Aceptaron la invitación de LA NACION para pensar en sus comienzos y recordar anécdotas; la infancia junto a los aparatos blanco y negro y una carrera frente a cámara que los consagró como las figuras más populares del país
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Aceptaron inmediatamente la propuesta de LA NACION para reflexionar sobre las primeras siete décadas de un medio que los coronó con todos los honores posibles. Los tres transitaron el escalafón televisivo hasta acceder a ese sitio reservado para unos pocos privilegiados. Susana Giménez, Marcelo Tinelli y Adrián Suar, de ellos se trata, construyeron carreras diferentes, pero vinculadas por la férrea aprobación popular. Si de divos se trata, ellos lo son.
“Con la televisión se terminó la soledad de mucha gente”, sostiene Susana Giménez, quien conoce como nadie la manera de establecer un vínculo estrecho, casi familiar, con los televidentes a través de las llamadas telefónicas de su programa, donde se permite ahondar en todo tipo de realidades, mientras sus fanáticos se emocionan ante la inusual situación. Acaso en esa posibilidad de acompañar, tal como señala la conductora, resida uno de los mayores fundamentos de esa caja de resonancias emocionales que, en nuestro país, desparrama imágenes y sonidos desde el 17 de octubre de 1951, cuando nació como LR3 TV Canal 7.
“Fue un aporte importante para la cultura popular. Acompañó la vida de los argentinos en momentos de mucha alegría y de mucha tristeza, y marcó tendencia en torno a lo que se hablaría cada año”, reconoce Adrián Suar, director de programación de eltrece y presidente de Polka. En tanto, concordando con Suar, Marcelo Tinelli asegura que “ha sido muy importante el aporte social y cultural de la televisión en la vida de todos los argentinos, donde muchos se han sentido identificados y donde han surgido un montón de dichos, palabras, términos, y hasta formas de vida que se han mostrado primero en la tele, por eso su aporte es social y cultural”.
Giménez, Tinelli y Suar son voces autorizadas para pensar tanto el historial como el presente de un medio donde el éxito y el fracaso se mide con la arbitrariedad del rating. Ese medio en el que se mueven como pez en el agua desde hace unas cuantas décadas.
Parte de la vida
“La primera televisión que tuvimos en mi casa nos la regaló el abuelo de Gustavo Yankelevich, quien, en ese momento, era una persona importantísima. Como mi papá, que era presidente de Odol, hacía publicidad en la radio, se conocían mucho. Yankelevich quiso tener una atención con él y nos mandó a casa el aparato. Yo no podía creer tener una televisión, nadie tenía. Inmediatamente me hice adicta”, recuerda Giménez, quien se para frente a las cámaras desde aquellos tiempos en los que posaba como modelo para publicitar productos como el Whisky Carson, aviso que causó revuelo en 1967 porque una Susana, de tan solo 21 años, mostraba el ombligo, razón por la cual el spot fue sacado del aire. Así es la tele, fiel reflejo de las libertades de cada tiempo. Su pasaporte a la popularidad fue el aviso del jabón Cadum, ese donde ella giraba en bikini, miraba a la cámara, decía “shock”, y paralizaba a los argentinos. Luego llegaron musicales como Bikinis y plumas, junto a María Magdalena, y la comedia Alberto y Susana, junto a Alberto Olmedo, quien se convertiría en su gran amigo.
A Marcelo Tinelli, Juan Alberto Badía fue quien lo hizo debutar en televisión. Corría 1983 y el joven periodista deportivo, que ya tenía experiencia en radio trabajando con José María Muñoz y con el propio Badía, enfrentó por primera vez una cámara en Badía y Cía. el famosos ciclo extra large de los sábados por la tarde. Después de esa experiencia, llegó el promocionado “no” de Gustavo Lutteral y un manotazo de ahogado de Gustavo Yankelevich llamándolo a Tinelli para hacer VideoMatch en la trasnoche de Telefe. “La televisión forma parte de mi vida. Siendo muy chico me crie viendo la tele en Bolívar. En mi casa solo podíamos verla los días de tormenta, a través del canal de Mar del Plata. Era todo un sueño cuando se acercaban los nubarrones. Cuando llegué a Buenos Aires, aún siendo muy chiquito, fue mi entretenimiento de todo el día porque era muy fanático. Tengo el recuerdo hermoso de ver las peleas de Carlos Monzón con mi abuelo y disfrutarlas juntos, fueron momentos lindísimos”, comenta Tinelli, emocionado ante el recuerdo de aquellas ausencias presentes.
Adrián Suar, hoy cabeza de eltrece, se acercó a este canal siendo un adolescente, cuando le tocó integrar el elenco de la serie adolescente Pelito. Luego llegarían algunos papeles en diversos programas de ficción, como las comedias protagonizadas por Nora Cárpena y Guillermo Bredeston, hasta el espaldarazo que significó La banda del Golden Rocket, también en el entonces Canal 13, emisora en la que protagonizó Poliladron, la historia policial que también produjo y que fue el puntapié de Polka, su compañía productora con la que sigue generando títulos de ficción hasta el presente. “En estos 70 años, la televisión ocupa un lugar social importantísimo. Ha dado personajes entrañables del mundo del espectáculo y del periodismo”, remarca Suar.
Desde sus orígenes, la televisión motorizó el encuentro grupal. “Ha contribuido a fomentar los vínculos y los encuentros. En las primeras épocas, las distintas generaciones se reunían alrededor de un televisor”, dice Tinelli, rememorando aquellos tiempos en los que contar con un aparato en el hogar era un lujo de privilegiados, por lo tanto, la mayoría veía los programas cuando eran invitados por alguien que contaba con el adelanto tecnológico en su casa. Suar concuerda con su colega: “Durante años fue una cita obligada en las reuniones, donde siempre se hablaba de tele”. Y si el conductor de ShowMatch y el líder de Polka reconocen ese valor históricamente insoslayable e intrínseco del medio, Susana lo reafirma pensando en la era actual: “La tele fue y es algo mágico, y, durante el último año, le hizo mucha compañía a la gente que estuvo encerrada por la pandemia”.
Este año, Suar retomó, en Polka, la producción de ficción con La 1-5/18; Marcelo Tinelli volvió a la conducción de ShowMatch y sigue al frente de la productora LaFlia; y Susana Giménez grabará en pocos días y en Miami, el primer episodio del nuevo ciclo de viajes de Marley que se verá por Telefe. La maquinaria se puso en marcha lentamente, superando el tiempo pandémico inusitado en una industria que siempre fue termómetro de los vaivenes sociales, económicos y políticos del país. La vida siempre pasó por la tele y encuentra en sus divos el vehículo perfecto para traducir el sentimiento de las masas. Una tele sin sus celebridades, está incompleta.
Y si ellos acompañaron y acompañan, la vida del público, la televisión también fue una aliada personal cuando aún ni siquiera soñaban con firmar un autógrafo. A diferencia de Tinelli, Susana no necesitaba que el mal clima trajera la señal de los canales. Para ella era más sencillo acercarse a esos ídolos de su adolescencia: “Cuando llegaba del colegio, me veía todas las películas nacionales que pasaban a las cuatro de la tarde, por eso conozco tanto del cine argentino de todas las épocas. Con los años, cuando comencé a trabajar, tuve la suerte de conocer a todas esas personas que yo adoraba tanto, como la gran Tita Merello”. Aunque se la percibe determinada en lo suyo desde siempre, lo cierto es que su vocación por la carrera artística no estuvo siempre entre sus planes de vida: “En mi infancia y juventud no fantaseaba con estar en el medio, simplemente era cholula de la televisión. Tuvimos tantos programas maravillosos, adoraba ver las comedias de Ana María Campoy y todas esas historias, como La familia Falcón, donde uno se identificaba con los personajes más jóvenes”, rememora la diva.
Anecdotario estelar
“No puedo no recordar mi llegada a eltrece, haciendo la cola por la calle Lima para entrar a Pelito, haciendo mi primer casting con todos los nervios imaginables, no me lo olvidaré jamás. Algunos compañeros de aquella época aún están en el canal. Pasaron más de treinta años, un camino recorrido, algo que produce una gran emoción”, reconoce Suar, quien hoy ingresa por la misma puerta de la calle Lima, a pocas cuadras de la estación Constitución, pero para ejercer un rango que no imaginaba cuando estudiaba los parlamentos de Martín, su personaje en la recordada tira.
En cambio, Tinelli, en su adolescencia, no sentía que la televisión podía estar relacionada con su vida. Uno de los hombres más famosos y exitosos del medio, consideraba que no contaba con las capacidades requeridas por el medio, créase o no: “Pensaba que nunca iba a trabajar en la tele. Me veía extremadamente alto, medio jorobado, muy tímido. Pensaba que no iba a dar bien en tele, que no podía triunfar frente a cámaras, y que lo mío serían siempre los medios gráficos y la radio. Cuando se lo comentaba a Juan Alberto y Marisa Badía, se reían, me decían que estaba loco. Otro que me vio, antes que me viera yo mismo, fue Gustavo Yankelevich cuando me ofreció VideoMatch y, luego, Ritmo de la noche, cuando yo pensaba que no podía estar parado en un estudio conduciendo un gran show. Ellos vieron cosas en mí que yo jamás había visto”, dice, aún sorprendido, una de las estrellas más populares que haya generado el medio en siete décadas.
¡Hola, Susana! se transformó en Susana Giménez, marca registrada para un programa que no necesitaba otro rótulo que el de la gran diva que lo conduce y que, con algunos pocos años sabáticos en el medio, está en el aire desde 1987. Durante aquellos años, la estrella ya había abandonado su rol de vedette para protagonizar musicales como La mujer del año, pero fue su show televisivo el que la consagró como la gran diva popular: “Cuando me ofrecieron hacer un programa diario tipo magazine, dije ‘no’ y propuse hacer otra cosa. En esa época, me habían acercado un casete con el programa de Raffaella Carrá y me había encantado, así que me pareció que podía adaptarse a mi personalidad. Raúl Naya, que fue el productor cuando comencé en ATC, aceptó, me dijo que hiciera lo que quisiera, el resto es historia conocida”, sostiene Susana.
Contribución
Sin falsa modestia, Susana, Tinelli y Suar son conscientes de lo que le han dado al medio y que su paso está construido a partir de una huella propia, personal y trascendente que será recordada y valorada en las décadas siguientes. “Creo que aporté compañía, entretenimiento y, sobre todo, alegría. Hoy me encuentro con gente que me dice que me veía cuando eran niños junto con los padres o abuelos, o me dicen que se pasaban horas escribiendo cartas. También sé que le pudimos cambiar la vida a muchos ganadores, como aquellos pintores de pared que se ganaron un millón y medio de dólares, habiendo pedido una moneda prestada para poder llamarme desde un teléfono público. A mí lo que más me interesa es que los premios se los gane la gente que los necesita de verdad. Siempre le pedí eso a Dios”, dice Susana con la voz entrecortada.
En el caso de Suar, si su tarea como productor le ha dado a la televisión algunas de las más exitosas historias de ficción, no menor es su rol conduciendo los destinos de la programación de eltrece: “Es un canal muy importante. Desde Goar Mestre en adelante trató de tener un estilo particular, singular en muchos aspectos, por eltrece pasaron los más grandes actores, se han hecho programas que han quedado en la memoria como Rolando Rivas, taxista y figuras como Pepe Biondi, Carlitos Balá, Alberto Olmedo y Jorge Porcel. El canal siempre trató de combinar el prestigio y lo popular, y esa es una marca que hay que mantener bien arriba siempre”, reflexiona quien fuera el productor de títulos como Gasoleros, Campeones, Mujeres asesinas o Tratame bien, entre tantos otros.
Tinelli también hizo de su nombre y su tarea, una marca propia, absolutamente personal en torno a los formatos de entretenimiento y los certámenes artísticos con famosos y amateurs. “Mi principal aporte fueron mis ganas y entusiasmo, mi admiración y amor por la televisión. Además debo reconocer que, a finales de los ´80 y principios de los ´90, hicimos un aporte para descontracturar el medio. Fundamentalmente, aportamos esta sensación que tiene la gente que somos parte de la familia y que ellos son parte de nosotros. La televisión y los hogares se mimetizan, por eso cuando te encuentran por la calle te saludan como a un familiar y eso es muy lindo”, concluye el líder de la productora LaFlia.
“La televisión aportó conocimiento y noticias, pero, antes no se decían malas palabras y hoy sí, tampoco era común ver escenas de sexo, como sí sucede ahora. La televisión está muy cambiada, como el mundo”, concluye Susana.
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