Pasaron 20 años y algunos latiguillos todavía siguen vigentes. "Cuidate, querete, ojito, ojete", "¿Qué nos pasa a los argentinos, estamos todos locos?" y el clásico "¡¡¡Está bieeeen!!!" cuando el chiste es muy malo; Todo x 2 pesos dejó frases que quedaron en el inconsciente colectivo de una generación, incluso entre gente que jamás lo consumió. "El programa ha sido y será un relampagueo mágico, misterioso y festivo como un flechazo", fija Diego Capusotto, uno de los dos conductores del ciclo. "Ya no es nuestro".
Siguiendo la tradición de Cha cha cha (1992-1997) y Delicatessen (1998), el primer programa de Todo x 2 pesos salió al aire el miércoles 12 de mayo de 1999 y tuvo apenas 3 puntos de rating. Se transmitió por Azul Televisión, aquella transición del viejo Canal 9 en la que Marcelo Tinelli estuvo a cargo de la gerencia artística con su productora, Ideas del Sur. Así, lo que originalmente se pensó como una señal de cable dedicada al humor (Cablematch) derivó en algunos productos sueltos como Todo x 2 pesos.
Eran los resabios del menemismo (1 peso = 1 dólar) y las tiendas de chucherías Made in China formaban parte del paisaje porteño de todos los días. "Queríamos reflejar esa berretada, la idiosincrasia del argentino chanta y ventajista", explica el otro conductor, Fabio Alberti. El concepto fue idea del director Néstor Montalbano, con quien los dos actores ya habían trabajado en Cha cha cha. El último integrante que se unió fue el guionista Pedro Saborido, que venía de Delicatessen. Los brainstormings salían de reuniones en una oficina suya de Las Heras y Ocampo. Allí nacieron los bocetos de Boluda total, Flavio Pedemonti, Beto Tony y su muñeco, Irma Jusid, Tito Cossa y el Ranking Musical. "Tirábamos unas puntas entre todos y lo pasábamos a la computadora", recuerda Saborido. "Empezamos a joder con la idea de que iba a ser ‘el programa de Mario y Marcelo’, en referencia a Tinelli y Pergolini, que eran los dos conductores más grosos de la TV en ese momento, representados por Diego y Fabio, ¡pero ni siquiera se parecían!".
El ciclo se anunciaba como si estuviera transmitido en vivo desde Miami y combinaba sketches en piso con algunos grabados. Los conductores podían entrevistar a Cotito, el payaso personal de Perón, y después mandar un tape de A flor do Bagnato, una parodia de las telenovelas brasileñas. Todo era meta-televisión; jugar con personajes populares (actores, políticos, deportistas) y replicar formatos (noticieros, musicales, series de acción) en clave absurda. "Todo el delirio estaba dentro de un armado claro. No era algo bartoleado, salido de la improvisación. Era una locura planificada", sigue Saborido. "Buscábamos la espectacularidad con muy poca guita, haciendo explosiones y rompiendo decorados viejos. Pensábamos los guiones a partir de lo que teníamos. Alguien podía conseguir un mateo con dos caballos y, bueno, listo, ¿qué podemos hacer con eso? Y arrancábamos".
La primera temporada duró solo tres meses y fue levantada por falta de rating (¡Hubo una manifestación en la puerta del canal de un grupo de fans para que no lo sacaran!), pero sirvió de ensayo para lo que vendría los tres años siguientes con el desembarco a la TV Pública. Allí el programa empezó a despegar y se convirtió en un ritual de los lunes a la noche. "Nos dio un poco más de masividad", asegura Alberti. "Fue un nuevo comienzo y algo más revolucionario". Su personaje del ventrílocuo de bigotes que hacía chistes malos desde Las Vegas también creció. "Una vez le grité ‘¡Está bieeeen!’ de bronca, para que siguiera grabando, porque no le salía la letra, y quedó así", acota Montalbano sobre el origen de aquel latiguillo famoso. "Pedro tuvo la habilidad de dejarlo y Tinelli fue el que lo reforzó cuando nos llamó y nos dijo: ‘ese grito ya pegó en la gente, síganlo haciendo’".
El Ranking Musical fue otra sección que se impuso en las cuatro temporadas que duró el ciclo. Arrancó con un repertorio de canciones propias ("Tengo un puto en la terraza", cantada por el papá de Araceli González) y después mutó a una saga de parodias cambiándole la letra a hits conocidos como "Llamen a Moe" ("De música ligera") y "Cuida los chanchos" ("We Are The Champions"). Bandas como La Renga, Los Piojos, Divididos, Catupecu Machu y Babasónicos fueron a tocar en vivo con Vinazzi (un personaje de Capusotto que hacía solos soplando una copa de vino) y cerrar cada programa con un playback payasesco. "Eran tipos que no iban a la televisión y que solo venían al programa porque eran fanas nuestros", advierte Alberti. "Es más, Cerati me regaló una copia en CD cantado por él con la letra nuestra de ‘Llamen a Moe’, autografiado. Todavía lo tengo guardado".
En la última emisión, en noviembre de 2002, Juan Carlos Mesa se sumó en una despedida llena de famosos baluartes del humor y aseguró que iba a ser de esos programas emblemáticos que el público recordaría 20 años después. Dicho y hecho. "Jorge Guinzburg siempre comentaba que habían programas que tenían más repercusión que rating", alega Saborido. "Y es verdad; nosotros teníamos más prestigio que popularidad".
En los años siguientes, Alberti y Capusotto hicieron teatro juntos y después se distanciaron. Capusotto y Saborido crearon un nuevo monstruo, Peter Capusotto y sus videos, mientras que Alberti siguió trabajando en radio y teatro (actualmente tiene un proyecto gastronómico en Montevideo llamado CHOTO). "Hoy se sigue viendo por YouTube y sigue teniendo ritmo; se ve que era algo evolucionado para la época", piensa el actor que personificaba a Coty Nosiglia en Boluda total. Y no miente: algunos videos del Ranking Musical subidos hace una década por viejos fans en calidad VHS superan el millón de reproducciones. "Todo x 2 pesos se transformó en un clásico y los clásicos sobrepasan el paso del tiempo".
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