ADDA, Amar después de amar, un melodrama con tintes policiales
La telenovela de Telefé ofrecerá historias sentimentales
En los primeros minutos de ADDA, Amar después de amar quedó claramente expuesto el contenido romántico que dará cuerpo a la trama. La escena inicial mostró a Carolina ( Eleonora Wexler ) y Damián ( Federico Amador ) viajando en un auto en actitudes que hacen indubitable el vínculo sentimental entre ellos. Luego, por obra de la edición, el director unió a Raquel ( Isabel Macedo ) y Santiago ( Mariano Martínez ) –parejas de quienes viajaban en aquel auto y que los esperaban a cada uno de ellos en su casa– en una imagen que da la ilusión de que comparten la misma cama. El auto en que viajaba la primera pareja recibió un piedrazo en el parabrisas que hizo que Damián perdiera el control. En una secuencia confusa parece que Carolina consiguió salir de ese auto y se la vio correr por un campo, mientras que el auto se estrellaba contra un guardrail con el conductor adentro. De inmediato el tiempo del relato retrocedió tres años y empezó a mostrar las circunstancias que llevaron a los protagonistas a vivir el presente que se acababa de mostrar.
En el plano de las historias amorosas, el relato presentó en primer lugar la existencia de una relación prohibida que seguramente encontrará los justificativos para reivindicar a sus protagonistas con el correr de la trama y en el futuro aparecerá un nuevo vínculo sentimental también entendible por las circunstancias en que se materializará. Hasta aquí la parte atractiva para los amantes del melodrama. Pero la propuesta no queda solo en esto. Al final del primer episodio tomaron volumen elementos propios del género policial que también forman parte de este relato y que probablemente generen mucho del interés para atrapar al público. Lo que surgió al terminar el episodio fue la sospecha de que el piedrazo que recibió el auto accidentado respondía a un ataque premeditado por enemigos comerciales de Damián. Probablemente fruto de una acción que se insinúa que inició su primo Andrés (Gastón Ricaud) y que su madre Myrian (Virginia Lago) parece sospechar. Tampoco deja de generar inquietud el paradero de Carolina.
El tratamiento audiovisual del programa busca un ritmo dinámico, para lo cual el director se apoya en la inclusión de inserts con tomas generales de imágenes metropolitanas y el uso de la pantalla partida con este tipo de planos. Sin embargo este recurso no logra completamente su cometido debido a cierta morosidad que presenta el desarrollo del guion. La presentación de los personajes, importante en un primer episodio, se realiza con situaciones buscadas adrede para conseguir este resultado, en lugar de hacerlo con situaciones dramáticamente dinámicas en las que aparezcan sugeridos estos caracteres. Estas deficiencias no logran sin embargo desvirtuar el atractivo de una historia interesante, una realización en su mayor parte correcta y la labor de un elenco con talento y oficio destacables.
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