Alberto Olmedo: a 47 años del día que el humorista fingió su muerte y generó un escándalo que lo dejó fuera de la pantalla
El 4 de mayo de 1976, El Chupete iniciaba su nueva temporada anunciando la desaparición física del humorista, en un paso de comedia que generó controversia y su inmediato despido de Canal 13
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Eran tiempos analógicos y de una televisión a la que se le creía religiosamente, dos situaciones impensadas hoy en día. También había pasado un mes y medio del golpe de Estado de marzo de 1976, la sociedad no estaba para chistes de humor negro. Pero la genial inconsciencia de Alberto Olmedo pudo más y quiso ser un muerto en vida... y nada salió como pensaba.
Veintipocos años habían pasado desde que el actor había dado un paso al frente de la pantalla, luego de la archiconocida anécdota de las morisquetas en la reunión de fin de año con ejecutivos de Canal 7 en 1955. Ya eran parte de la cotidianeidad de su público Joe Bazooka, el Capitán Piluso (luego degradado por la dictadura), el guapo Piolín; y ese caldero de talentos que fue Operación Ja Ja, donde habían nacido Rucucu y el Yeneral González. Es decir, la creatividad inagotable de Olmedo siempre iba por más.
El inicio de la década del 70 encontró a Olmedo trabajando con Gerardo y Hugo Sofovich en Canal 11 en dos proyectos simultáneos: Operación Ja Ja y El botón. Pero en 1972 Canal 13 le ofreció un contrato millonario para independizarse y aunque el actor sintió culpa por dejar a sus amigos, estos le dijeron que era la mejor decisión para su carrera y para su economía. Así comenzó El Chupete, un ciclo que prometía ser un paso determinante en la carrera de Olmedo y también el primer gran revés con el medio y con su público.
Un chiste que salió muy mal
En sus inicios, El Chupete estaba guionado por Juan Carlos Mesa y Jorge Basurto, pero para la temporada 76, el canal decidió renovar staff creativo luego de algunas mesetas y críticas al contenido del ciclo. Tomaron la posta Oscar Viale y Humberto Ortíz (conocido delante de la pantalla como Coquito, el fiel ladero de Piluso). En busca de seguir la línea de renovaciones y cambios, a este último y a Olmedo se les ocurrió una travesura para el primer programa, algo rupturista y políticamente incorrecto que sacudiera a la audiencia y fuera tema de conversación al día siguiente. Y vaya si lo fue.
En el libro El Negro Olmedo, mi viejo, Mariano Olmedo cuenta que ellos sabían que “algo” iba a pasar: “Con mis hermanos habíamos almorzado con él dos o tres días antes de la salida al aire del programa y nos comentó que al comienzo iba a suceder algo para sorprender y que después le dijéramos qué nos pareció. Siempre nos preguntaba qué nos había parecido el programa que hacía, siempre nos pedía opinión y también le interesaba saber qué comentaban nuestros compañeros de escuela. Éramos uno de sus termómetros para evaluar a los programas o personajes”.
El 27 de abril de 1976 se grabó el primer programa de la nueva temporada de El Chupete. El director Edgardo Borda, otra flamante incorporación, le había pedido al locutor del canal, Jorge Mauricio Nicolao, si le podía hacer una gauchada: tenía que pararse frente a cámara muy serio y hacer un anuncio. Una semana después -el 4 de mayo a las 20:30- se emitía por la pantalla de Canal 13, para todo el país: “En este horario y por este canal debía salir al aire hoy el primer programa del año de El chupete. Infortunadamente eso no será posible debido a la desgraciada circunstancia de que su protagonista, Alberto Olmedo, ha desaparecido. Este hecho nos ha llenado a todos de consternación. Sorpresivamente, su familia, sus amigos, sus compañeros, el país todo, se ve privado de la presencia física de quien tanto quiere. Olmedo, el Negro Olmedo, ha hecho esta vez un viaje inesperado que, terriblemente, por primera vez, no causa gracia”.
Continúa su hijo Mariano: “En pantalla se veía al elenco con cara seria pero claramente estaban actuando. Ernesto Bianco se probaba la ropa del mago ucraniano y otros actores hacían lo mismo con la ropa de otros personajes que habitualmente interpretaba Olmedo. La situación duró un minuto, no más, pero fue suficiente para que se desatara la locura. Fernando, Mariano y yo entendimos que esa era ‘la sorpresa’ del inicio del nuevo ciclo”. Luego de esos 60 segundos interminables aparecía el actor corriendo y preguntando inocentemente: “¿Qué? ¿No se puede llegar tarde?”.
Olmedo no estaba viendo el programa con su familia. Ese día y a esa hora protagonizaba en el Maipo la obra El Maipo de gala junto a Jorge Porcel. Encima se le había roto el televisor del camarín, así que no pudo ver la concreción de su humorada. Sin embargo, enseguida recibió los coletazos. El primero fue su compañero y por entonces amigo, que entró abruptamente fingiendo llorar y lo abrazó: “Negro, me dijeron que te moriste. No lo puedo creer”. Pero al rato, la cosa se puso más seria cuando se sumó al dúo el productor de la obra, Pepe Parada, desesperado porque estallaban los teléfonos preguntando si se suspendía la segunda función.
Pánico y locura en Argentina
Afuera del microclima teatral, todo era incertidumbre, tristeza y desconcierto, como una versión local y minúscula de lo que provocó en radio Orson Welles leyendo La guerra de los mundos. Los periodistas comenzaron a copar la puerta del teatro en busca de declaraciones y a las redacciones llegaban resúmenes informativos como este: “Falleció hoy el conocido actor cómico Alberto Olmedo. Así lo comunicó esta noche el Canal 13 de televisión, al anunciar la suspensión del programa El Chupete que protagonizaba el malogrado artista. Olmedo había asomado a la popularidad al crear el personaje del Capitán Piluso, y posteriormente se afirmó como actor cómico apelando a una espontaneidad que hallaba notable repercusión en la teleplatea. Posteriormente trasladó su labor al cine interviniendo en numerosas películas”.
A medida que la bola de nieve crecía, comenzaron a dudar hasta los que estaban enterados del chiste, como su familia: “Nadie siguió mirando, ni siquiera mi vieja que obligó a Fernando a ir hasta el teatro Astros para asegurarse de que mi viejo estaba ahí haciendo la función. El viejo teléfono negro de ENTEL empezó a sonar sin parar, mi viejo había muerto por primera vez. Recuerdo que seguí mirando hasta el primer corte, algo preocupado por el clima que se había generado en mi casa, no porque creyera que papá se hubiera muerto. Con el corte, que fue aproximadamente a los 10 minutos, se acabó el programa y el ciclo de El Chupete para siempre. Volvió a aparecer el locutor en pantalla (creo que por última vez en su carrera) con una sonrisa diciendo algo así como que había sido una nueva humorada de Alberto Olmedo. Minutos después llamó Fernando desde el teatro para avisar que mi viejo estaba ahí haciendo la primera función”.
Lo que no cuenta Mariano, es que esa segunda aparición de Jorge Nicolao fue en vivo, a instancias del gerente de programación del canal, Gerardo Mariani, que estaba desesperado por lo que se había generado.
Ya de madrugada, Alberto Olmedo terminó su labor teatral y descubrió lo que había pasado. Esto decía en la puerta del teatro: “Había que inventar algo nuevo y por eso decidimos montar un cuadro donde se anunciaba mi desaparición, proyectando seguidamente un videotape grabado el año pasado. En determinado momento aparezco yo, y les arrebató (a los actores) mis prendas: la galera y la chaqueta. Parece que la gente se lo tomó en serio, no esperó el final del cuadro donde aparecía, y la noticia de mi muerte corrió por todos lados”. Tal vez todavía no era consciente del cariño que le tenía el público. En su espíritu lúdico quiso jugar con fuego y se incendió.
La broma terminó con el levantamiento del programa (del que se llegó a grabar una segunda emisión que nunca salió al aire) y el despido de Alberto Olmedo, del locutor Jorge Nicolao, del director Edgardo Borda y de los autores Oscar Viale y Humberto Ortíz, con la consiguiente incertidumbre del resto del elenco. Por su parte, Gerardo Mariani presentó su renuncia, la que fue inmediatamente aceptada. Un comunicado del COMFER aclaraba que se había violado el artículo 101 de la Ley de Telecomunicaciones que establecía: “Los permisionarios y titulares de licencia de emisoras deben ser responsables de que la información difundida sea veraz y no genere alarma pública”. Como dato de color, suma mencionar que en lugar de El Chupete se emitió por primera vez una serie extranjera que quedaría en la historia: SWAT.
Olmedo quedó afuera de la televisión, apenas apareció brevemente ese mismo año con El festival del Capitán Piluso. Para renovar sus dotes como comediante tuvo que esperar hasta Olmedo ‘78, ciclo para Canal 11 que lo reunió con Hugo Sofovich, en una dupla que no se separaría nunca más y que a partir de ese momento construirían en conjunto un legado de humor, que todavía hoy vive en el recuerdo.
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