Vuelve el musical a El Método Kairós, con una historia de amor entre dos hombres
Entre barbijos y distanciamientos, una historia de amor entre dos hombres llega al Método Kairós, en Villa Crespo, sala en la que el consagrado actor, director y dramaturgo Mariano Taccagni (Shrek El Musical, Saltimbanquis, La Novicia Rebelde, Eva, Identidad testimonial) estrena el sábado, a las 20, Che, amor, con letra y canciones de su autoría y música de Agustín Konsol.
Como niños en su primer debut teatral, así dicen estar de contentos, Taccagni y dos de sus intérpretes, Nicolás Leguizamón y Agustín Iannone, en diálogo con LA NACION. Aunque también son parte del equipo Matías Asenjo y Gladys López. "Volver a una sala es como tomar oxígeno. Nuestro trabajo está aquí y para poder hacerlo respetamos los protocolos indicados para el teatro. El público tendrá que ingresar con barbijo y no se lo podrá quitar durante la función. Se le tomará la temperatura al llegar y el ticket de entrada y el programa le es enviado a su celular. Del teatro sólo se ocuparán 30 plateas, de las 100 que tiene la sala y se contará con todas las medidas de ventilación indicadas por las autoridades", anticipa el autor-director.
Si bien Taccagni y Agustín Iannone actúan en Identidad testimonial que se presenta al aire libre hasta hoy, en los jardines del Auditorio de Belgrano, para Nicolás Leguizamón (Hair-50 Años, Saltimbanquis, In The Heights), que vivió su infancia en Mataderos y comenzó a despuntar el vicio de los musicales en la escuela primaria, éste es un regreso muy esperado.
Con Che, amor, Taccagni dice que inaugura el subgénero de humor negro romántico, porque dos de sus protagonistas están en pareja. Uno está vivo y el otro que está muerto, regresará a la tierra, o mejor dicho al departamento en el que conviven, para contar algunos de los misterios del más allá, si los hay. Esta troupe de comediantes se completa con un stripper y una vecina. También es una comedia de tres tenores, porque sus intérpretes varones tienen ese registro y cantarán desde baladas, hasta blues y tangos. "Son siete canciones que suman a los textos (aclara el director). Como es una obra de cámara son muy cortitas. En el teatro musical, las canciones tienen que ser una consecuencia orgánica de la escena, para expresar ese instante de emoción particular, de profundidad del personaje. Contar con Agustín Konzol en música es una garantía. Porque trabaja en función de la historia de los personajes y el registro de cada intérprete. Lo mismo ocurre con Laura Montini (coreografía), Alejandro Vázquez y Sofía Escalante (escenografía y luces) y mi asistente, Agustín Moreno. De un maestro como Carlos Gianni (Hotel Oasis) aprendí que los egos se deben dejar de lado y hay que pensar en todos y en cada uno, para construir un muy buen espectáculo. Esto también me lo decía mi padre, Adalbo Taccagni, que trabajó 25 años con Tato Bores y en muchas otras compañías. A mí como a él me gusta formar compañías de teatro y armar una suerte de familia con mis amigos actores, para que se luzcan todos y cada uno. Este es un grupo de teatro independiente, formado por profesionales que transitamos el circuito oficial y el comercial de la calle Corrientes. Hacer este musical nos permite algo más íntimo y disfrutar con la misma energía".
Luego de haber presenciado un breve ensayo, el ritmo ágil de las sitcom se impone y despierta la risa y las emociones más diversas en el que observa. Esto ya estaba presente en Hotel Oasis, un homenaje al maestro de los musicales Hugo Midón, que Taccagni dirigió el año pasado; y en Sala de profesores, también por él escrita y a la que define, como su ingreso a la comedia.
"En el escenario también hemos implementado lo que hacemos en la vida diaria y se ha hecho rutina –destaca el autor-. Como el diseño escenográfico es una casa, los personajes al ingresar se lavan las manos con alcohol en gel y un hecho que nos asombró y llenó de alegría, es que, debido a que los actores no pueden tomar contacto unos con otros, los sentimientos y las emociones se agudizan y surgen más intensos. Las miradas, los gestos y las voces, además de las coreografías que hacen evolucionar el relato, adquieren matices distintos".
"Hay momentos en que los personajes tienen una cercanía a menos de un metro, pero el protocolo dice que esto no debe durar más de 1 minuto. No hay besos, no hay abrazos, en realidad no tuvimos que forzarlo porque la dramaturgia tampoco lo pedía. Es un reaprendizaje", reflexiona Taccagni y aclara que la pieza la escribió durante la cuarentena para enviar a un concurso y por alguna cuestión de la tecnología, el material nunca llegó a destino. "Le contaba al elenco que eso fue una señal para mí. Si el texto ganaba la iba a dirigir otro. Como deposité mucha fe en esta pieza me dije que debía elegir a los actores y poner manos a los ensayos, que primero fueron vía zoom. El Método Kairós me había ofrecido hacerla en la calle, luego surgió esta posibilidad y en principio serán sólo cinco funciones".
Aunque Mariano Taccagni hace 25 años que ejerce como profesor de literatura, Che, amor no proviene de una lectura previa, sino de una anécdota. "Laly Vidal, la protagonista de Hotel Oasis, me contó que uno de sus perritos había muerto y un día ella tuvo la sensación de que había reencarnado en otro animalito. Su otro perro reconoció en un ratoncito que entró a su casa, una presencia a la que no le ladraba, al contrario lo dejaba como hipnotizado. Esa historia me atrapó y de la anécdota surge el primer monólogo de uno de los personajes, que es de un romántico humor negro. A los autores nos surgen las ideas y luego al escribirlas ya no sabemos hacia dónde nos conducirán. El texto se va formando solo. Siempre había escrito piezas más trágicas o dramáticas. Soy una persona con mucho humor, mi marido, mis amigos también. Gracias a Sala de profesores descubrí lo gratificante que tiene la comedia y ver a la gente reírse, me emociona. Diego, el personaje que hace Nicolás (Leguizamón) vuelve de la muerte a reencontrarse con su casa y su pareja. Primero no percibe esa presencia que trae una sabiduría muy especial y luego de haber atravesado el túnel de la muerte retorna al hogar para desmitificar esta cuestión del cielo y a reencontrarse con su pareja. No me detengo en una filosofía post mortem, pero el que regresa despierta interés porque trae una sabiduría muy especial".
Nicolás Leguizamón agrega que al leer la obra, el director-autor le propuso que elija qué personaje le gustaría hacer. "Me veía en el papel de Diego, que toca alguna fibra muy personal mía. A Agustín (Iannone) lo había visto en Hair y a Matías (Asenjo) lo conocía de verlo actuar, pero con matices totalmente distintos. Luego en la primera lectura me di cuenta que Mariano conoce muy bien a los actores, porque los personaje de los tres parece que hubieran sido escritos pensando en nosotros. Gladys López también está perfecta como la vecina, que le aporta humor y sensibilidad a la historia".
"No estamos haciendo esto por dinero, aunque tengamos que pagar nuestros impuestos. Lo gratificante es volver a un escenario que es el lugar en el que nos nutrimos los artistas. Tenía otro proyecto, participar del musical Come From Away, dirigido por Carla Calabrese, en el Maipo, pero se suspendió. Estos meses tuve la suerte de hacer vía streaming dos musicales Broadway de ayer y de hoy e Identidad testimonial. Esta última, ahora la estamos haciendo al aire libre, con público, en Belgrano, y la reestrenaremos pronto en otra sala. Pero regresar a una sala pequeña, tan intimista, es enriquecer mi trabajo como actor y cantante", agrega Agustín Iannone que es diseñador gráfico y el creador de la imagen del programa.
Che, amor
De Mariano Taccagni
5, 6, 12, 19 y 20 de diciembre, a las 20
El Método Kairós (El Salvador 4530)
Entradas: alternativateatral.com.ar. $ 500.
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