Adrián Navarro: "Como no tengo tele, no tengo conciencia de la masividad de la TV"
MADRID.– Hace algunas semanas este lugar era una trinchera. El Hospital General La Paz, en el norte de la ciudad, colapsaba ante la gran cantidad de enfermos azotados por un virus que no daba tregua. Ahora es verano y la ola de calor en plena jungla de cemento, se agradece. Así se ahuyenta un poco esta amenaza, al menos en un paréntesis que permite, con sus nuevas reglas, retomar la rutina. Adrián Navarro, el actor argentino radicado hace un año en España, había comenzado a filmar una serie para TV Española cuando irrumpió la pandemia. Las grabaciones se detuvieron y ahora conversa con LA NACION sobre esta "nueva normalidad" y sobre sus desafíos.
Ana Tramel, el juego, donde interpreta a un abogado llamado Hans Anderman, cuenta con la dirección de la mismísima Gracia Querejeta (Felices 140, Ola de crímenes, Invisibles, etcétera) y de Salvador García Ruiz, el virtuoso realizador de Isabel, La catedral del mar, Gran reserva y tantos otros éxitos de la TV. Este thriller está basado en la novela de Roberto Santiago y es protagonizado por Maribel Verdú, acompañada por Natalia Verbeke, Unax Ugalde –pronto se lo verá también en La valla, con Eleonora Wexler– e Israel Elejalde, uno de los máximos exponentes del teatro español contemporáneo. Junto a Pablo Silva, productor argentino radicado en Madrid, Navarro realizará en teatro, en la medida en la que la nueva normalidad en los escenarios así lo permita, Roto, de Gabriel Guerrero, y El cruce sobre el Niágara, de Alonso Alegría, Bengala, de Alfredo Megna.
-¿Cómo es filmar en la "nueva normalidad"?
-Antes de la primera lectura, te sacan sangre. Antes de entrar en el set, te toman la temperatura. Tenemos la mascarilla puesta todo el tiempo, hasta el momento en el que dicen "acción". Cuanto termina la escena, todos fuera del set, se desinfecta. Los técnicos que están en el estudio son los justos y necesarios y todo el tiempo con cierta distancia. Es muy raro, muy extraño. Estamos todos enmascarados.
-¿Por qué decidiste mudarte a España?
-Tenía ganas de abrir otra frontera, otro camino, otra tierra. También había pensado en irme a México, experimentar un poco... Muchos actores estábamos atravesando un momento complejo. También mis hijos están grandes, tienen 19 y 15 años, y creí que era un buen momento.
-¿Tenías una red de contención en España?
-Tenía contactos, pero cuando te vas, lo hacés solito, a la aventura, y como el boxeador, que se encuentra solo en el ring. Con mi compañera decidí experimentar otras cosas. Buscar otros rumbos.
-Hace un año que estás en España, ¿pudiste volver a la Argentina?
-Sí. Ahora me doy cuenta cuando uno habla de su tierra, cómo tira. Veo como tantos compañeros realmente la están pasando mal. Eso me da tristeza. Y a veces un actor o una actriz publica algo y sale alguien a decirle: "No son los únicos". Cada uno expone lo que le sucede. Ver a actores talentosísimos, con muchísima trayectoria, que no saben cómo van a seguir me entristece. ¿Cómo salimos de esta situación? ¿Cómo nos podemos ayudar con el que tenemos más cerca?
-¿Qué fue lo que más te sorprendió de la sociedad española?
-Al principio todo te parece fantástico. Te enamorás de todo. Lo cierto es que después no lo es tanto. Pero veo algo en común en todos lados y es cómo el mundo se va deteriorando y cómo todos vamos destruyendo el espacio que habitamos.
-¿Hablás de medio ambiente o de la sociedad?
-Del medio ambiente, donde está la sociedad.
-Vivís en España, ¿qué te preocupa de esta sociedad en particular?
-Me preocupa el futuro de la sociedad entera. Me asusta mucho el nivel de inconciencia, me entristece. El ser humano es un ser muy contradictorio, están los que retoman y corrigen, y los que no, y siguen. La incertidumbre de hasta donde se está yendo. Me preocupa la sociedad enmascarada.
-¿Seguís las noticias en España, los debates en el Congreso, el avance de la ultra derecha, la crisis económica?
-La verdad es que siempre estoy informado, pero no sé si tanto. Pienso a veces que si me levanto y veo las noticias, no voy a tener un buen día. Siento que todo es muy destructivo, más allá de lo que aquello que se dice es certero o no. No me aporta al día. ¿Qué hago yo que soy un granito de arena en este desierto?
-¿Cómo granito de arena, como extranjero, como te tratan?
-Bien, cómodo. En este corto período he hecho muchas relaciones.
-Estar en TV Española te va a dar una gran proyección nacional e internacional…
-No tengo tele, no tengo conciencia de lo que significa la masividad de la tele. Perdí noción de lo que significa la tele en las casas.
-Vidas robadas, Montecristo, ¿qué guardás de aquellos éxitos?
-Eran novelas que trataban una realidad muy difícil, muy cruda. Me divertía participar en esos proyectos que ayudaban a concientizar a las personas, que ayudaban a movilizar algo, que sentía que ayudaban a movilizar a las personas, no con mi personaje, porque yo era un psicópata.
-¿De qué modo sentís que el confinamiento impactó en vos?
-Al principio era una semana o dos de descanso. Después de las dos semanas me puse un poco inquieto y dije: "Tengo que ponerme a producir algo". También me puse a escribir una comedia cinematográfica.
-Interpretaste a grandes villanos, ¿te interesa apostar más por la comedia?
-Me interesa reírme, creo que necesitamos dejar de llorar tanto. Nos la pasamos llorando. Los que tengo cerca también necesitan reírse. Yo estoy particularmente sensible, siempre lo fui, desde chiquito, pero con esta situación pandémica digo: "Qué tarde que el mundo se dio cuenta y si no tomamos conciencia, nos vamos a destruir".
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