Waterloo Summer Night City: una propuesta para recuperar la efervescencia de los 70 a través de la música de ABBA
El nuevo musical de factura nacional pone el acento en los amores juveniles y en las ansias de diversidad, está ambientado en una disco y se destaca fundamentalmente por su nivel coreográfico
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Autores: Loli Miraglia y Nicolás Sorrivas. Dirección: Nicolás Sorrivas. Elenco: Carolina Domenech, Bruno Coccia, Lucas Spadafora, Cristian Zeballos, Aitana Salvia y Naza Marozzi y otros. Música: ABBA. Coreografía: Georgina Tirotta. Vestuario: Ana Espósito. Iluminación: Leonardo Fretes. Escenografía: Nicolás Sorrivas. Sala: Teatro Metropolitan (Av. Corrientes 1343). Funciones: martes a las 20:30. Duración: 95 minutos. Nuestra opinión: buena.
El mundo entró en crisis y al parecer el antídoto es volver a los años 70, cuando (al menos a un nivel comunitario) todo era esperanza, libertad y diversión. Y a su música, claro. ¿Y qué mejor que apelar a los hits de ABBA para recuperar la alegría y enfrentar con mejor ánimo el presente? Eso explicaría tanto el resonante éxito en Inglaterra de ABBA Voyage, el show que en 2022 devolvió a un escenario al cuarteto sueco en formato holograma (a 50 años de la gestación de la banda y a 40 de su disolución), como las permanentes reposiciones del musical Mamma mia! en todos los continentes e idiomas, incluida la reciente argentina.
A este fenómeno, y en plena Avenida Corrientes se suma ahora otro ejemplo de entretenimiento teatral inspirado en la música de ABBA: Waterloo. Sumer Night City. La obra transcurre a principios de los años 80 (en coincidencia con la separación del grupo pop, en 1982) y se centra en un grupo de jóvenes que viven diversas historias de amor y amistad en los últimos días de las vacaciones de verano. El personaje principal, Emma, acaba de cortar en malos términos con su novio y necesita un logro que la ayude a recuperar la autoestima y salir adelante. Ahí aparece como salvavidas el concurso para convertirse en la nueva dancing queen de la disco Waterloo, en reemplazo de Lady M, la drag queen que retiene el cetro y la corona del lugar desde hace años. Lo que no se imagina Emma es que, entre las sucesivas etapas del certamen de baile, iniciará una nueva relación amorosa (no exenta de cierto dramatismo) con Fernando, que le devolverá la fe en el amor y en el género masculino. Alrededor de esta historia principal se desarrollan otras dos, también de tenor afectivo: la de los mejores amigos de cada uno, Moira y Galo, y la del primo de éste, Rolo, con Lady M, que aporta una cuota LGTB+ a la trama.
A lo largo de las escenas se van sucediendo las canciones más icónicas de ABBA (a veces justificadamente, otras por que sí), entre ellas “Chiquitita”, “Dame, Dame, Dame”, “Voulez-Vous”, “S.O.S.”, “Fernando”, “Ring Ring Ring”, “Super Trouper”, “Money, Money, Money”, “Gracias por la música”, “Todo al ganador” (en este caso con unas armonías distintas a las de la versión original), “Honey Honey”, “Dancing Queen” y las que dan pie al título y subtítulo del espectáculo: “Waterloo” (¡incluida en el álbum homónimo, que este año cumple 50 desde su edición!) y “Summer Night City”. Todas son interpretadas y bailadas por el elenco protagónico –Carolina Domenech (Emma), Bruno Coccia (Fernando), Aitana Salvia (Moira), Cristian Zevallos (Galo), Lucas Spadafora (Rolo) y Naza Marozzi (Lady M)–, al que acompaña un ensamble de ocho bailarines: Adrián Altamirano, Gustavo Viñes, Rocío Plaza, Catalina Peliza, María Belén Arilla, Gerónimo Esthirle, Valentina Zapata y Julieta Strauch.
Si bien la propuesta destila cierto amateurismo (si se la compara con otros musicales de la cartelera porteña), cumple con el objetivo de entretener y hacer cantar a la platea (nutrida de espectadores muy jóvenes) durante la hora y media que dura el espectáculo. Ganaría aún más si se eliminaran algunos pasajes reiterativos de la trama y se sumara más delirio a las participaciones del personaje drag queen. Quienes mejores salen parados en el resultado final son Carolina Domenech (con antecedentes en las factorías de Cris Morena y Disney+) y Bruno Coccia (que participó de las versiones locales de Hair, Casi normales y Kinky Boots), por su frescura y porque cantan y bailan muy bien. Y fundamentalmente la coreógrafa Georgina Tirotta, quien ofrece aquí –sin tener un cuerpo de baile con gran trayectoria a su disposición– un trabajo muy complejo y dinámico, de factura impecable, que se erige en lo mejor de la noche.
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