese concepto como insignia. Buscaré que la gente entienda que la moda es un arte y que es historia pura. La ropa dice mucho sobre la idiosincrasia de cada pueblo y, también, muestra qué tipo de industria es la que está detrás. Además, el programa se convertirá en un puente para que la gente sienta que la moda no es algo lejano y que la ropa nos atraviesa a todos.
–¿Cómo definirías tu estilo como conductora? ¿Cuáles son tus claves para batallar los sets?
–No las puedo decir porque me las van a copiar, tengo un libro con esos secretos.
–Si Horacio Quiroga tenía su Decálogo del perfecto cuentista, Andrea Politti puede tener su manual de conducción.
–¡Como un libro de recetas! Hablando en serio, mi forma de trabajar es transitar el programa. Y estar al servicio de un equipo que tiene que ir aunado. Acá la palabra conductora es precisa, es llevar el coche con toda la gente que forma parte del proyecto.
–Y no chocar…
-¡Eso es fundamental!
Incorporé el ser dueña de mis silencios antes que esclava de mis palabras. Aprendí a escuchar más y callar
–¿Cómo descubrís esta faceta profesional?
–Mucha gente me decía que tenía que ser conductora. Luego de muchos años de actriz apareció la posibilidad, pero tenía un prejuicio. Así que fue abrir la puerta de algo que desconocía que tenía. No puedo creer la cantidad de programas que hice y los años que pasaron ya.
–Quizás una de las claves sea ese equilibrio entre autoridad y tono coloquial.
–Soy así. Lo bueno y lo malo se me ve. No armo un personaje para trabajar, en el banco me vas a ver igual. Soy yo al servicio de un proyecto. Además, me gusta mucho la gente, sino no podría hacerlo. Me gusta observar, conversar, soy de hilar fino. Con los años aprendí a callar un poco y no estar diciendo todo o cosas que jamás me preguntaron. Incorporé el ser dueña de mis silencios antes que esclava de mis palabras. Aprendí a escuchar más y callar.
–Hace poco tiempo, en Ojos que no ven, tuviste una experiencia desagradable cuando algunos participantes quisieron trampear las reglas del programa. ¿Eso te llevó a estar más alerta?
–A los participantes busco transmitirles que no se dejen llevar por los espejitos de colores de la televisión, y que traten de capitalizar la oportunidad única que se les da. En Corte y confección les voy a pedir que no se enganchen en la pelea sino en demostrar lo que pueden ser capaces de hacer, porque no tendrán otra oportunidad de este estilo.
A pocos días del estreno, el diseño de la iluminación y el montaje de la escenografía "muy teatral, con mucho arte, que te posiciona fuera de tiempo" están casi listos para permitir algunos ensayos generales. El estudio en el que se realizará el programa es el mismo que se utilizó para la última temporada de ShowMatch.
–Ya estás en Laflia. ¿A un paso de Bailando por un sueño?
–Debo ser de las pocas que todavía no bailó. Bailando no me veo, pero como jurado puede ser, porque es re lindo juzgar. ¿A quién no le gusta?
Mujer real
–¿Cómo te posicionás frente al cambio de paradigma que atraviesa a la mujer y a la sociedad toda?
–Hay un antes y un después desde que se comenzó a hablar del aborto. Que se debata y se mencione la palabra aborto ya es un avance. Y en esto tuvo mucho que ver el colectivo de Actrices, conformado por mujeres de diferentes ramas políticas. Comparto todas las luchas del colectivo, me identifico. A nivel social, lo que me resultó interesante es que todos hablaban de lo mismo, pero creo que hubo un desperfecto en la comunicación. Todos somos pro vida. Las que estamos a favor de la ley de legalización del aborto buscamos preservar a las mujeres que pueden morir en cualquier lugar por practicarse un aborto en un lugar sin seguridades sanitarias.
A los 12 años leí a Simone de Beauvoir, así que siempre me las arreglé para defenderme y enfrentar cada situación. Pero no era lo mismo hacerlo sola que con el apoyo masivo
–El aborto sucede...
–No se puede esconder. Hay que sacarlo a la luz y madurarlo como sociedad. Y ni hablar lo que implica incluirlo en el sistema de salud social, porque éste es un tema de salud, no de fe. Es un derecho que tiene que tener la mujer.
–¿Cómo ves al hombre en este contexto?
–El hombre se está repreguntando por qué dice o hace tal cosa. Y con eso estamos dando un paso enorme a la madurez, a la inteligencia y a la integración. Las mujeres también tenemos la cultura machista incorporada y tenemos que repensarnos.
–¿Has padecido alguna situación incómoda de la que fuiste víctima por ser mujer?
–Sí.
–¿Cómo lo manejaste?
–A través del diálogo. Soy una persona que habla. A los 12 años leí a Simone de Beauvoir, así que siempre me las arreglé para defenderme y enfrentar cada situación. Pero no era lo mismo hacerlo sola, cuando no se hablaba socialmente, que hacerlo con el apoyo masivo, con la sociedad pensando estos temas, con el colectivo de Actrices denunciando.
–En ese momento, no lo pudiste compartir.
–Te las arreglabas sola. Muchas veces fueron sutilezas. Debo decir que, también, me crucé con un montón de hombres que valen mucho la pena. Los que tienen conductas de acoso o violación son gente que no está bien. Los abusos de poder hay que denunciarlos no solo en el mundo artístico, sino en la sociedad en general. Está bueno que la sociedad que estuvo tanto tiempo enferma comience a sanar.
Lo que se hereda…
Hija de la pianista María Teresa Rubio y del notable actor Luis Politti, Andrea se crío en el mundo del arte. "La herencia actoral era muy pesada para mí. Papá murió a los 47 años, en 1980, en el exilio en España, en la época de la dictadura. Era muy intenso y pasional, falleció víctima de una hepatitis dado que, en esa época, no existían los trasplantes".
–Siempre se sostuvo, casi como un mito dentro del mundo del espectáculo, que tu padre falleció víctima de la tristeza que le produjo el exilio.
–El peor castigo de los griegos era el destierro. Y eso se hacía con el exilio. Mi viejo era un actor sin grandes comodidades económicas, así que tuvo que hacerse desde cero. Pero España lo recibió muy bien y trabajó mucho. Para él, la actuación era todo. Siempre lo recuerdo muy activo y alegre. Su lucha era que no lo vieran derrotado. Jamás lo vi caído. Era un luchador. Aunque, desde ya, el exilio lo afectó.
–Heredaste la lucha y la pasión por el trabajo. Apelando a la temática de tu nuevo programa, ¿sos de las mujeres que no dan puntada sin hilo?
–No. Soy una persona generosa que puedo dar sin esperar ningún tipo de confección a cambio.
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